Capitulo 11: La verdad dentro las sombras

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El ambiente era tenso en esa habitación, el momento de silencio era como una eternidad sino fuera por los jadeados del muchacho pelinegro que indican que el tiempo seguía su curso. Randall comenzó a acercarse lentamente a Shadow Weaver mientras alzaba su mano con la palma asemejando a una espada y su Stand imitaba la acción; la hechicera abrió los ojos asustada de su destino final, pues en los ojos de ambos no había rastro de duda en la decisión que estaba por tomar. En un intento desesperado, ella buscó con la mirada a cierta persona que tal vez podría salvarla y con una voz de clara suplica y extendiendo su mano hacia las personas fuera de la habitación de Adora; gritó.

"¡Por favor, ayúdame!"

Y justo cuando la mano del Stand estaba por bajar para asestar un golpe fatal para romper el cráneo de la bruja, Adora se interpuso en el camino del ser etéreo y Catra retuvo la mano de su novio; sorprendida de la fuerza que estaba ejerciendo el muchacho para acabar con una vida. Al ver el rostro alarmado de Adora y el contacto de las manos de Catra se detuvo de inmediato y molesto porque defendieran a alguien como esa mujer.

"¡¿Por qué rayos interfieren?! ¡Ella no es más que escoria que debería desaparecer!"  Bramó furioso pero incapaz de seguir por temor de lastimar a ambas. En el rostro del Stand estaba plasmado una cara de furia que nadie podría creer que pudiera poner Randall desde que lo conocen, el cual contradecía la expresión calmada y amigable que veían en él todos los días.

"No podemos dejarte hacer algo tan vil como eso a alguien incapaz de defenderse, y mucho menos si esta inconsciente."  Fueron las palabras de la reina que lo trajeron de vuelta en si mismo.
¿Inconsciente? Relajándose al escuchar eso, el Stand se retiró y su habilidad también desapareció. Adora y Catra suspiraron de alivio cuando vieron a su novio ya un poco más calmado; la rubia moviéndose a un lado para mostrar a la infame hechicera completamente quieta tirada en el suelo.

La reina Angella ordenó a los guardias que se llevaran a Shadow Weaver a otro lugar; una de ellas se acercó para susurrarle algo a ella y le contestó de la misma manera, y en cuanto asintió, ella y otro guardia se la llevaron de la habitación a 'quien sabe donde' dejando a Angella, Adora, Bow, Glimmer, Catra y a Randall con un incomodo silencio muy pesado y tenso, nadie sabía que decir o hacer ahora con la revelación que el muchacho había soltado.

"Uhm... Yo... Iré a Casta para que venga al castillo, necesitamos el consejo una hechicera ahora por la infiltración de Shadow Weaver."  Y con eso, la reina Angella se retiró, dejando solo a los jóvenes allí.
Los chicos miraban muy preocupados a Randall por su reciente arrebato asesino; puede que ellos no fueran el blanco de dicho arranque, pero todos sintieron escalofríos cuando vieron que él no dudaba en matar. Bien sabían de sus extraños cambios ligeros de personalidad cuando usa diferentes Stands, eso estaba muy claro y más cuando ya sabían como es el verdadero él, pero esta vez no había equivocación alguna: "Él" era quien quería matarla, y nadie más.
Randall seguía parado en su misma posición con una mirada sombría y molesta mirando al suelo, pero de inmediato se borró cuando sintió sus manos siendo apretadas con ligera fuerza y que ese agarre temblaba, y alzando la mirada se encontró con los ojos asustados y preocupados de las dos chicas más importantes en su vida; recapitulando su comportamiento de hace unos momentos, se arrepintió de que lo vieran en ese momento tan oscuro de él. Apretó gentilmente las manos de ellas y les sonrió con dulzura, la misma que ven todos los días cuando están juntos; todos se tranquilizaron al verlo. Las manos aún libres de las chicas fueron a los hombros del chico y los apretaron con firmeza y ahora lo miraban con seriedad, era claro que querían respuestas y él no se negaría a darlas; y suspirando con derrota miró a ambas.

"Les diré lo que sucedió, pero no les gustará oírlo... Y mejor nos ponemos ropa más adecuada ahora, ya se me fue el sueño por culpa de esto."  Respondió con sinceridad y un poco de humor para relajar el ambiente, y era cierto, a todos se les fue el sueño y sería mejor ya no estar en pijamas.

She-Ra y Las Princesas del Poder: El que no Debió ExistirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora