Capitulo 34

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Los días pasaban, en ningún momento descuidamos lo que hacían quienes estaban controlados por Scar, sin embargo no había movimiento alguno. Por otro lado en las praderas todo parecía ir tranquilo, desde que Janja había llegado a las praderas se había comportado muy bien.

Estaba pensando seriamente en dejarlo residir como habitante formal en las praderas, digo, ha mostrado un buen comportamiento y no creo que quiera volver al lugar donde sus amigos fueron asesinados...

Como todos los días, desperté temprano y salí a la cima de la roca del rey, donde en pocos minutos llegó Ono, pero con el traía a alguien que desconocía, no decidí prestarle demasiada atención y solo me dirigí a Ono, si venía con el debía ser por algo.

-buenos días Ono, ¿que hay de nuevo en la praderas?- pregunté como todos los días, solo que esta vez el venia acompañado de una joven águila, le calcularía una edad similar a la nuestra aunque no estaba seguro.

-todo parece tranquilo, las lejanías están sin actividad aparente y en las praderas los animales parecen convivir en paz, Janja no ha hecho ningún destrozo, está muy calmado- respondió Ono, luego la pequeña águila me miró directamente -ah si, lo siento, ella es Anga, la encontré mientras patrullaba las lejanías, al parecer ella está interesada en ayudarnos- respondió Ono quitándole importancia.

-bueno, veremos que hacer... ¿eres nueva?- le pregunté a Anga.

-si, vivía en una parte alejada en mitad de la nada, pero decidí venir aquí, han hablado muy bien de sus tierras, y me encantaría tener la posibilidad de ayudarles en lo que sea- dijo ella segura de si misma. Me gustó su actitud, fuerte y con carácter.

-bien, eres bienvenida a las praderas, por lo pronto pensaré la manera en la que nos puedas ayudar- le dije en respuesta y luego miré a Ono -¿puedes conseguirle un lugar para que se quede? y de paso muéstrale el reino- le pedí a mi amigo.

-claro- dijo el emprendiendo el vuelo junto con ella. Y cuando desaparecieron de mi vista decidí recorrer el reino, como ya era costumbre.

Lo recorrí sin rumbo fijo, pero al darme cuenta había llegado a un lago, y recordé varias escenas de mi vida, recuerdos que por supuesto se vieron interrumpidos por la aparición de un viejo cocodrilo que conocía muy bien.

-...- no dijo nada, solo me miro, le devolví la mirada y después de un asentimiento volvió a hundirse en el agua.

-jhm... hoy no parece estar muy de buenas...- dije para mi mismo antes de seguir con mi recorrido.

Sin embargo algo no me daba buena espina, me sentía observado. No sabía como ni de donde, pero mientras sintiera que era vigilado no iba a volver a casa, eso sería poner en peligro a mi familia. Me quedé frente a un lago pequeño.

Unos arbustos frente a mi parecían moverse con cada movimiento que yo hacía. Aunque sin acercarme del todo pude distinguir unos ojos verdes profundos. Creí saber quien era, y como lo sabía no podía confiarme. 

-sal de ahí, ya se que piensas atacarme y llevarme a las lejanías de rehén- le dije a la sombra.

-...- esa sombra no dijo nada, simplemente cerró sus ojos y sentí el movimiento de las hojas moviéndose.

-si no sales será peor...- le dije preparándome para cualquier cosa. Nadie salió -...- me acerqué muy lentamente, sin hacer el mas mínimo ruido, y cuando estuve seguro de que estaba a mi alcance, aparté la vegetación de un zarpazo. Nadie estaba ahí. Pero unas huellas sospechosamente parecidas a las de una leona delataban que había estado siguiéndome dede hace mucho tiempo.

-¿así que a eso vamos a jugar ahora eh?- dije mientras me internaba en el profundo follaje de plantas.

Seguí las huellas hasta llegar a la entrada de una pequeña cueva con una luz muy lejana, pero todo lo que yo veía es que era obscura. No entré. Sabía que era una trampa. Me di vuelta y regresé a la roca del rey, donde ya se encontraban mi familia despierta y Fuli regresando con una buena presa. Definitivamente no era ella.

Kion x Fuli: Un Amor Para Siempre Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora