Song Lan dejó a Xue Yang en la casa de XingChen después de aquella breve conversación y le advirtió que no se acercara demasiado a aquel chico en la carnicería. Las personas como esas no traían nada bueno entre manos, dijo y Xue Yang no se atrevió a rebatir el asunto.
XingChen, como siempre, ya tenía la comida lista y lo estaba esperando para que la pequeña familia comiera de tres juntos. Xue Yang sonrió y fue a lavarse antes de sentarse a la mesa.
Una vez que la comida terminó se excusó con XingChen y subió a su cuarto en tanto A-Qing escuchaba la televisión. Quería saber un poco más acerca de los aros en los pezones y los juegos en la cama. Lo que Zichen-gege le había dicho no lo había dejado satisfecho.
Sin embargo, lo que comenzó como una búsqueda inocente terminó con un muy excitado Xue Yang mordiendo su labio inferior y apretando las piernas mientras su vista no se despegaba de la pantalla. Había encontrado un video donde un hombre un poco mayor mantenía a otro, menor y más pequeño de estatura atado a la cabecera de una cama con los ojos vendados mientras tiraba de una cadena que unía los aros que atravesaban sus pezones.
Cuando Xue Yang había visto al chico con ambos pezones perforados y la cadena a través de ellos pensó que eso sería doloroso. Pero el chico tras la pantalla gemía de una forma que no parecía ser fingida, además estaba tan erecto y le pedía al otro terminar con tantas ganas...
Xue Yang tragó un nudo en su garganta y se ayudó a sí mismo con la mano izquierda mientras mantenía el teléfono con la derecha para seguir apreciando la caliente escena. No pasó mucho tiempo antes de que se corriera en sus calzoncillos, por suerte no había manchado el pantalón o no tendría excusa que darle a XingChen por meter a lavar la ropa antes de tiempo.
Asomó la cabeza fuera de la habitación por un momento y se coló a la habitación del mayor, se desnudó y reanudó el video.
Había algo sensual y prohibido en masturbarse sobre la cama de XingChen. Gemir suavemente su nombre sobre su almohada inhalando su aroma.
—Gege... —gimió quedo Xue Yang y entrecerró los ojos. Apartó el teléfono, poniéndolo a su lado para seguir escuchando los gemidos y las palabras obscenas —al parecer al chico de las perforaciones en los pezones le gustaba ser llamado perra caliente a la vez que suplicaba que su agujero fuera jodido y llenado. Con la mano ahora libre el menor comenzó a tantear su pecho. Sus pezones estaban rígidos, se sentían un poco bien si los apretaba a la vez que se masturbaba y se sentía aún mejor si los jalaba —. Ah...
Xue Yang sintió su cuerpo estremecerse de pies a cabeza. No mentiría... se había masturbado antes, era algo bilógico, pero era la primera vez que lo había sentido tan... rico. Y ni siquiera había llegado al minuto diez del video.
¿Había sido por el aroma de XingChen en la almohada? ¿Por estar en su cama? ¿Por toquetear sus pezones o por el video?
En cualquier caso, había sido caliente y quería hacerlo otra vez y estaba listo para ello cuando la voz de XingChen se dejó oír desde el primer piso.
—¡A-Yang! —gritó el mayor —¿Podrías ayudarme un poco?
Cualquier rastro de excitación salió del cuerpo de Xue Yang quien comenzó a buscar su ropa con desesperación. Buscó unos calzoncillos limpios, se limpió y se aseó las manos y se vistió tan rápido como era humanamente posible.
—¡Estoy bajando! —gritó el menor sin reparar en el desastre en el que se había convertido su cabello.
XingChen rio cuando vio al menor llegar a la primera planta y le acomodó un poco el cabello.
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El niño al que le gustaban los caramelos.
FanfictionA Xue Yang le gusta los caramelos desde pequeño, es algo que siempre lo ha caracterizado; pero más que nada le gustan los caramelos que le da XingChen, esos caramelos los atesora de manera especial.