S i e t e

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El sol ya había bajado hace un largo rato, dejando la iluminación artificial funcionar. El ruido de las teclas siendo presionadas era lo único que cortaba el silencio hace 10 minutos. TaeHyung estaba apoyado totalmente en el respaldo de la silla y JungKook, frente de él, se mantenía erguido mientras terminaba de arreglar unas cosas. No hablaron de nada fuera del trabajo, ninguno de los dos tuvo el suficiente valor para sacar el pasado e incógnitas que tenían. Pero bien que se les pasó más de una vez por la cabeza, quedando en la punta de la lengua para volver a ser tragado luego.
     Cuando uno se descuidaba y bajaba la guardia, los ojos contrarios lo analizaban velozmente. Habían cambiando, y reconocían que no solo físicamente. Aunque TaeHyung se sorprendió al notar que, aparentemente, JungKook era unos cuantos centímetros más alto que él, que su cabello estaba castaño y lo bien que quedaba su cuerpo  formado en traje. Pero no quiso pensar demasiado en eso.
     Por otro lado, Jeon notó que el violeta creaba un contraste precioso, su labio inferior -ni siquiera supo cómo terminaron sus ojos en esa zona- se hallaba adornado con una linda y brillante argolla, y realmente le quedaba perfecto el piercing. De contextura física seguía siendo delgado, aunque más alto claramente, y delicado. En realidad, como siempre había mostrado ser.
     Sí, se tomaron el tiempo de examinarse, ciertamente no lo que desearían, mas lo necesario para satisfacerse temporalmente. Después de todo, se seguirían viendo casi a diario. Y ninguno había logrado sacar si era bueno o no. Porque se extrañaron como la mierda, pero ni siquiera arreglaron nada. Aunque tenían pensando hacerlo..., cuando pudiesen y tuvieran la voluntad fundamental.
     —Bien —habló JungKook al fin, cerrando la computadora portátil—, ya arreglé todo. ¿Te ha quedado alguna duda? ¿Crees que puedes traer algo para el comienzo de la semana que viene?
     TaeHyung quiso decir que tenía muchas dudas, como, por ejemplo, la razón explícita de hacer todo esto. JungKook lo contrató, y eso significaría que lo volvería a ver, que se volverían a ver. No se encontraba nada seguro de eso y de lo que podría hacerle a su inestable corazón dramático. Sin embargo, la firmeza en las palabras y gestos del castaño provocó que su boca no pudiese abrirse, quedándose callado y asintiendo. Kim era consciente de que solo buscaba su bien, el cual lo tenía bastante alejado en los últimos meses, y eso le ablandaba el interior.
     Pero sí, estaba jodidamente confundido.
     —Puedo traerte más que algo —contestó, evitando la primera pregunta—. ¿A eso de las seis te parece correcto?
     —A la hora que gustes. Mis horarios de salida suelen variar a mi gusto, pero, generalmente, me voy después de las ocho y media.
     El de cabellera fantasía asintió mientras se ponía de pie y tomaba su abrigo. Lo miró unos largos segundos, clavando sus ojos en los otros.
     —Gracias por darme la oportunidad, espero saber aprovecharla —se relamió los labios—. Necesito el trabajo demasiado... Y, JungKook, haremos que esto funcione.
    Sin esperar respuesta, salió de la oficina a paso rápido. JungKook al oír el click de la puerta soltó un sonoro suspiro, tirando la cabeza hacia atrás y relajando los hombros. Dentro de todo se mostró sereno y sin muchas vueltas, pero su mente mandaba tediosos recordatorios como si él no tuviera claro que Kim TaeHyung estaba sentando frente suyo minutos atrás.
    «Haremos que esto funcione», y lo quería así... Porque, por lo contrario, nada de esto tendría sentido. Aunque por el momento tampoco es que le hallara mucho, sin embargo, el creciente brillo en las pupilas color almendra le hizo olvidarse momentáneamente de la razón. ¿Qué mala era la situación de TaeHyung para requerir tanto un trabajo? Había escucho que debía meses de alquiler, lo que le instaló un sabor amargo en la boca.
     El plan, un poco retorcido, tenía todo para fallar, pero carecía de importancia si al final mejoraba la vida de TaeHyung. Y no es que no pensara en la propia, es que, al tenerlo tan cerca, supo que era capaz de soltar lo que fuese aún teniéndolo rondando su espacio. No, su amor no había disminuido, JungKook reconocía que seguía igual de flamante, sin embargo podría apagarse y no parecía tan difícil como antes.
     Y, así, JungKook podría darle una conclusión a su historia y TaeHyung tendría equilibrio emocional y económico, porque él le ayudaría a lograrlo.
     Se veía tan sencillo.

                                 💧

    —¿Que hiciste qué? —soltó anonadado Jin, sus ojos abiertos—. Eres más idiota de lo que creí. Realmente lo contraste, ¿en qué pensabas?
     JungKook bufó acostado en el sofá de la oficina de Jin, tenía los brazos atrás de la cabeza y las piernas cruzadas. Se había llegado porque SeokJin lo había llamado con urgencia y, aunque tuviera un mínima idea de por qué era, fue haciéndose el desentendido.
    —Creo que no pensaba... Es decir, sí, lo hacía —se frotó el rostro y se sentó correctamente, mirándolo—. Por eso lo contrate. TaeHyung necesita el trabajo y yo necesito tenerlo cerca y conversar para acabar con lo que sea que permanece. Además, no es tan malo como sé que aseguras, la otra noche lo vi y no fue tan horrible como creí que sería. No me malinterpretes, ciertamente sí que me afectó verlo, pero supe que lograría olvidarlo totalmente en el sentido romántico si quisiera. Necesito hacer esto.
   »Incluso, sacando mis temas personales con él, te caerá bien. TaeHyung es una persona que le caería bien a todo el mundo. Cuando lo veas, porque sé que notarás su presencia, aceptarás lo que te digo. Aleja mi pasado con él y conócelo, te agradará.
     Jin lo vio con una ceja alzada, poniendo en duda lo que acaba de decir. ¿En realidad podría hacerlo o solo quería engañarse? Pero parecía tan firme en lo que decía que podría creerle.
    —Prométeme, Kook, que esto no acabará mal —lo señaló con el dedo—. Y me refiero contigo llorando hasta las seis de la mañana en mi departamento.
    Una sonrisa de ironía se formó en los labios rosados de JungKook, el cual negó con la cabeza y se puso de pie.
     —Lo prometo, no acabará conmigo llorando.
    El pelirosa mantuvo su vista aún en él por unos segundos, como si pudiese así hacerlo titubear. Sin embargo, se veía tan seguro que se dio por vencido y terminó por rodar los ojos.
    —¿Para qué vuelvo al trabajo si tú consigues a los escritores por tu cuenta? ¡Estás haciendo mi trabajo! —se quejó.
     —Bueno, así tienes más tiempo libre para acostarte con Yoongi —se burló con una risita, abandonado el lugar antes de que algo le estrellara en la nuca.
     TaeHyung y él eran grandes ya, podrían con esto. Se ayudarían mutuamente y, quién sabe, tal vez conseguirían ser amigos. Después de todo, ambos fueron el pilar del otro en algún momento.

Amor de mis existencias•» KookTae/KookV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora