{Capítulo 14}

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Solía mantener la calma en muchas situaciones, pero en ese momento estaba demasiado nerviosa. Me dirigía a mi primera ecografía y no tenía aún ni idea de lo que iba a hacer con el bebé.

Por mucho que lo había pensado y las miles de vueltas que le había dado, no había llegado a tomar ninguna decisión; así que decidí dejarme llevar y esperar a ver la ecografía.

Por una vez en mi vida dejaría de darle miles de vueltas a la situación y esperaría a ese momento para decidir.
Habían más contras que pros acerca de seguir adelante con el embarazo, pero aún no tenía nada claro.

Miguel debía estar a punto de llegar. Me dijo que estaría conmigo en todo momento, además de que era obligatorio en el reglamento de la prisión para evitar cualquier problema.

-Tranquila. -susurró Miguel mientras abría mi celda. Asentí y salí, siendo el centro de mirada de todas.

-¿Pero a dónde te lleva este bellezón, mosquita muerta? -oí. No sabía que responder y me callé.

-A un lugar donde no le importa; señorita, haga el favor de no gritar. -ordenó Miguel mientras me agarraba del brazo para salir del módulo.

Los cuchicheos continuaron pero en ese momento me importaban poco.

Caminamos en silencio hacia la enfermería.

Un doctor de unos 40 años nos abrió la puerta; parecía muy agradable. Entramos a la sala de ecografía los tres.

-Buenos días. -sonrió amistoso. -Soy Marcos, el doctor de aquí. Túmbate en la camilla y ponte cómoda mientras voy a por mi material. -dijo antes de salir.

Me tumbé en la camilla y cerré los ojos. Igualmente, sabía que Miguel me estaría observando. Los nervios volvían a crecer. Deseaba tanto que Liam estuviese a mi lado en ese momento...

-Ya estoy aquí

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-Ya estoy aquí. -abrí los ojos al escucharle. -¿Cuál era tu nombre?

-Vicky. -respondí. -Bueno Victoria, pero todos me llaman Vicky.

-Perfecto, Vicky. -mientras encendía el ecógrafo me hizo algunas preguntas. -¿Qué edad tienes?

-26.

-Vale; ¿cuándo te vino tu última menstruación?

-No lo recuerdo exactamente, pero hace unos meses ya. Por eso me hice la prueba, no era normal en mí. -dije.

-Okey. Ahora te voy a pedir que levantes tu camiseta y bajes ligeramente tu pantalón hacia la cadera para poder realizar la ecografía. -dijo él.

Levanté un poco mi camiseta y acomodé los pantalones hacia la pelvis.

El doctor aplicó un gel suavemente en mi vientre y di un salto.

-Perdón...

-No pasa nada. Es la primera vez, ¿verdad?

-Sí. -afirmé. Suspiré, deseando que no me preguntase por el padre. Por suerte no lo hizo.

-Bueno, pues tranquila; nada de ésto te dolerá. -al ser él tan agradable, no me incomodaba.

Pasaron apenas unos minutos (en los que mis nervios seguían aumentando) hasta que el doctor me avisó:

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Pasaron apenas unos minutos (en los que mis nervios seguían aumentando) hasta que el doctor me avisó:

-Mira aquella pantalla. Ese es el bebé. -señaló.

Cuando lo miré, algo cambió en mí. No sé qué fue ni cómo fue, sólo sé que algo pasó, algo distinto y nuevo para mí.
De repente, mi decisión ya estaba clara: tendría ese bebé.

Siempre estuve súper a favor del aborto y más en situaciones extremas (como podría considerarse mi caso) pero, fue ver al bebé en el monitor y tenerlo todo decidido. No podía renunciar a él.

-Es precioso. -no pude evitar emocionarme. -o preciosa, no sé. -los tres reímos.

-Aún es pequeño para saber su sexo pero, si decides tenerlo, podremos descubrirlo en las próximas citas. -explicó mientras movía suavemente el monitor. Yo seguía en shock. -Ahora vamos a escuchar los latidos de su corazón.

Pulsó unos botones de la máquina y se comenzó a escuchar. Bombeaba con fuerza pese a lo pequeño que era.

No pude evitar llorar de la emoción. Ese era mi bebé; no le había visto aún y ya lo amaba, ya deseaba tenerlo en mis brazos y protegerle, darle mimos, verle crecer y quererle con toda mi alma.

-Bueno Vicky, como ves, todo está correcto. -el doctor cogió un pañuelo y comenzó a limpiar mi zona abdominal del gel. -Aún tienes unas semanas para decidir si quieres abortar o seguir adel...

-Quiero tenerlo. -le interrumpí, decidida. Miguel no pudo evitar su cara de sorprendido y el doctor se detuvo.

-Bueno, te veo muy segura. Igualmente, como te decía, tienes unas semanas aún por si cambias de opinión. Voy a salir un momento a la sala de al lado a por unos folletos y revistas sobre el embarazo que te pueden interesar. Puedes terminar de vestirte mientras. -dijo.

Me incorporé para sentarme bien en la camilla y coloqué de nuevo mi ropa.

Miré al suelo mientras pensaba en todo lo que acababa de pasar. De repente toda esa gran felicidad que sentía fue interrumpida por una nube de pensamientos negativos que no pude evitar.

-¿Qué te ocurre? -Miguel se acercó a mí al darse cuenta de ello.

-Tengo muchísimas ganas de tener a ese bebé, pero no estoy segura de merecerlo. No sé si estaré a la altura de ser una buena madre o si podré darle a mi hijo todo lo que querré darle. -confesé, cabizbaja.

-Estoy seguro de que serás una madraza. -dijo él.

-¿Y cómo estás tan seguro de ello? -pregunté.

-Porque sé que a ese bebé no le va a faltar ni amor ni cariño por tu parte. Vicky, no te preocupes y disfruta de este momento de tu vida, te aseguro que será único.

Le sonreí a boca cerrada y me dio la mano de forma cariñosa.

-Sé que no soy Liam y que lo que más quieres es tenerle contigo ahora, pero bueno; estoy aquí, estoy aquí para lo que necesites

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-Sé que no soy Liam y que lo que más quieres es tenerle contigo ahora, pero bueno; estoy aquí, estoy aquí para lo que necesites. -susurró.

Víctima entre RejasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora