Me gustaría relataros una pequeña historia. Todo esto ocurrió hace unos meses, quizás mas tiempo... Pero no soy capaz de recordar muy bien en estos momentos.
<<Podría haber comenzado cualquier día, pero tuvo que ser un día de otoño bastante más frío de lo normal. El vecindario donde vivía la protagonista de este relato no era muy grande, pero la gente se conocida mucho entre sí. Era una gran calle llena de casas algo alejada del centro de la ciudad y el gran bullicio.
Dew es la persona de la que vengo a hablar. Su edad es de 17 años, no muy alta, de pelo anaranjado, ojos verdes y piel pálida a causa de no salir mucho de casa. La causa era simple... no veía necesidad a juntarse con los jóvenes de su edad. Prefería quedarse en su habitación jugado videojuegos y sumergida en sus animes. Simplemente era una Friki más en este mundo, aunque un tanto más solitaria de lo normal.
Desde más pequeña había mostrado ciertos trastornos psicológicos, entre ellos el hecho de no ser capaz de relacionarse con la gente que no conocía. Era muy tímida, callada... Aunque no tenía problemas con nadie ni era rechazada. Con el tiempo había logrado una amistad, una chica de su clase. Esta era más alta, de pelo castaño y rizado que también tenía mucho apego por los videojuegos. Ella fue quien le mostró el mundo que ahora la obsesionaba. El mundo de Minecraft. Puede sonar el típico cuento donde ven cosas extrañas en ese juego y acaban muriendo personas. Pero no, esto es completamente diferente. Todo nace de una obsesión por algo que Dew deseaba lograr hacer si no fuera por el miedo al dolor que ella tenía.
Para ella un creeper, era algo que le fascinaba. Ellos eran capaces de explotar sin más, sin dolor... De suicidarse. No tenía muchos motivos para hacerlo, nada le iba mal, pero su mente le decía a su misma que debía quitarse la vida en algún momento. Una voz le susurraba y le ordenaba que se autolesionara. Era por eso que había visitado varios psiquiatras... Había acabado auto medicándose, incluso debía tomar sedantes para dormir por la noche. Pero nunca eran capaces de encontrar en si el problema de su comportamiento raro y su modo de pensar. A veces llegaba a pensar en los humanos como algo no necesario, y cada vez su mente le hacía sentirse más excluida cuando no era así. Tal vez todo fuera causa de una enfermedad... Pero no eran capaces de diagnosticarle nada.
Un día en clase, Dew mantenía una pequeña conversación con su amiga. Sabían que esa noche habría una gran tormenta, así que habían hecho un pequeño plan para quedarse las dos justan a dormir.
─ Bueno, entonces ¿Esta tarde en tu casa después de comer? ─ Preguntó con una sonrisa la chica de pelo castaño.
─... Si y recuerda llevarte tu pijama... es... bueno esto de dormir en casa con una amiga, supongo...─ Dew respondió con un hilo de voz debido a su timidez.
El entusiasmo de la segunda era capaz de notarse, mientras que Dew solo puso una leve sonrisa en su boca en modo de mostrar su agrado. No pregunten el nombre de quien era su amiga, pues no tengo recuerdos de nombres más allá del propio de la protagonista de esta... historia.