When I met you

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2014

Una cárcel había remplazado a otra. Aunque estaba agradecida de estar en un lugar cómodo, comenzaba a impacientarse... Había pasado una semana y sus sentidos estaban adormecidos. Sabía que tarde o temprano debía despertar y buscar su camino, solo que antes tenía que buscar al hombre que había asesinado a quien más quería y hacerle ver su suerte.

Y también al hombre que lo había orquestado todo. Durante años había repasado una lista en su mente, como si de una canción se tratase. Pero dos nombres resaltaban por mucho en su larga lista negra.

Y odiaba admitirlo, pero la inteligencia de SHIELD era su mejor oportunidad para encontrarlos. Tenían los recursos y debía encontrar la forma de llegar a ellos. Si tan solo Clint le diera un respiro y le dejara sola al menos un rato...

Cerró los ojos y por un momento, regresó al momento que había cambiado toda su vida y propósitos... había sido enseñada a sobrellevar todo y aún así, fracasó rotundamente.

«¿Qué hace aquí una chica tan bella y sola?»

«Soy su asistente, Señor... debo permanecer en mi escritorio»

«Cariño, puedes tutearme. Dejemos las formalidades... sabes que no van conmigo.»

Un par de golpes le hicieron volver y reincorporarse para atender a la puerta. Cuando abrió, se encontró con un rubio vestido con ropa casual, el cual se veía algo sorprendido.

—Estaba por el lugar y vine a cerciorarme de que estás bien— Dijo con una sonrisa ladina.

Steve no podía creer que delante de él estaba la chica que había encontrado en aquel hueco sucio en insalubre. La mujer ante él era completamente diferente... era notorio que se había recortado el cabello y ahora le llegaba a media espalda, lucia rojo intenso y sedoso al tacto. Las ondas enmarcaban un rostro y una sonrisa perfecta. Incluso había notado el verde de sus ojos, además de sus largas pestañas.

—Luces bien, me alegra que estés mejor—dijo sinceramente.

—Gracias por todo, Steve— le sonrió, mostrando una dentadura perfecta— Por fin pude ver mi rostro otra vez... ¿Te gustaría un café o un té, quizás?

Dudó si debía propiciar una conversación con el hombre, pues no quería verse envuelta en un interrogatorio... pero debía mostrarse agradecida de alguna forma.

—Déjame invitarte, además creo que te gustará salir y ver un poco del mundo exterior.

—Me gustaría mucho, ¡gracias!.

La guió hasta el estacionamiento, donde abordaron el coche de Steve y tomaron camino hacia la ciudad. Natalia pasó todo el trayecto observando los cambios de la ciudad través de la ventana del copiloto; habían pasado casi 23 años desde la última vez que vio los grandes edificios de Nueva York.

—¿Te gusta la ciudad? ¿Habías estado antes aquí?— Cuestióno, desviando unos segundos la vista a su copiloto, para después volver a concentrarse en el camino.

Natalia asintió, sabiendo que la veía por el rabillo del ojo. Pensó un poco sus palabras, hasta que al final dejó salir algo no tan revelador.

—Hace muchos años... Nueva York luce diferente a lo que recuerdo—Murmuró viendo las aguas calmas del Hudson.

Luego de algo mas de veinte minutos conduciendo, Steve aparcó en un lugar libre sobre la calle 66 y antes de que la pelirroja bajara, él rodeó el coche para abrirle la puerta. Lo cual le agradeció, era uno de esos gestos que se habían perdido despúes de los 70's.

Se adentraron al café, donde encontraron una mesa libre a un costado del gran ventanal, por el cual podía apreciarse la majestuosidad de Central Park y los colores que indicaban que la primavera estaba muy cerca; Ordenaron un par de americanos y algunos postres para acompañar, que esperaron con una charla ligera... pero esta fue interrumpida súbitamente por la persona que Natalia menos esperó.

—Hey Rogers, ¿quien es la chica?— Escuchó una voz grave tras ella.

—Stark...— Escuchó a Steve decir y sintió palidecer, ¿Qué hacía ahí?.

El castaño se sentó en el lugar libre frente a ellos, bebiendo de su Smoothie verde y viendo con interés a Steve y su acompañante. Ella se veía impactada, al ver al recién llegado.

—Ya que no piensas presentarme como el caballero educado que pensé eras, yo lo haré, gracias— se inclinó para ofrecer su mano a la pelirroja— Mucho gusto, Soy...

—Anthony Edward Stark—murmuró Natalia casi sin aliento, aceptó su mano y la mantuvo entre la suya más tiempo del necesario.

Vió detenidamente cada uno de sus gestos, su cabello, esa sonrisa socarrona herencia de su padre, sus ojos tan expresivos y tristes a la vez... quiso poder sostenerlo entre sus brazos y decirle cuánto le extrañó, pero seguramente él no la recordaba y lo mejor era mantenerse en las sombras, como acostumbraba.

—Bien, me conoce señorita... ¿Usted es?—Contestó con algo de inseguridad, bebiendo otro sorbo de su vaso.

—Si, bueno... vi un artículo esta mañana en el periódico y aparecía una foto suya— vió a Steve, para que tradujera lo que la chica le dijo en Alemán. Aún debía mantener su cubierta. luego vió fijamente a Tony y sonrió incómoda—Natalia Romanova.

—Oh, es la chica que...—empezó, con una sonrisa pícara— ¡Oh! Recuerda que no debemos aprovecharnos de las víctimas... bueno, no se ve tan desvalida, no está nada mal, Rogers.

Steve rodó los ojos y resopló cansinamente. Tony jamás cambiaría.

—No porque no te entienda puedes hacer esas insinuaciones delante de ella, Stark— Aclaró.

—Yo pensaba que te iban más las castañas, o las rubias del mismo apellido— Tony rió, pero al ver la expresión del capitán, volvió a la seriedad.

Para aligerar su tensión, Natalia decidió que lo mejor era apartarse un momento. Tenía muchos sentimientos encontrados; temía cometer cualquier mínima equivocación y echar todo por la borda.

—Iré al tocador, Steve— Dijo al rubio y se adentró en el local, intentando controlar el temblor en todas sus extremidades.

La pelirroja puso el cerrojo tras de ella luego de entrar al pequeño baño. Mojó su cara y con un montón de toallas que humedeció en el lavabo, intentó aliviar su tensión, colocándolas en su cuello.

Suspiró sonoramente y se vió al espejo. Era la oportunidad perfecta para escapar... sería mejor llevar a cabo sus planes por fuera. Pero sentía la imperiosa necesidad de estar cerca de él, aunque hubiera prometido jamás volver a verlo. ¿Como podría cumplir esa promesa, cuando volvían a estar cara a cara por obra del destino?.

Quiso llorar, quiso reír y abrazarlo y no soltarlo... quería tantas cosas que no podían ser, porque ella no lo merecía.

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Más tarde habrá un capítulo más..

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AFTER  ⧗ DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora