Erika es una princesa de una isla llamada fortuna, una noche antes de su coronación sus padres son asesinados por un completo desconocido y ella es salvada por un hombre enmascarado que la lleva a otro mundo, pero ¿cómo confiar en este hombre? si es...
Después de que Ashkore desapareciera me escondí entre unos arboles a cambiarme de ropa, aunque odiara reconocerlo el tenia razón, mi ropa era demasiado llamativa y si quería esconderme que mejor que hacerme pasar por una humana común y corriente.
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Admito que esta linda la ropa, ahora en busca del portal.
Después de caminar unos cuantos metros bosque adentro encontré el circulo que menciono Ashkore, me metí en el y llegue a una sala inmensa donde se encontraba un cristal enorme con un brillo azul hipnotizante. Sabia perfectamente que tenia que salir de ahí cuanto antes pues podrían creer que era una ladrona si alguien llegaba. Cuando estaba por salir de la sala una mujer kitsune entro en ella. Al verme llamo a un ogro que creo era un guardia.
Kitsune:- ¿Quién eres y como entraste aquí?
Erika:- Yo atravesé un circulo de setas y aparecí aquí.
Ashkore tenia razón, tenia que fingir no recordar nada.
Erika:- Yo... no se donde estoy, lo ultimo que recuerdo es que estaba huyendo pero no se de que, a lo mejor me golpee la cabeza o algo por el estilo. ¿Podrían ayudarme?
Hice la mirada mas desesperada y confundida que pude, la Kitsune pareció relajarse y le dijo al ogro que bajara su arma que hasta ese entonces había apuntado hacia ami.
Kitsune:- Al parecer sufres de perdida de memoria. Mi nombre es Miiko soy la jefa de este lugar. Tengo que encargarme de unos asuntos importantes así que quédate aquí y no te muevas que ya tengo muchos problemas con los que lidiar aquí.
Sin mas que decir salio de la sala seguida del ogro. Yo no podía quedarme ahí, tenia que encontrar un lugar en el que me brindaran protección y por lo visto ese no seria el lugar. Decidí buscar la forma de huir de ese sitio sin embargo era muy grande y sin querer encontré una despensa, tenia hambre ya que no había comido desde que huí del castillo, vi un poco de pan en la mesa y pensé en tomar un pedazo, cuando mi mano iba a tocarlo alguien la desvió. Frente a mi se encontraba lo que yo reconocí como un elfo con el pelo muy largo y azul como el mar mismo. Sabia que no estaba haciendo nada grave pero aun así me sentí culpable de que me descubrieran.
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