El despertar de Toi fue especialmente duro, Mabu le dió dos patas mientras bociferava maldiciones recalcando lo vago que es. No podían culparlo de tener sueño, el día anterior fue toda una carrera. Además, no había dormido cómodo, la habitación que se le dió estaba por completo vacía, ni siquiera un trapo por mera educación le ofrecieron; aunque Mabu ya le había informado de la falta de amueblado. Había pasado frío y le dolía las extremidades, pero había sido mejor que nada.
Mabu seguía hablando sobre actitudes y trabajos que aprender, detallandole cada mínimo aspecto de su estadía.
— Las damas trabajan en la casa del Kappa desde las ocho de la mañana hasta las dos de la madrugada, está terminantemente prohibido interrumpir su trabajo a menos de que sea la hora del almuerzo, el té o la cena — explicaba Mabu —. Solo en esos casos podrás llevarles su comida junto a las de su invitado, aunque no suele ser nuestro trabajo... A menos que las yuujos esten convenientemente ocupadas — miro de reojo a Toi, el cuál asintió en señal de entendimiento —. La paga normal es dividida y solo se te da un tercio para que comas, lo demás es usado para pagar tu renta en la casa.
— Entonces ¿De cuánto es la paga? — Mabu le miro fijamente, sus penetrantes ojos verdes mostraban severidad ante la pregunta, para simplemente girar su cabeza y hacer como que jamás pregunto nada.
— Te mostraré el camino más rápido al restaurante que se encarga de enviarnos alimento. Asegurate de aprender el camino de memoria para no perderte — Mabu hablo con frialdad.
"Ha cambiando el tema" pensó Toi indignado, sin poder imaginarse lo poco que le pagarían. Por la expresión de Mabu entendía lo insatisfecho que estaba en su posición, Toi se preguntaba que era lo que ataba a Mabu a la casa del Kappa ¿Estaría mentido en una deuda con el señor Keppi?
El expendió de comida era cerca y sus precios bastate razonables, además de que eran gente de confianza del Señor Keppi. Toi se sintió inquietó por la mirada de la vieja que atendía el lugar, una mujer pequeña y de cabello grisáceos que fumaba dejando el olor a humo impregnado en su cuerpo.
— ¿Uno nuevo? — la vieja acomoda sus gafas, como si estuviera examinando al joven. Toi sintió un escalofrío recorrer su cuerpo con la potente mirada de la anciana.
— Si — contestó Mabu con simpleza —. La honorable dama lo trajo.
— ¡Ah! Kazu-chan lo recogió — contesto sin sorprenderse, parecía referirse a Toi como a un cachorrito —. Recuerdo que cogía perros pequeños, Keppi siempre se enfurecía. Hanako acababa por recibir todos los regaños — menciono con naturalidad. Toi se extraño mucho con la mención de una tal Hanako, le daba bastante curiosidad pero sentía que no era de su incumbencia. La vieja continuo hablando —. Puedes venir cuando quieras a comer, te haré un precio especial por ser joven y guapo — sonrió la mujer, Toi asintió agradeciendo a lo bajo con incomodidad notoria —. Dime ¿Cuántos años tienes?
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- Oiran - [Toi×Kazuki]
Fiksi PenggemarEl periodo Edo en Japón podría ser considerado como el tiempo de calma antes de la tormenta, con un costo muy alto al crear barreras imaginarias que lo llevarían al aislamiento durante un largo tiempo. Pese a su recluimiento, Japón floreció con gra...