O n c e

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El ruido de los cubiertos contra los platos se volvió más agudo, irritable si no fuera porque JungKook trataba de poner toda su concentración en lo que TaeHyung decía. Hace más de media hora se habían sentando a cenar en un bar cerca del edificio donde trabajaban, incluso a altas horas estaba casi repleto. El castaño apenas habló desde que llegaron, sólo para pedir lo que quería de comer y responder a la persona frente de él con monosílabos. Sin embargo, Kim sí que había hablado. Habló del lugar donde vivía, diciendo que no era tan grande pero sí lo suficiente para él. Le contó de que adoptó un perro y le reveló que Jimin, su amigo, era quien había planeado un encuentro en su hogar. Que era él quien lo había ayudado cuando la oscuridad parecía querer tragarlo, negándose a que cediera. Y siguió hablando de sus gustos, experiencias y poco más.
     —Se me complicó hallar trabajo, solo eran cosas pequeñas y con poca paga —dijo, bebiendo agua—. Pero necesitaba el dinero, entonces aceptaba. Hasta que di contigo, o algo así, y me ofreciste algo estable y con buen sueldo. Realmente no necesitaba mucho, solo lo bastante para saldar mis deudas y poder comer al mes. Pero tú me diste más, y estoy agradecido por ello...
     —No debes estarlo, te lo mereces al ser un genial escritor —se apresuró a decir—, pero no tengo ni idea a qué quieres llegar.
     El pelinegro sonrió suave y pausado, mirándolo.
    —Te estoy contando todo esto, Kookie para que tengas una idea de dónde te estás metiendo. No quiero que te tires al abismo sin un indicio antes, porque no sería justo para ti. Sí, he cambiado, pero ¿lo hice lo bastante para tener derecho a otra oportunidad? Estoy aterrado, y conozco que tú también, por eso necesito que tengas en cuenta todo. Te amo, JungKook, por lo tanto tengo la obligación de advertirte y decir que estás a tiempo de arrepentirte. No sé lo que esperas, mas no hallarás la gran cosa en mí.
    JungKook lo observó con determinación, apoyando los codos en la mesa y su mentón sobre una de sus manos. Lo miró tanto que causó escalofríos al azabache, provocando que este apartara la mirada hasta la servilleta doblada bajo el plato. El menor lo analizó y también lo hizo con sus palabras, saboreando cada una de ellas. Tenía un gusto indescifrable, como si fuera una mezcla de mucha azúcar con toques de amargura. Algo así. Lo sabía, no era tonto y por eso lo pensó demasiado. JungKook era consciente de que todo podría acabar mal, pero esa alternativa estaba dictada desde un principio. También existían miles más mejores, y estaba dispuesto a hacer lo que estuviese en su alcance para  conseguirlas.
     —Responde esto, Tae, ¿estás decidido a dar todo lo que tienes para que esto funcione? —el pelinegro movió su cabeza en signo de afirmación, casi tardando nada—. Bien, entonces yo seré el que diré si eres o no la gran cosa. Ahora termina de comer, se enfría.
    El camino sería difícil, tendría obstáculos y posiblemente en ocasiones se cuestionarían el porqué lo hacen, pero, de todas maneras, lo harían. Se conocerían de nuevo, destapando los secretos y no guardando nuevos, claro, mediante la confianza se fuera alimentando.
     Pero era lo que querían, y suponían que eso se volvía suficiente, lo era.

                                 💧

     —¿Qué es eso? —preguntó el castaño, elevando una ceja y frenando lo que estaba haciendo. Al frente suyo se encontraba un sonriente azabache, las palmas apoyadas en el escritorio, haciendo que su cuerpo quedara levemente inclinado—. ¿Otro libro?
    TaeHyung, pasando su lengua por los labios, asintió frenético. Aunque paró brusco y frunció el ceño.
     —Algo así... Es una recopilación de poemas —se sentó en la silla—. No sé si esto será de tu agrado como el otro, son diferentes. El otro tenía una trama completa, personajes, problemas y un final... Este, bueno, solo léelo, por favor.
     Negando con una sonrisa trazada, JungKook tomó lo que le alcanzaba. No era tan grande, pero sí lo suficiente requerido.
    —No tienes que traerme material nuevo cada semana, Tae, una vez al mes está bien.
     —Sí, lo sé, pero quise hacerlo. Quiero que lo leas con calma, toma tu tiempo y saborea cada párrafo —sonrió grande—. Disfrútalo.
    El menor afirmó con la cabeza, guardando las hojas en su mochila y se volvió a acomodar en su silla. Dejó lo que estaba haciendo a un lado, lo retomaría luego.
    —¿Cómo te fue hoy?
   Las mejillas contrarias se colorearon de un rojo sutil, provocando que el interior de Jeon vibrara. Taehyung se comportaba atrevido de momentos, tímidos en otros. Dependía qué tan distraído lo encontraba.
     —Bien, almorcé con Jimin y, al sobrar tiempo, dimos un paseo por la ciudad. Después me trajo aquí de vuelta.
     —Deberíamos hacerlo alguna vez tú y yo, ¿no crees?
    TaeHyung casi se ahoga con su propia saliva, casi porque ni pudo producirla. Mantuvo los ojos abiertos y el cuerpo tenso, eso había sonado mal.
    —¿Q-qué?
     Jeon rió, achinando los ojos y formando, así, arrugas en las esquinas de estos. La reacción ajena había sido digna de una foto, pero, al no tener tiempo de sacar su celular, la guardo en su mente. Al recordar, era seguro que volvería a reírse.
    —Me refería a salir, almorzar y pasear —aclaró. Luego enarcó una ceja mientras sonreía ladino—. ¿Qué pensaste?
    Kim se sentó derecho, acercándose un poco hacia el escritorio y a JungKook. Su postura cambió radicalmente. Ladeó la cabeza a un lado y le copió el gesto. Se veía desvergonzado, decido y juguetón, al castaño se le secó la boca.
     —A lo mismo que tú, claro —relamiendo sus labios, se puso de pie—. ¿Acaso pensaste en otra cosa aparte?
    Se rindió ante él y simplemente denegó lo insinuado, aunque fuese mentira. Viendo las intenciones de irse, se apresuró y se puso a su lado, dejándolo momentáneamente confundido.
    —¿Algo más? Debo seguir trabajando, mi jefe suele ser algo gruñón.
     El rostro se le iluminó de picardía, tentando a la suerte, se adueñó de su cintura. TaeHyung se sorprendió, mas no se apartó. Se dejó acerca al cuerpo contrario, descansando las manos en los anchos hombros.
     —Gruñón, eh —murmuró, siendo una caricia a los otros oídos, al aire propio—. No tiene relevancia ni poco más, solo quería tenerte así, en mis brazos.
    Recuerdos los golpearon, haciendo que se aferran más entre sí. Memorias de días fríos, noches llenas de estrellas y conversaciones valiosas. De cariños y besos, de miradas eternas y sonrisas amplias. Memorias de lo que fueron, y con ellas sus corazones se sintieron cálidos y de imprevisto llenos.
     —También lo anhelaba —le acarició el rostro, lento y suave. Delineando las marcadas facciones de JungKook para acabar rozando sus labios entreabiertos—. Te anhelaba.
     JungKook cortó aún más la distancia, quedando a centímetros. La piel la picaba por la anticipación, lo deseaba, deseaba besarlo. ¿Sus labios seguirían sabiendo igual? ¿Serían igual de suaves? Era casi seguro que sí, o sea, era TaeHyung. Pero no podría comprobarlo, se había alejado.
     —Mmh, ¿intentas besarme sin tener citas previas antes? —jugó con él, todavía entre sus brazos—. Te has convertido en todo un caballero.
     Se ganó un gruñido por el sarcasmo, aunque sonó adorable.
     —Ya hemos tenido citas —una negación—. ¿No? ¿Cómo que no?
     —Según yo, corrígeme si estoy en lo incorrecto, para que sea una cita la otra persona debe decir algo como: "¿Quieres ir a una cita conmigo?" —formó un puchero a propósito—. No te he oído decir alguna frase similar.
     Sus cuerpos se pegaron más, TaeHyung soltó una risita nasal. Lo estaba provocando, y se volvía tan entretenido. 
    —Bien, tienes razón —clavó sus ojos oscuros en las pupilas color almendra. No debió hacerlo, se reinició por un segundo—. Kim TaeHyung, ¿quieres tener una cita conmigo? Pero te advierto, será exageradamente formal, trajes, un restaurante con un número altísimo de estrellas y comida absurdamente cara para lo que en realidad es. Tanto que pedirás sacarte el traje e ir por ramen.
     Una mueca jocosa adorno los gruesos labios de Tae y, corriendo cabellos rebeldes que habían parado sobre los ojos del castaño, susurró acercándose a su oído:
   —Me veo genial con traje.
     Y después solo se alejó, saliendo hacia su propia oficina.

 
N/A: Gracias por el 1k de leídas. 💕
    
    

Amor de mis existencias•» KookTae/KookV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora