Capitulo 33

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Las semanas pasaban rápidamente, Ono nos mantenía al tanto de lo que ocurría en las lejanías, gracias a el nos enteramos de que Brizz, Rani y Azaad se habían hecho mucho mas fuertes, entendí que esto no nos lo podíamos tomar a broma. Sin embargo habían nuevos integrantes que estaba seguro eran dignos de su puesto en la guardia del león, Kiliam ciertamente había acertado en cuanto a sus compañeros de equipo.

El, que era el líder de la guardia y el mas feroz había juntado a un pequeño grupo de animales, cada quien con su propia cualidad; Haraka, un joven leopardo rápido y sigiloso; Hatari, un pequeño camaleón con el alma valerosa y heroica, Shujaa, un inexperto halcón que tenía una visión perfecta para su edad, claro que también entraba en el equipo Sasha, quien era la mas fuerte de todos los de su guardia. Todos dispuestos a proteger las tierras del reino con sus vidas, igual a nosotros en nuestros inicios.

Siempre nos mantuvimos alertas, sin embargo parecía no haber ningún indicio de ellos. En su ausencia decidí pasar tiempo con mi familia, el ver crecer a mis pequeños, y ver a Kiliam ocupando el puesto que yo ocupaba antes, junto con su hermana Quitza que se preparaba para ser reina, me hacía pensar que el tiempo volaba

Me levanté un día temprano, salí a la cima de la roca del rey, donde ya se encontraba Ono dispuesto a darme el informe matutino, mientras avanzaba sonreí con melancolía recordando aquellos viejos tiempos en los que mi padre me instruía sobre los cuidados del reino, que eran muy pocos momentos, pero en los cuales valía la pena estar.

-Buenos días rey Kion- dijo Ono haciendo una reverencia.

-sabes que no es necesaria tanta formalidad amigo- le dije mientras el se disculpaba y comenzaba con su reporte... ahora entiendo porque mi padre odiaba levantarse cada día, no por ser demasiado temprano, sino por tener que escuchar siempre las mismas palabras sin variación alguna, era un sacrificio justo si contamos que antes protegíamos el reino y ahora si pasa cualquier cosa no necesitaremos esperar a que sea demasiado tarde.

Pronto el informe terminó y después salió volando no sin antes despedirse. Decidí dar un recorrido por mi cuenta. Divagué sin rumbo por un largo rato, sorprendiéndome al encontrarme en un punto que no visitaba desde hacía ya mucho tiempo.

-la roca plana alta...- dije para mi recordando la primera vez que me perdí en las lejanías, sacudí mi cabeza alejando los recuerdos y decidí regresar, pero una voz me lo impidió. Era un viejo enemigo, pero no parecía demasiado entusiasmado con atacarme, estaba herido.

-Ki-kion... p-por favor ayúdame...- suplicó débil antes de caer rendido sin conocimiento. Era de las lejanías, pero eso no me impedía sentir empatía por aquellos que estaban muy mal.

-Janja...- dije débilmente mientras me acercaba, lo cargué y lo llevé a un lago cercano, donde al cabo de unas horas despertó.

No tenía fuerzas ni para levantarse, y con trabajos consiguió beber un poco de agua. Lo observaba buscando algún fallo, una señal de que era una trampa pero lo único que podía ver en sus ojos era dolor, tristeza y miedo. Entonces decidí hablar.

-¿Quien te hizo esto?- le pregunte señalando sus heridas.

-en cuanto descubrimos que Scar solo nos usaba para cumplir su venganza quisimos irnos y...- dijo débilmente -entonces aparecieron... esos tres que venían de lejos...- Supe de quienes se trataban, pero con temor a preguntar los describí de forma indirecta.

-¿una leona de pelaje marrón y un guepardo de pelaje dorado junto con un tigre blanco, todos con una cicatriz en el ojo izquierdo?- y mis sospechas se confirmaron al verlo asentir.

-si... sus nombre eran... Rani, Azaad y me parece que Brizz, o algo así...- dijo el en respuesta mientras miraba al suelo -no parecían estar actuando por su cuenta, un brillo especial en sus ojos parecía controlarlos...- dijo sin saber describir lo que vio.

Kion x Fuli: Un Amor Para Siempre Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora