Capítulo 3.

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Leandro al ver mi reacción salió del despacho dejándome sola, realmente agradecía que hubiera hecho eso porque ahora mismo lo estaba odiando con todo mi ser ¿Cómo pudo ser tan cerdo conmigo? Ya había notado que era virgen y aun así decidió seguir.

Después de meditar un poco más me dispuse a ponerme el vestido que tenía en mis manos, cuando terminé me senté en una de las sillas de cuero marrón que se encontraban en la oficina, no podía creer todo esto ¿Mi madre estará bien? Todavía ni se quién es este hombre, solo sé que le dicen "El rey" y su nombre es Leandro pero realmente no tengo idea de quién es o que hace.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no noté a una señora de aproximadamente cincuenta años acercarse a mí, esta puso una de sus manos en mi hombro y sonrió cálidamente, que amable –Pensé.-

Señorita su habitación ya está lista, permítame guiarla hasta ella por favor y después de que se cambie puede bajar a comer si gusta –No podía creerlo, aparte de que me violan me quieren dejar aquí encerrada, eso sí que no.-

¿Mi habitación? –La señora asintió.- Lo siento mucho pero yo no planeo quedarme en esta casa y mucho menos bajo el mismo techo de la bestia que usted tiene por jefe –Deduje que era su jefe ya que la señora traía ropa de servicio.-

Lo siento señorita pero si usted sale de esta casa lo más probable es que me muera antes de pisar la salida principal –Abrí mis ojos un poco ante aquella confesión.- Hágame caso por favor, no quiero que la lastimen –Ya derrotada me puse de pie y seguí a la señora hasta la segunda planta.- Por cierto, mi nombre es Amery pero puede decirme Amy, usted se parece a la chica de la película de Disney, valiente.

Opté por guardar silencio y solo asentí a todo lo que Amery me decía, realmente estaba tan estresada con todo esto que solo quería huir, cuando abrí la puerta de "Mi habitación" Quedé perpleja ¿Acaso toda esta ropa que se veía en el armario era para mí? Caminé hasta el gran ventanal para apoyarme en él, desde aquel lugar podía confirmar lo que Amy me había dicho hace poco, esta casa estaba rodeada por un batallón de hombres armados.

-Me giré sobre mis talones y fui hasta la puerta.- Amy ¿Qué hago aquí? –Tapé mi rostro con un poco de frustración, ya estaba cansada.-

Señorita es usted ahora la señora Del Rey –Abrí mi boca en forma de O, esta señora estaba loca, oh si.-

Yo no soy señora de nadie, soy una modelo –Amy asintió y se acercó lo suficiente para acariciar mi rostro.-

El señor fue a New York a ver el desfile de los ángeles de Victoria's Secret y apenas la vio a usted andar por la gran pasarela sintió atracción, el realmente siempre ha hecho lo que quiere, entonces habló con su manager para acordar una viaje a Italia todo esto con un plan de promocionar "Ropa" –Vi como hacia comillas con sus dedos.- Pero fue mentira, usted fue raptada y drogada por tres días mientras se realizaba el viaje de New York hasta acá señorita, La Toscana Italiana y ha permanecido encerrada en el sótano por una semana mientras el jefe volvía de su viaje –Ahora entendía todo, mi amigo claramente no tenía nada que ver en esto.- Por esos días usted dormirá en esta habitación y todo lo que necesite nosotras las empleadas la complaceremos, como puede ver todo lo que se encuentra aquí también es suyo –Termino de decir y sin darme cuenta Amy ya había salido de la habitación cerrando con llave la puerta.-

¡Amy! –Grité mientras golpeaba la puerta con toda mi fuerza, realmente odiaba sentirme encerrada.-

Después de un rato gritando y golpeando la puerta decidí mejor meterme al cuarto de baño, deslice el vestido por mi cuerpo hasta que cayó al suelo; me metí a la ducha y abrí la llave, sentí el agua correr por mi cuerpo se sentía tan bien, acabo de media hora salí del baño, me puse la ropa interior para luego ir directo al armario, este era realmente lindo, tenía bastante ropa aunque alguna no era de mi talla, agarré un vestido de girasoles y me lo puse dejando caer la toalla al suelo, agarré esta y la colgué. Fui directo a la ventana, podía ver un gran rio desde mi habitación, todo esto parecía mentira, me recosté un rato en la cama cerrando los ojos un poco y sin darme cuenta ya había caído en un largo sueño.

Mafia Italiana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora