Capitulo especial~I

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Este capítulo es lo que sucede en la consulta del médico de Jimin tras la "noticia" de que está recuperando la vista.

Narra JungKook

El doctor Choi ha explicado cada uno de los puntos por los que avanzará la situación de la vista de Jimin de aquí hacia delante. La sonrisa amplia y brillante del chico no se ha borrado en ningún momento de su rostro y la ansiedad que crece en mi pecho tampoco.

-Esto es algo que llevo esperando desde que me asignaron tu caso Jiminie. -El doctor abraza ambas manos del rubio sobre la mesa. -He de suponer que las pesadillas han desaparecido. -Y de golpe la tensión se siente en el cuerpo de Jimin a mi lado, pero parezco ser el único en notarlo.

-No exactamente. -Su voz suena baja y odio que su encantadora sonrisa se haya borrado.

-¿Han disminuido? -Pregunta de nuevo el doctor dando caricias con sus pulgares al dorso de sus manos. Jimin realiza una mueca incompleta de afirmación. -¿Sigues yendo al psicólogo al menos?

-No. -Susurra, rápidamente añade alejándose del tacto de su doctor. -Pero es porque estoy en Seúl y su consulta está en Busan. -Tanto la enfermera como su esposo pronuncian el nombre del rubio con riña. -De todas maneras no sirve de nada, no hablo con él. JungKook sabe mucho más en unos días que ese hombre preguntón que me juzga.

-¡Él no te juzga Jimin! -Replica el médico alzando ligeramente la voz. Yo sigo impactado por sus palabras, ¿realmente conozco más su historia que quien debe saberla para ayudarlo?

-Lo hace, como todo el mundo y nadie sabe ni un ápice de nada. -Su voz se ahoga y atrapa en su garganta dañando mi pecho. Busco contacto con sus manos para llamar su atención.

-Para poder ayudarte él necesita que le cuentes las cosas que te pregunta Jimin. -Le digo viendo cómo los profesionales de la sala asienten dándome la razón. -Igualmente si necesitas hablar con alguien que sea de tu confianza, esas personas, te vamos a escuchar.

-Mi ceguera es psicológica. -Los golpes que mi corazón da en mi pecho fuertes y rápidos bloquean con un tapón mis oídos.

-¿Qué significa eso? -Lo desconcertado que me encuentro resuena con eco entre más cuatro paredes del consultorio. Pensaba, creía, que Jimin estaba ciego por los golpes que recibió aquella noche, que al igual que causaron el coma causaron la ceguera. -Pensaba que era por algo en tu cerebro.

-Y lo es. -Habla el doctor Choi llamando mi atención de los labios temblorosos de Jimin. -El cerebro de Jimin ha bloqueado las neuronas y conexiones que trasmiten las corrientes nerviosas de lo que perciben sus ojos. -Miro a todos los presenten todavía sin comprender.

-Lo que mi marido quiere decir es que los ojos de Jimin ven, su cerebro puede procesar las imágenes; pero él es quien las bloquea. -Aclara con palabras sencillas y en un claro concepto la enfermera.

-¿Por qué? -Le pregunto directamente a él, ignorando a los demás, recolocándome en la silla para mirarlo de frente. -¿Por qué te haces eso Jiminie? -Su boca se abre y cierra, las plantas no salen de ella y comienzo a frustrarme.

-Si psicólogo tiene una teoría bastante acertada a mi parecer. -Interrumpe su balbuceo el señor Choi. -Opina que Jimin no quiere ver algo.

-Claro que hay cientos, miles, de cosas que no quiero ver. -Habla poniéndose en pie y rompiendo con ello nuestro contacto. -No quiero ver en la gran mierda que se ha convertido mi vida por estar enamorado y todo lo que ha afectado a los demás ello. -Las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas hacia su mentón en perfectas gotas saladas brillantes bajo la Luz del consultorio. -Odiaría verme, mi estúpida cara, la odio.

Rápidamente, sabiendo que se está derrumbando, lo acomodo en mi pecho colocando mi mano izquierda en su cadera y mi mano derecha tras su cabeza para dejarla reposar en mi pecho. Sus manitas arrugan mi camiseta haciendo puños comenzando a temblar de impotencia y de sentirse tan vulnerable. Muevo mis manos sobre él, en esos mismos lugares, tratando de reconfortarlo y relajar sus respiración que más que triste asemeja enfado. Giro mi cabeza hacia el doctor y la enfermera.

-Le agradecería que no lo presionara. -Mi voz suena tan serena y grave que los temblores de Jimin se detienen al instante por la solresa. -Sé, él lo sabe, todos lo sabemos; que lo indicado y correcto sería ir a las sesiones con su psicólogo. Pero como todo en esta vida; si no siente que es lo correcto, si no siente fuerzas para hacerlo, si todavía no está dispuesto a hacerlo pues tan solo manténgase a margen y haga su trabajo.

-Tan sólo quiero que sea feliz. -Me responde bajo, preocupado e incluso intimidado el doctor.

-De eso me encargo yo. -Implacable y sin dejar opción a respuesta, salgo decidido de la sala llevándome a Jimin entrelazando su mano con la mía.

Tomamos el mismo camino a la inversa hacia el parking, una vez en él y junto a mi coche, tiro de nuestros dedos intercalados para volver a rodearlo con mis brazos. Ya no llora, ni parece enfadado, pero su rostro está decaído. Deseo verlo sonreír como hacía unos minutos atrás, tan radiante.

-Gracias. -Susurra restregando su nariz entre mi pecho. -Por comprenderme.

-Gracias a ti por darme la oportunidad de hacerlo. -Sus bazos me aprietan levemente por las costillas queriendo mantenerme cerca; acorto más la escasa distancia, si es posible, dejando que mi cabeza caiga sobre su coronilla aspirando su champú y acariciando su espalda en círculos de arrullo.

Eres mi luz (Kookmin - Jikook) Adaptación propiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora