{Capítulo 9}

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Nuestras bocas iban al compás mientras yo rodeaba el cuello de Miguel para sentir su cuerpo contra el mío y él presionaba sus manos en mis caderas.

Cada vez estaba sintiendo más y más pasión y sé que él también.

Cerré los ojos mientras besaba su cuello y entonces me vino una recuerdo a la cabeza de mi primer beso con Liam. Aquella noche en la recogida de premios, en ese precioso hotel de York. Recordé cada pequeño momento de esa velada y fue lo que hizo que me detuviese y me diese cuenta de la locura que estaba haciendo. No sabía con certeza nada de lo ocurrido, ni siquiera sabía si Liam me había engañado; pero sabía que la solución no era besar a otro hombre, porque nadie me podría dar lo que me había dado Liam.

-Miguel. -me separé con nerviosismo. -Ésto está fatal, solo ha sido un ataque de histeria, yo...

-No tienes que darme explicaciones, Vicky; la culpa es mía... -parecía avergonzado.

-Soy lo peor, no puedo creerlo. -revolví mi cabello con exasperación. -es casi imposible que Liam me haya sido infiel, ¡¿cómo he sido capaz de replantearmelo?!

-Hey, tranquila; no...

-Lo siento. -le interrumpí en lo que fuese a decirme. -Será mejor que me vaya.

Sin ser capaz de mirarle a la cara, corrí por los fríos y oscuros pasillos de la cárcel hasta llegar a mi celda.

Noté las miradas de mis insoportables compañeras de celda, pero no tenía fuerzas para ni siquiera discutir con nadie.

Me tumbé e intenté cerrar los ojos para aclarar mis ideas, ya que tenía por asumido que esa noche no pegaría ojo.

Y así fue; no dormí en toda la noche

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Y así fue; no dormí en toda la noche.
Pasé la noche en vela y llena de arrepentimientos, aún no me podía creer lo que acababa de hacer.

Había sido un beso, quizá un poco salvaje y apasionado, pero solo un beso. Igualmente, Liam no se merecía nada de eso. Él había sido el único que me había ayudado, cuidado, querido y esperado en esos últimos meses, había puesto su vida patas arriba y yo se lo devolvía de esta forma tan horrible.

Estaba completamente segura de algo: amaba a Liam con todo mi corazón desde el primer día que lo vi y nada de eso había cambiado. Nuestra relación había sido y era muy complicada, habíamos pasado todo tipo de momentos y habíamos salido de todos, juntos. Aún no habíamos salido de la peor, pero Liam no se rindió nunca y siguió a mi lado incluso cuando apenas nadie estaba. Los barrotes de prisión no habían podido con lo que él sentía por mí, y yo no podía sentirme peor por lo que acababa de hacer.

Había encontrado al hombre de mi vida por fin y no había sido consciente de que podía perderlo por un estúpido desliz.

***

-Miguel, tenemos que hablar. -susurré mientras cogía una bandeja del comedor.

-Te veo en el pasillo cuando acabes de comer. -susurró él con disimulo.

Asentí y me senté en una mesa solitaria.
Apenas comí media manzana y salí del comedor, desde que entré a prisión apenas comía.

Llegué al pasillo desierto y ahí estaba Miguel. Me cogió con delicadeza la barbilla para que le mirase a los ojos:

-Tienes que comer más.

-Miguel, tenemos que hablar. -respondí seriamente. -Lo que pasó anoche fue un gran error, yo... no quiero que hayan confusiones, amo a Liam con toda mi alma.

-Tranquila, Vicky; no volverá a pasar. Además, si se supiera, ambos estaríamos en un buen lío.

-Y tanto... -sobretodo él, si se supiera de ésto podrían despedirle. -¿No crees que debería decirle a Liam la verdad? No me gusta engañarle.

-Lo sé, entiendo que no te agrade mentirle, pero creo que a veces ocultar la verdad es mejor que decirla. -respondió. -No fue nada más que un beso, ¿no? Pues mejor que quede en el olvido.

Lo que ni Miguel ni yo sabíamos era que Abigail estaba escondida tras una columna, escuchando absolutamente todo.

Víctima entre RejasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora