La Condena Del Maldito

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—Siempre te admire padre, eras tan fuerte y te mostrabas débil ante nosotros, siempre preocupándote por la familia, eras todo lo que yo quería ser… Un hombre — pensaba Diago mientras seguían el rastro.

La nevada tomaba fuerza, el rastro empezaba a borrarse, lo cual obligó al grupo apurarse.

—¿Podré hacerlo? ¿Tengo la sangre tan fría para matar a mi propio padre…? — la duda lo aprisionaba, tenía que estar listo para encarar a su padre, pero por más que el quisiera no podía sentir esa chispa.

“Salva a nuestro padre”

Recordó las palabras de su hermano mayor, podía comprenderlas mejor, quizás el odiara lo que le hizo a él, a su madre y a la prometida de Lewis, pero el era su padre, aquel que velo por ellos, todo era culpa de aquella terrible maldición y lo peor de todo es que era su responsabilidad, como hermano mayor debía estar preparado para lidiar con ello.

El sonido de la batalla llamaba al grupo, las espadas gritaban en cada choque dado entre ellas, los gritos de dolor no se hacían esperar, al igual que los gruñidos de la bestia.

Lo que encontraron no era lo esperado, se trataba de Isaac, cruzaba espadas con Jeff, mientras Oswald encaraba a un licántropo, al parecer era un convertido, el cual llegó a su transformación, Wilmore estaba tirado en la nieve, su pecho tenía una larga herida.

—¡Deben morir! ¡Solo así se purificara la tierra! — Jeff tenía la fuerte creencia que solo la muerte de los niños los salvaría de la mal.

—¡El mismísimo arcano lo dijo! ¡Solo la sangre de su descendencia podrá dar fin a la maldición! — sonaba exasperado por intentar hacer entender a Isaac.

—No derramaré más sangre de inocentes en esta tierra, hemos hecho cosas terribles para sobrevivir… — miro sus temblorosas manos, realmente no podía creer en sus acciones pasadas, el mato al igual que Jeff a varios pobladores de su hogar — ¡¡¿Y PARA QUE?!! ¡¡NADIE TENÍA NADA!! ¡¡TANTA MUERTE PARA NADA!!

Shawn y los hermanos quedaron sin palabras, la revelación era muy cruel, Greta dio un paso al frente, a ella le dolía más esa noticia.

—¡Por su culpa murió Effer! ¡El solo quería salvar su pueblo! ¡El solo nos ayudaba…! — la niña cayó al suelo en pleno llanto, se sentía tan frustrada de su muerte.

—Effer… yo lo siento — musitó Isaac mirando el pálido cielo, los sentimientos de Greta le fueron transmitidos.

Jeff pudo ver a los hijos de Gregor, estaban todos allí, su único estorbo eran Isaac y Shawn, sabía que no podía ganarles a los dos juntos, pero ellos no sabían todo lo que pasaba, la bestia defendía a su lider.

—¡Puedo acabar con todo aquí mismo! ¡No saben de la presencia del primer hombre maldecido, su padre! ¡El matará a Shawn al acercarse al los arboles! — pensó Jeff sin siquiera dudar, miro con desprecio a aquel que alguna vez fue su cabecilla, su figura a ser— ¡Solo debo matar a Isaac!

—Isaac, alguna vez fuiste todo lo que deseaba ser. Eras fuerte, siempre parecías saber lo que se debía hacer, pero en algún momento en esta pesadilla helada te equivocaste — sus palabras parecían no pesarle al hombre, el seguía lamentándose de la muerte de su amigo, eso hizo enojar a Jeff.

—Tus palabras valen nada — respondió luego de secarse las lágrimas del rostro, su voz sonaba más fría que la propia ventisca — tu solo me envidiabas, querías todo lo que tenía o podía poseer, por ello me seguiste, siempre me diste lastima.

—¡Maldito! ¡¿Cómo te atreves?! — su plan de Jeff fallo en ese instante, intento hacer que Isaac perdiera la cabeza ante sus palabras, pero él vio su plan y lo uso en su contra.

Un impulsivo ataque fue directo a Isaac, el fácilmente desvió la violenta estocada con su espada y atravesó a Jeff con su arma en el mismo movimiento.

—Perdiste tu oportunidad de matarme cuando hablaste — musitó al oído del hombre derrotado, él lo sabía y se sentía patético — estaba listo para irme con Effer a ver a las Deidades, pero tú estúpida voz no me permitió partir de este mundo.

Retiro su espada del cuerpo de su antiguo camarada, Jeff quedó paralizado aún incrédulo de su fin, tembló ante su agonía desplomándose sobre la helada nieve.

—Isaac… mátalo… al maldito, el actúa raro… es su oportunidad — Jeff murió luego de hablar, el hombre se sorprendió al oír sus últimas palabras, esperaba maldición y lamentos, pero no eso.

—Realmente te importaba el pueblo — dijo con pesar — lo siento.

Diago y Greta vieron ahora el camino libre para llegar con su hermano, avanzando hacia él.

—¡Alto! ¡No se acerquen! — exclamó Oswald al notar su presencia.

—¡El tiene razón nadie de un paso más! — advirtió Isaac, yendo con Shawn.

—¡¿Qué está ocurriendo?! — Shawn miraba como Oswald esquivaba los zarpazos de la bestia, pero no atacaba.

—Yo seguía a Jeff, este seguía al niño y a Oswald, pero ellos iban por el hombre maldito, el padre de los niños — la noticia sorprendió a Shawn.

—¿Entonces apareció ese licántropo? ¿Pero por qué? — Shawn no podía entenderlo, incluso el por qué no daba la cara el otro monstruo — ¿Acaso esta herido?

—No, pero paso algo similar al final de la batalla en el pueblo, una de las bestias se interpuso en su lugar — le recordó Isaac, la nevada impedía ver entre los arboles, nor podían mirar a la bestia.

—Si lo atacó. ¿La otra criatura me atacará? — pensaba el hombre tuerto mientras evitaba los golpes del licántropo, su cuerpo se acercaba a su límite, debía tomar una decisión pronto o moriría sin sentido — nadie me ayudara, mi muerte parece inminente, al menos debo redimir mis actos.

Oswald se sentía culpable de la muerte de Lewis, pensaba que si el hubiera estado a su lado estaría vivo, todo debido a él.

El licántropo ya desesperado de no poder herirlo se arroja sobre él, el guerrero vio su oportunidad, se preparó para recibirlo con su espada aunque eso significa su muerte.

—Estoy seguro que ellos podrán con el último — miro como las despiadadas fauces venían a él, pero algo golpeo la cabeza de la bestia matándola en el acto, Oswald se quitó, estaba atónito de lo ocurrido, era Wilmore quien disparo la flecha.

—¿Tú? — pregunto incrédulo acercándose lentamente.

—Tu me salvaste cuando esa criatura pudo matarme, me empujaste — su herida no era profunda gracias a las acciones de Oswald, el guerrero se sentía satisfecho de ver vivo al niño.

Los zarpazos de la bestia sonaban, todos se acercaron, pudiendo ver cómo las garras golpeaban los arboles, pero algo era notoriamente diferente, Gregor regresaba a su forma humana, el sufría al regresar a su estado natural, ya finalmente vuelto un hombre miro a sus hijos y a los dos hombres extraños.

—¡Por favor ayúdenme! — suplicaba un arrodillado Gregor desnudo, estaba exhausto y con una respiración caótica.

SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora