1. Una chica normal

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"-Te prometo que siempre seremos un equipo, jamás pelearía contra ti My Lady"

No importaba cuanto tiempo hubiera pasado, ni las cosas que habían cambiado, esas palabras, esa promesa, siempre estaría en su corazón, clavada como una espina que sólo causaba dolor. Pero ahora no era el momento de recordar, tenía un trabajo que completar.

Ladybug corría por los tejados de la ciudad bajo un cielo despejado y un sol brillante, el paisaje de la ciudad del amor era verdaderamente hermoso de no ser por el akuma que irrumpía la tranquilidad del lugar. Podía escuchar los gritos de los ciudadanos, podía sentir su miedo, la adrenalina corría por sus venas como electricidad, lanzó su yoyo evitando que un transeúnte fuera arrollado por un automóvil sin control.

Continuó su camino hasta donde estaba el akumatizado, una mujer que lanzaba semillas de plantas que crecían de manera anormal y atrapaban a las personas con sus enredaderas, los pétalos de algunas flores hacían que estos se desmayaran y fuera más fácil atraparlos. La observó detenidamente, tratando de buscar el lugar donde se esconde su akuma cuando una voz irrumpió sus pensamientos.

Genial.

Simplemente genial, ahora el problema se había duplicado en menos de diez minutos.

-Hola My Lady, ¿Lista para la pelea?- dijo con su tono despreocupado y confiado.

-No me digas así- respondió ella molesta mientras hacía girar su yoyo.

-Siempre tan malhumorada, Bugaboo, ¿acaso no estás feliz de ver a tu gato favorito?- movió las cejas de manera insinuante, cosa que sólo la hizo enojar más.

Ella se lanzó contra Chat Noir, mientras Ladybug lo atacaba, el chico no hacía más que gestos de cansancio fingido cada vez que desviaba los ataques de la chica. El caos en la ciudad avanzaba y ella sabía que no tenía mucho tiempo, debía volver a casa antes de que sus padres o Alya notarán que no estaba ahí.

Se alejó de Chat Noir, observando un cinturón con varias cosas de jardinería, seguramente ahí estaba el akuma.

Con su yoyo se elevó por el cielo directamente a la villana, quien la recibió con un golpe de una de sus plantas.

-¡Ladybug, entreganos tu Miraculous!- exigió la mujer.- ¡O todo París sufrirá el poder de Madre Selva!

Noto a Chat Noir acercarse a ella, una gota de sudor cayo por su frente, estaba cansada.

Cansada de pelear contra villanos, cansada de tratar de averiguar quién era Hawk Moth, cansada de luchar con quien una vez fue su amigo..¿Por que no podía ser una chica normal? ¿Por que el maestro Fu le había dado tal responsabilidad a una adolescente? Porque nadie era como ella, porque nadie resistiría lo que ella, porque en el fondo sabía que ese era su destino.

-¡Lucky Charm!- grito, lanzando su yoyo al cielo y recibiendo un atomizador.

-¿Piensas rocearla hasta la muerte?- escucho decir a Chat Noir que estaba acercándose cada vez más.

.

-¡Miraculous Ladybug!- grito la heroína regresando todo a la normalidad.

Los gritos de alegría de los parisinos y algunos aplausos no se hicieron esperar, había sido un trabajo bien hecho, Chat Noir la miraba molesto, colgado de un poste con una cuerda.

-¡Hey! No puedes dejarme aquí colgado- reclamo el chico, ella sonrió, de esa forma que sólo ella hacía.

-Observame, gatito- contestó burlona antes de lanzar su yoyo y desaparecer entre los edificios.

Chat Noir sabía cuál era su única salida, invoco el cataclismo y lo uso en la cuerda, cayendo de golpe contra el pavimento; las personas cercanas a él lo miraban con miedo y molestia, quizá nunca se acostumbraría a eso.

Se levantó adolorido y se dirigió a casa, molesto y triste, sabía que lo había decepcionado, era lo único que hacía en los últimos tres años. Por supuesto él no estaba para recibirlo, sólo estaba Nathalie quien lo vio con tristeza, extendió un pedazo de queso para su kwami y negó con la cabeza.

Sabía que su padre, Gabriel Agreste no estaría disponible esa noche y que no deseaba verlo, entre sus funciones en la empresa y ser Hawk Moth, el tiempo se le iba de las manos. Así que decidió encerrarse en su habitación, quería tocar el piano.

-¿Por que estás tan melancólico, Adrien?- interrogó Plagg con un trozo de queso que rápidamente engulló.

-Volvi a fallar Plagg...

-No has fallado, los Miraculous de la creación y destrucción no deben unirse, niño.- regaño el kwami.

-Solo así regresara mamá Plagg- recordó el chico.

-Deberias hacerle caso a Ladybug, ella sabe más de lo que parece.

Adrien no respondió, era inutil pelear con el kwami; defendería a Ladybug hasta el fin, pero él no podía, simplemente no podía volver a confiar en ella. Lo recordaba claramente, sus afiladas palabras que confundieron su mente  y aquel chico que usaba el Miraculous de la tortuga, aquel al que amaba y que jamás dejaría por él. Era una hipócrita, fingía miel cuando era hiel, por lo menos su padre era sincero, por lo menos no lo usaba.

Las notas del piano dejaron de sonar, por la ventana se veían grandes gotas de lluvia caer, deseaba salir y sentí la lluvia sobre su piel, su cabello empapado.

-Plagg- llamo- Las garras.

El pequeño kwami no tuvo oportunidad de rechistar, rápidamente fue absorbido por el anillo de su portador.

Ya transformado, Adrien salió por la ventana, el ruido de la ciudad se combinaba con el de la lluvia, los autos que transitaban iban con una velocidad moderada y casi no había gente por la calles. Subió al techo de un edificio y empezó a correr, cerro los ojos cuando tuvo que saltar a otro techo, se sentía libre, lejos de aquella fría casa y de la indiferencia de su padre.

Libre de su vida como Adrien Agreste, sin las sesiones de fotos, sin las clases de esgrima, chino y piano, aparte de su entrenamiento con su padre para mejorar sus poderes y controlar sus emociones.

Levantó la vista y la vio, iba saltando, igual que él, de techo en techo, estaba empapada y se le veía cansada ¿Por que no estaba en casa, disfrutando de un poco de chocolate caliente? Ella iba a directamente hacia él pero al parecer no lo había visto, curioso, también se acercó.

Ladybug se resbaló, soltando un gritito y llevándose una mano al yoyo para evitar su caída, pero no fue necesario, una mano enguantada la sujeto, ayudándola a subir. Pensó que quizá se trataba de Rena Rouge, más al ver las orejas y el traje de gato, su corazón dio un brinco.

-Gracias gatito- dijo sinceramente, sonrojándose por el apodo que le había dado cuando aún eran amigos.

Chat Noir no dijo nada, soltó su mano como si le quemará, aunque estaba ansioso de de volver a sentir su tacto, entonces noto la mochila que llevaba en la espalda, ella la bajo y la abrió buscando algo.

Saco un paraguas negro y le sonrió, sin decir nada lo abrió y se lo dio. Chat lo tomo con cierta desconfianza.

-A ningún gato le gusta el agua- se rasco la cabeza con cierta incomodidad, cerro la mochila y volvió a colocársela en la espalda.

Lanzó su yoyo y volvió a desparecer de su vista. Con su tacto sintió un grabado en el mango.

"A. Agreste"

Las mismas iníciales que estaban en el paraguas que le dio a Marinette, estaba sorprendido de que Ladybug lo tuviera.

Oh por Dios...

Marinette y Ladybug, no podía ser ¿O si?

¿Cuando se habían hecho amigas? No lo sabía, pero estaba dispuesto a averiguarlo.

Siempre fuiste tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora