24|Live And Let Die

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— A mí dame otro vodka — le dije a la mesera, quien no dejaba de ver e insinuarse a Duff y eso me estaba poniendo algo celosa... mierda jaja.

— ¿Celosa? —preguntó Izzy por lo bajo.

— Ay....— suspiré. — Sólo un poco —

— JAJA, lo sabía —

— ¿Se nota tanto? — cuestioné.

— Sólo un poco — repitió mis palabras.

— ¡Breana, Breana, Breana! ¿Qué te pareció el concierto? — preguntó emocionado Steven.

La alegría que me provocó ver ese concierto fue increíble.

— Fue absolutamente épico. Ustedes tienen tanto estilo... — respondí.

— Que bueno que te gustó — dijo Duff. Se acercó para darme un beso.

Llegó la mesera y eso, nos dejó las bebidas.
— Aquí está todo — dejó a cada uno sus bebidas.

— Gracias — dijimos. 

El resto de la noche fue genial, Duff y yo nos levantamos a bailar, Axl se quedó sentado, cosa rara de él, Izzy se fue con unas chicas y se perdió por alguna parte del bar al igual que Steven y Slash bebía, mientras tenía un dinosaurio de juguete  que sabrá Dios donde consiguió. A veces son muy extraños estos chicos, pero no puedo juzgar si soy igual jaja en fin.

— Espera, voy por más bebidas — comentó Duff.

— Voy con los chicos, ya me cansé —

Me alejé un poco y fui a la mesa donde estaban ellos.
Me dejé caer en el asiento.

Axl levantó la mirada para verme y luego esta se volvió a perder.

— ¿Todo bien? — pregunté.

Suspiró.

— ¿Quieres hablar? — cuestioné de nuevo.

Volteó a verme.

Por la forma en la que sus ojos brillaban, se trataba de una chica, puede sonar raro pero sus ojos brillan según su estado de ánimo y sólo una vez lo he visto triste por una chica, Erin; ella lo dejó (francamente le doy la razón a ella) y él se puso demasiado triste.

— ¿Es una chica? —

Levantó la cabeza y  asintió.

— ¿Cómo se llama? — pregunté, pero no respondió.

Lanzó otro suspiro.

— Lana — contestó después de segundos de silencio.

Esa chica "Lana" era capaz de tener a Axl Rose en este estado de ánimo.

— ¿Qué hizo ella? —

— Se fue. Me mandó a la mierda por algo que no hice, si se hubiera ido por cualquier otra razón te juro que no estaría así y lo entendería porque puedo ser un completo idiota a lo extremo, pero esta vez no fue mi culpa y ni si quiera pude aclararle— comentó.

Ay...

—Pero es que... ahg, mierda. La conozco desde que tengo veinte años. Me alegro la llegada a L.A. y ahg.... —

Cielos... no sabía que decirle, hoy estaba en blanco.

Nos quedamos en silencio.

— ¿Por qué querías saber eso?— cuestionó.

— Porque eres uno de mis mejores amigos, casi como un hermano y odio verte triste. Me parte el alma ver  cualquiera de ustedes así —

Sonrió de medio lado.

𝙰𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗 𝚝𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚟𝚘𝚍𝚔𝚊 | 𝙳𝚞𝚏𝚏  𝙼𝚌𝚔𝚊𝚐𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora