{Capítulo 23}

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Todo parecía estar sacado de un sueño. Había una grandísima cama en el centro, decorada con muchas velas a su alrededor; también una mesa para dos con una cena romántica preparada. Todo estaba decorado con luces y velas, y el sonido de las olas del mar al romperse lo hacía todo aún más precioso. Teníamos la playa entera para nosotros solos, no podía estar más feliz en ese momento.

-No me lo puedo creer

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-No me lo puedo creer... -murmuré.

-¿Te gusta? -preguntó.

-¿Estás de broma? ¡¡¡Me encanta!!! -grité. Me lancé a sus brazos con euforia. -¿Cómo has preparado todo ésto?

-Tengo mis contactos... -respondió haciéndose el interesante y me reí.

Nos sentamos en la mesa y comenzamos a cenar. Todo estaba delicioso. La brisa que corría lo hacía todo más mágico aún.

Pasamos horas hablando, poniéndonos al día y contándonos absolutamente todo. Por mucho que Liam me había llamado y visitado durante mis meses en prisión, no era lo mismo.

Había echado tanto de menos su compañía... No tenerle cerca cada día, olerle, abrazarle y besarle... Se me había hecho horrible. Era increíble cómo, en apenas unos meses, Liam se había vuelto tan importante en mi vida.

Teníamos la playa para nosotros solos. No tenía ni la menor idea de cómo había conseguido una playa para los dos solos ni cómo había montado esa preciosidad, pero estaba como en una nube de lo fascinada que me sentía.

No podía estar más feliz. En cambio, Liam, lucía feliz pero extraño. Parecía algo nervioso.

-Vicky, tengo que decirte una cosa... -dijo. Confirmé mis sospechas; algo pasaba.

-Bien, pues dime. -respondí, intentando ocultar los nervios que de imprevisto aparecieron en mi interior.

-Ven... -me cogió del brazo y me sentó en la cama.

Liam se sentó en el borde de la cama, frente a mí, y cerró los ojos. Se pasó unos segundos mirando al horizonte mientras le daba vueltas a algo que yo no sabía, y a mí se me estaban pasando miles de cosas por la cabeza mientras.

-Bueno, voy. -me miró de nuevo y agarró mis manos con intensidad. -Victoria Collins, Vicky para todos... Todo empezó aquella mañana, cuando me bañaste de café al chocarte conmigo. -hizo una pausa y me reí al recordarlo. -Nunca me llegué a creer eso del "amor a primera vista" pero, desde aquel momento en el que nuestras miradas se cruzaron, jamás te he podido sacar de mi cabeza. Vicky, mi pequeño torbellino. En apenas unos meses, has cambiado mi vida al completo, has puesto todo patas arriba. Siempre te culpas de ello, y yo solo puedo darte las gracias por haberlo hecho. Gracias a ti, me di cuenta de muchas cosas que antes no veía o no quería ver; he cerrado etapas para empezar otras, he tomado grandes decisiones... pero, sobretodo, gracias a ti he descubierto lo que de verdad es enamorarse. Tenía una concepción del amor bastante errónea, pero ahora lo tengo todo más claro que nunca. Contigo he descubierto lo que de verdad es querer a alguien, no parar de pensar en ello y volverse loco por la persona a la que amas. Porque sí, Vicky, estoy más que seguro de que te amo, te amo con locura. He pensado tanto en este momento y he creído que nunca llegaría, pero aquí estamos. Estos últimos meses han sido horribles, pero a su vez me han demostrado que, si hemos podido superar todo ésto juntos, estoy seguro de que quiero pasar el resto de mi vida contigo; seguro de que quiero formar una familia contigo, no separarme de ti, y sobretodo envejecer a tu lado. -se levantó de la cama y se arrodilló frente a mí. Abrí los ojos con intensidad, sin ocultar las lágrimas que salían de mis ojos por todo lo que me había dicho. A él también le brillaban los ojos con intensidad. Sacó una cajita del bolsillo de su pantalón y me lo preguntó. -Vicky Collins, ¿quieres casarte conmigo? 

-¡Dios mío! ¡¡¡Claro que sí, sí quiero!!! -salté de un brinco a sus brazos y le comí a besos

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-¡Dios mío! ¡¡¡Claro que sí, sí quiero!!! -salté de un brinco a sus brazos y le comí a besos. Los dos estábamos muy emocionados, sin esconder nuestras lágrimas.

No podía creerme nada de lo que estaba pasando. Si la velada ya estaba siendo demasiado genial para ser real, tras la pedida ya sí que fue perfecta. Me iba a casar con el hombre que más había querido en mi vida, con el hombre que más me había cuidado y querido y, sobretodo, la persona que más me amaba en este mundo.
Yo también tenía claro que quería pasar mi vida con él, tener hijos que nos llamasen a ambos papá y mamá, y envejecer a su lado.

***

Pasamos horas bañándonos en el mar. El agua estaba a una temperatura perfecta. La paz y serenidad que reinaba allí era increíble.

Deseaba parar el tiempo y que ese momento nunca terminase.

Deseaba parar el tiempo y que ese momento nunca terminase

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-Te quiero, Vicky. -susurró mientras me besaba.

-Y yo, Liam. -respondí yo entrecerrando los ojos.

Me dormí rodeada por él, sobre su pecho. No podía pedir más.

Víctima entre RejasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora