5|Hospital

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Duff:

Salió y cerré la puerta. Ella es muy hermosa

— ¿Qué pasó después de que se fueron? — preguntó Steven

— No te tengo que contar mi vida, viejo  — respondí

— ¡Yo también quiero saber! — exclamó Slash.....muy bien, ¿de dónde salió?

— Bueno, ella estaba ardiendo en fiebre y me la llevé. Luego la llevé a mi cuarto y se quedó dormida. Después yo también me quedé dormido hasta que se le bajó la fiebre —

— Ows, te preocupaste por ella — dijo Axl. Tampoco me fijé en qué momento llegó jaja

—Claro que sí. Quién no se preocuparía. Yo no quería que se pusiera mal — mencioné. Se llama sentido común...

—¿Te gusta? — preguntó Izzy

¿De dónde demonios salen? ¿No tienen mejores cosas que hacer?

— No —

— Bueno, entonces tienes un concepto muy raro de lo que es gustar —comentó Slash

— Duff, hermano, te gusta. Todo lo que nos has contado los has hecho con detalles y solo haces eso cuando te enamoras — dijo Izzy

No, a mí no me gusta...sí les digo que me gusta, cosa que no es cierta, comenzarán a burlarse y es molesto

— Duff acéptalo —  insistió Axl

— Tú le gustas a ella — dijo Steven

— Bueno, y...¿qué pasa si me gusta? — cuestioné

— Pues sé directo — contestó Slash

—¿Y si lo toma a mal? —  pregunté

— No lo va a tomar mal, además, con las indirectas que hicimos ayer ella ya tiene más que claro que te vuelve loco — dijo Izzy

Negué con la cabeza.

— Bueno, tengo que irme. Quedé con ella para llevarla al trabajo — mencioné — Pero antes....— no terminé de hablar

Fui a la habitación en busca de la estúpida caja

— ¡Axl! ¿Dónde pusiste la caja de camisetas? — grité

—¡Aquí! —

Volví a la sala

Saqué una de las playeras con el logo de nuestro genial disco

— Le voy a dar una playera con nuestras firmas —

—¿En serio? — preguntó Popcorn

Cada uno firmó en su respectiva calavera en la playera. Ninguno puso resistencia...qué raro...

— Gracias chicos —

Salí y esperé abajo mientras pensaba en una canción de Metallica

Después de unos 5 minutos bajó, pero estaba llorando

—¿Estás bien? —  pregunté preocupado

—Sí sí, no te preocupes — respondió

—Tranquila, ¿Que pasó? ¿Todo está bien? — pregunté. Claramente nada estaba bien

— Atropellaron a mi amigo — contestó frustrada

— Ya no llores, por favor — intenté tranquilizarla

— Tengo que ir al hospital —

— Yo te llevo — comenté de inmediato — Solo déjame ir por las llaves del coche y vamos —

𝙰𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗 𝚝𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚟𝚘𝚍𝚔𝚊 | 𝙳𝚞𝚏𝚏  𝙼𝚌𝚔𝚊𝚐𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora