Repugnante II

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Xue Yang llegó a casa y metió la carne al congelador. Había suficiente comida preparada para el resto de la semana que acababa de empezar y no había necesidad de desperdiciar.

Intentó, por otro lado, que su trabajo junto a XingChen no se viera afectado por el continuo recuerdo de la chica llamándolo "repugnante", y aunque sin demasiado éxito, logró hacer las tareas de la clínica que le asignaba XingChen sin ningún contratiempo.

Al final el fin de semana llegó rápido y después de la tutoría con Song Lan, éste le dijo que parecía estar listo para tomar el examen de secundaria. Sólo necesitaba repasar todos los temas y entonces lo inscribiría para hacer el examen. Quizá después de aprobarlo no le daría una fiesta con fotografías, pero sí le darían un diploma con validez oficial en toda la república.

Aquella era la primera buena noticia en una semana tan gris como la que había tenido. Había estado tan emocionando en el que Song Lan lo había dicho que sacó la carne que Meng Yao le había dado aquel día y había prometido que haría la cena él mismo.

Xue Yang estaba descongelando la carne en agua caliente cuando XingChen se acercó por detrás para ver qué era lo que su pequeño hermano estaba haciendo. Xue Yang sonrió y tomó una larga tira de carne rojiza y la acercó a la cara de XingChen a modo de juego.

—¡A-Yang! —se quejó XingChen retrocediendo un paso lejos de la carne recién descongelada, estremeciéndose por haberla tenido tan cerca de la cara —. ¡Eres repugnante!

Xue Yang tragó duro y mordió su labio con fuerza hasta que se hizo daño. Ah... justo cuando comenzaba a pensar que su semana era buena. Después de todo no podía escapar del pasado. Meng Yao era un mentiroso. En una o en otra vida, XingChen siempre pensaría que era repugnante.

Dejó con cuidado la carne en la barra de la cocina y avanzó pasando a un lado de XingChen para salir de ahí. Ni siquiera quería mirarlo a los ojos.

¿Cómo se verían los ojos de XingChen después de llamarlo repugnante? La última vez no había podido verlos... Ahora mismo tampoco quería hacerlo, seguramente sólo lo harían sentir peor.

XingChen notó el cambio en el comportamiento del menor y lo siguió hacia el comedor.

—¿A-Yang? —llamó con suavidad, pero no obtuvo respuesta —. A-Yang, ¿qué sucede?

XingChen intentó tomar la muñeca de Xue Yang, pero en un rápido movimiento el menor golpeó su mano y se colocó en una posición defensiva: con las manos contra el pecho y los pies apuntado hacia la puerta, listo para huir en cualquier momento.

Song Lan, quien veía la televisión en la sala junto con A-Qing notó la situación y se levantó del sofá, intentando entender qué había sucedido. Hacía unos momentos Xue Yang estaba tan feliz por presentar el examen y ahora...

El comportamiento de Xue Yang lo hacía pensar cada vez más en que el menor estaba siendo coaccionado de alguna manera. Pero esa posición defensiva, la vista baja... Esta vez algo definitivamente había pasado y Xiao XingChen no podía seguir fingiendo que no sucedía nada con el mocoso.

—XiaoYang —llamó con suavidad Song Lan —. ¿Qué pasó? ¿Te sientes mal?

Las manos de Xue Yang temblaron hechas puño contra su pecho y negó con la cabeza, sin atreverse a levantar la mirada y enfrentar a los dos adultos.

—Zichen-gee también lo piensa ¿verdad? —la voz de Xue Yang salió de su garganta estrangulada y dolorosa. Sentía que se estaba quedando sin aire, sentía que quería llorar, pero al menos no lo haría frente a ellos —. No es la primera vez que me llaman así... pero en verdad no pensé... no pensé que XingChen-gege fuera a llamarme así.

El niño al que le gustaban los caramelos.Where stories live. Discover now