Himnos para dos generaciones.

Don't give up

Es como la droga que adormece todo lo que un día sentiste y pensaste y todo aquello por lo que reíste y lloraste y luchaste.

Una pelea de sentimientos y razonamientos que te llevan siempre a operaciones sin solución para alguien que sólo entiende de la unión de palabras, del sentido de las emociones y cómo plasmar una mirada en un verso.

Es cierto aquello de que la nicotina es el antídoto de los nervios, de las penas. Un cigarro es el compañero fiel de esa botella que has dejado vacía tras tu última caída, porque ya no luchas, ya no sueñas.

Ya me dirás qué es una vida sin imaginar finales alternativos.

Miedo.Angustia. Mierda.

Si por mi fuese te compondría una canción de esas que pone los pelos de punta, de aquellas que cuando las escuchas vuelas a un sitio sin localización concreta en el mapa; pero con la que te pierdes en un universo de sensaciones.

Te regalaría Venus, Marte, Júpiter y Urano en un envoltorio de sonrisas y recuerdos. Y es que aquello de las estrellas ya no se lleva, la resaca sentimental del tiempo que después acaba con la ilusión de cualquier poeta. Porque tú eres un poeta escondido de sus calles y su musa, eres caballero sin espada, un mito sin leyenda.

¿Sabes? No te puedo tender la mano y nunca seré tu hombro. Jamás podré darte ni fuerza ni esperanzas.

Pero te daré todo lo que pueda y todo lo que sé. Y lo único que todavía domino son estas letras, ahora es tu turno descifrar las entrelíneas de este escrito y averiguar la solución a la ecuación de tu sonrisa: Sé fuerte que yo estaré ahí cuando no haya más mundo que un universo sin estrellas.

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Textos: Loreto Sesma.