Advertencia: Continuamos con el lemon.
XingChen dejó que Xue Yang se recuperara después del grandioso orgasmo que acababa de experimentar.
Acarició su espalda y su cabello y lo acomodó de manera correcta en la cama, en tanto besaba su espalda y su cuello.
Xue Yang era hermoso y se había convertido en todo un hombrecito... pero aún era inocente y había muchas cosas que necesitaba aprender y no quería lastimarlo para hacerlo aprender esos menesteres.
XingChen besó la oreja de Xue Yang y mordisqueó su lóbulo por un momento, antes de que el menor girara y lo encarara.
—Yo me he venido dos veces y gege no se ha corrido una sola vez —reclamó Xue Yang con un dejo de molestia en sus rojizos ojos antes de empujar a XingChen contra el colchón y colocarse a horcajadas sobre él —. Gege, te amo, pero si me amas... deja de tratarme como un niño y comienza a tratarme como un hombre.
XingChen acarició el rostro de Xue Yang con el dorso de su mano derecha.
—YangYang... eres tan hermoso —jadeó —. Tengo tanto miedo de lastimarte. ¿Qué pasa si te hago daño y no quieres volver a verme nunca más*?
—Xiao XingChen nunca podría hacerme daño —murmuró Xue Yang y se acercó a la cómoda para sacar otro dulce y ponerlo en su boca. Sonrió amplió —. Eres el hombre de mi vida y voy a amarte siempre. Siempre querré verte y siempre querré estar a tu lado.
Xue Yang besó los labios de XingChen y jugó con el caramelo, haciéndolo ir entre ambas bocas, hasta que el pequeño dulce comenzó a deshacerse y Xue Yang perdió la paciencia y lo mordió.
Para ese momento XingChen estaba tan absorto en el juego de lengua que tenía poca capacidad de ver más allá de lo demás, hasta que sintió como Xue Yang, quien hábilmente había tomado su miembro erecto y lo había enfilado entre sus nalgas; se dejaba caer, con todo su peso, empalándose sobre su miembro y soltando un grito más dolor que placer.
XingChen sintió que el aire abandonaba sus pulmones cuando su miembro abrió las paredes del estrecho canal de Xue Yang. Era estrecho, cálido y viscoso, aunque presentía que lo último se debía al acto temerario del menor para penetrarse a sí mismo.
Xue Yang apretó los dientes y los ojos y comenzó a moverse en círculos, buscando acostumbrarse al gran falo que parecía partirlo en dos en ese preciso instante.
Sentía como aquel miembro latir en su interior. Lo sentía arder... era como un hierro caliente. La única diferencia: era increíblemente placentero.
—YangYang —gimió XingChen tomando las caderas del menor con cuidado —. No te muevas, te harás más daño...
—¡Ahh...! —Xue Yang gimió y brincó sobre el miembro de XingChen antes de morder sus labios —. Es tan grande y duro... XingChen-gege... Se siente tan bien.
—YangYang...
Xue Yang sonrió con una sonrisa predadora y mordió sus labios de manera provocativa.
—Gege —gimió y acercó su rostro al del mayor. Acarició el pecho de XingChen comenzado desde su vientre plano y dejó que su aliento cayera pesado sobre el cuello y la oreja del mayor —. Estás tan grande y duro... Dime... Dime, gege ¿no se siente bien mi interior?
XingChen jadeó ante aquellos movimientos felinos y sus músculos se tensaron más, si es que aquello era posible. Empujó la cadera hacia arriba, haciendo que Xue Yang saltara un poco y volvió a jadear.
YOU ARE READING
El niño al que le gustaban los caramelos.
FanfictionA Xue Yang le gusta los caramelos desde pequeño, es algo que siempre lo ha caracterizado; pero más que nada le gustan los caramelos que le da XingChen, esos caramelos los atesora de manera especial.