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Narra Rose.

Con sus dos manos tomo mi cuello y me atrajó hacia el, uniendo nuestras bocas en un beso intenso y apasionado, me empujó contra la pared de madera y puso mis manos encima de la cabeza, mi mente se había dado unas vacaciones en el la isla de la racionalidad ya que me sentía en la nubes y no había poder alguno que me bajara de allá arriba.

Impaciente arranque mis manos de las suyas y tomé su rostro para acercarlo más a mí, me subí a su torso y el le dió un fuerte apretón a mi trasero.

-Ya quiero probarte nena. -pronunció sobre mis labios y por inercia comencé a hacer fricción con el, sentía tan caliente y húmedo mi aparato sexual.

Sentí como me arrojaba a algo blando y me pregunte en que momento habíamos llegado a la habitación.

-¿Estas lista? -me miró con sus ojos grises ahora de un tono color negro.

-Cierra la boca y hazme tuya. -sonrió burlesco y se quitó la  camisa botón por botón.

Lo odiaba.

Me levanté para quitársela yo misma pero quito mis manos arrojandome de nuevo al colchón.

-¿Por qué tan apresurada Roseanne?-me dió una sonrisa ladina.

-Oh vamos ¿Es encerio? -asintió mientras quitaba lentamente su camisa y la aventaba a algún lugar de la habitación.

-Rose tu y yo tenemos que hablar. -desabrochaba el cinturón de su pantalón.

-Yo no quiero hablar yo quiero sex... -saco de una el cinto haciendo que esté rozará con mi rostro.

-Nena te voy a dar algo más que simple sexo. -se subió encima mío y tomo mis manos sujetándolas con ese mismo cinto. -Vamos a jugar que yo soy tu secuestrador y tú eres mi rehén, estamos en una cabaña y yo te tengo prisionera, la policía está allá afuera, solo que hay un ligero problema. -metio ligeramente una de sus manos dentro del boxer, me sentía tan impaciente que levanté mis caderas.

-¿Cual? -mi voz salió entrecortada.

-Te enamoraste de tu secuestrador y el secuestrador se enamoró de su rehén. -susurró sobre mis labios.

Y sin pena llevo su mano más abajo, tocó ligeramente mi intimidad y yo sentía que moría, y aún más cuando con dos de sus dedos comenzó a hacer circulos en mi clítoris.

Con su mano libre levantó su camiseta hasta el nivel de mis pechos y sin pudor comenzó a besar uno de ellos, le ayude a quitarla por completo mientras hacia fricción ahora con sus manos. Miraba mi expresión de éxtasis y parecía disfrutarlo. Rozaba su miembro con mi vientre y se paró de repente, fue hacia su maleta y saco una tira de condones.

Me avergonce.

De verdad íbamos a hacerlo.

Con su mano le dió un masaje a su miembro mientras me miraba.

-¿Quieres ponermelo? -puso la tira de condones frente a mi cara y me quito el cinturón de las manos, la tomé tímidamente.

Cheque disimuladamente que fuera seguro y lo abrí con mis dedos, se lo puse y me jalo del pie para estar más cerca, bajo su bóxer y el que me prestó.

-Eres la primera mujer a la que se lo hago con amor Rose, no vuelvas a sentirte menos por qué eres más que todas, ni siquiera tienes comparación ya que tú eres perfecta, en todo el sentido de la palabra. -metio uno de sus dedos ligeramente y yo me tense. -Mirate y mirame, no se que diablos hice para merecerte, pero estoy tan agradecido. -metio dos dos de sus dedos y solté un grito ahogado. -No quiero estar ya con nadie más, solo contigo, lo juro, te lo juro Rose. -senti un tercer dedo pero lo saco enseguida junto a los otros dos.

A J E D R E ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora