Un ventanal enorme dejaba entrar la luz mañanera, iluminando la sala de una hermosa forma. Sirvió el café en una taza blanca y la dejó sobre la mesada, en espera de ser buscada por el castaño. Caminó, lento y casi con gracia, hasta la gran ventana, parándose al frente para admirar la vista de la enorme ciudad. Vestía una camiseta que le llegaba unos cuantos dedos arriba de la rodilla, holgada y arrugada por haber sido usada de pijama. Debajo de ella, solo un bóxer cubría su parte baja. Se abrazó a sí mismo, sintiendo su corazón bombear de felicidad y ansias.
El ruido de la porcelana contra el lavaplatos le dejó saber que JungKook al fin había abandonado la cama. Giró levemente la cabeza, intentando encontrarlo con la mirada. Ahí estaba, parado en la entrada de la cocina con solo un pantalón deportivo vistiéndolo y cabellos alborotados sobre su rostro. Sonrió porque no pudo hacer otra cosa ante esa adorable y cotidiana imagen.
Hace más de un año y medio que habían comenzando a salir oficialmente, un año de que vivían juntos. JungKook se lo había pedido con la llave colgada en el índice y una expresión cargada de ilusión que ni se le pasó por la cabeza decir que no. La convivencia había encaminado bien, pequeñas y tontas discusiones como, por ejemplo, dejar las luces prendidas y las puertas de las alacenas abiertas. Se hallaban felices y bien. Se amaban como siempre lo hicieron, incluso más fuerte.
Al sonar la alarma, TaeHyung era el que se levantaba primero para preparar el desayuno y, después, tener que tomar el trabajo de casi arrastrar a Jeon fuera de la cama. Algunos días laborales solían volver a comer, otros iban a algún lugar cerca de la editorial. Cuando volvían a casa, cocinaban algo simple y ligero de cenar para luego irse a bañarse y a dormir. Los fin de semanas, generalmente, se los pasaban encerrados, abrazados en el sillón y viendo películas. También Tae solía leer mientras el menor hacía ejercicio. Todo muy doméstico, y les encantaba.
—Buenos días —la voz le sonó áspera como una lija, alterando el interior del pelinegro—. Te levantaste temprano.
Asintió, girándose por completo, su silueta siendo marcada por estar contra luz.
—Di vueltas en la cama por media hora y terminé por ceder a los nervios —lo vio acercarse y tomarle las caderas—. Es hoy. Kookie, es hoy.
JungKook sintió la sonrisa llegarle hasta los ojos, arrugado las esquinas de estos. La emoción de TaeHyung se le escapaba por todos lados, haciéndolo suspirar de la plenitud que creaba eso en él. Lo atrajo a su cuerpo.
—Es hoy —repitió en un susurro que hizo rebotar el intranquilo corazón ajeno—. Tu libro sale hoy.
TaeHyung no aguantó más y se abalanzó a abrazarlo con fuerza, cerrando los ojos. Notó sus pechos latir al compás, siguiéndose.
—¿Cómo se siente saber que se va a publicar un libro dedicado a ti? —habló bajito en su oído, aún sin abrir los párpados, porque así juraba que vivía todas las sensaciones en niveles más altos—. Debes tener el ego por la atmósfera.
No era el ego el que tenía tan arriba, sino la alegría y satisfacción, un amor tan inmenso que no le cabía dentro. Un libro dedicado a él, a ellos y a su historia. Plasmados en letras capaces de introducirse hasta en lo más profundo, como solo Kim TaeHyung podía conseguir hacerlo.
—Felicidades, mi amor, otro libro más publicado —juntaron sus frentes, rozaron sus narices—. Otro logro. Estoy orgulloso.
TaeHyung lo besó, tratando de demostrar todo lo que tenía guardado y ni en mil años sacaría. Lo besó con cariño, como una caricia que obtuvo un suspiro.
—Sí, pero esto es distinto —diferenció al separarse, aún igual de pegados—. Porque en este hablo de ti directamente, y de nosotros. De lo que me haces sentir con solo tenerte así, a mi lado.
—Sigo enfadado por no haberme dejando leerlo antes de que saliera.
TaeHyung negó ante su reclamó infantil, sonriendo
—Ahora podrás hacerlo —dijo, burlesco—. Solo lee cuando yo no esté, me da vergüenza.
El castaño movió la cabeza en un gesto afirmativo, clavando sus ojos en los contrarios.
—¿Me puedes decir el título por lo menos?
Un beso más robado, solo un roce corto. Uno suficiente para filtrar sentimientos iguales de potentes que un huracán.
—“Amor de mis Existencias”.Fin
N/A:
Con esto, doy por finalizado este dúo de fics. Espero que haya sido de su agrado, muchas gracias por el apoyo. Pronto subiré un aviso de un próximo fanfic KookTae, deseo que estén ahí también. ¡Buena noche!
-Macnas.
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Amor de mis existencias•» KookTae/KookV
Fanfiction«Ya se había largado sin cuidado al precipicio.» ESTA HISTORIA NO ES DE DOMINIO PÚBLICO. ↬Segunda parte de Sigiloso Tormento ↬Título posiblemente temporal. ↬Historia completamente mía. ↬No copias ni adaptaciones. Obra registrada en Safe Creative co...