Demasiado bueno...

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Demasiado bueno...

La mudanza fue bastante rápida para el gusto de todos, más que nada para el gusto de Zichen, quien tuvo que ayudar a su amigo a mover su estudio a su cuarto y a reorganizar la pila de libros que tenía para hacerle suficiente espacio a los hermanos, pese a las quejas de Xue Yang, sobre que ellos sólo necesitaban espacio para dormir y que eso podía ser en la sala.

Al final, en realidad, el mobiliario de la familia Xue, era más bien escaso. Tenía una mesa y dos sillas de madera. Una hornilla eléctrica y algunos instrumentos de cocina. Unos cuantos platos y tazas desportilladas. Un pequeño refrigerador, una tetera eléctrica que seguramente había tenido mejores tiempos, una cama y dos colchonetas delgadas y gastadas. Además de eso la ropa de los hermanos y las frazadas eran bastante escasas.

XingChen se sintió realmente triste cuando vio aquello. Ahora entendía porque A-Qing prefería estar en su casa que estar en la propia.

—XingChen-gege —llamó Xue Yang cuando todas sus cosas estuvieron en el camión que habían rentado —. Te dije que eran pocas cosas... No había necesidad de un camión. Tampoco había necesidad de que sacaras todo de tu estudio. Podías dejar los libreros... Yo no tocaría tus libros, tampoco A-Qing.

Zichen escuchó las palabras del menor y terminó sintiéndose casi tan mal como su amigo.

—XingChen —llamó Song Lan llamando a su amigo aparte —. ¿Por qué no dejamos todo esto aquí? A excepción de la ropa no creo que haya algo que realmente les sirva a ellos...

XingChen negó un momento y bajó la cabeza. No esperaba que aquel par de hermanos hubiera estado viviendo en una situación tan precaria. En el momento en el que había visto a Xue Yang con un teléfono celular, pensó que quizá tenían un poco de capacidad económica, pero la verdad era que el teléfono sólo lo usaba para mantenerse alerta sobre su hermana cuando salía; y poder ubicarla si llegaban a distanciarse demasiado.

—¿Qué sugieres hacer, Zichen? —preguntó XingChen desanimado.

Song Lan miró al cielo por un poco de inspiración y terminó soltando un largo suspiro.

—Mi esposa y yo vamos a renovar nuestra recamara. Cambiaremos la cama —recordó Zichen —. No es una cama nueva, pero es mejor que lo que tienen. Haré que la lleven a tu casa esta semana. En cuanto a las demás cosas, si el chico sigue trabajando en la carnicería, poco a poco podrá comprar ropa para él y su hermana si ya no tiene el compromiso de la renta ¿no crees?

XingChen sopesó aquella respuesta y terminó por asentir con una sonrisa conforme.

—Yo los adopté, pero parece que a ti también te gustan lo suficiente para comprarles cosas —se regodeó XingChen y Song Lan giró los ojos —. Te lo vamos a agradecer mucho. A ti y a tu esposa.

—Agradéceselo sobre todo a ella, ella pensaba renovar la recamara hasta entrando el año nuevo chino —se quejó Zichen —. Así que cuando se queje de las malas vibras y del FenShui estarás escuchando sus gritos por la bocina. Tu karma será compartir mi dolor.

XingChen rio un poco ante el comentario de su amigo, pero a Xue Yang, aquel comentario no le había parecido en lo más mínimo gracioso. No después de lo que habían vivido en su vida anterior.

—¡Que mal karma tengo, entonces! —rio XingChen antes de acercarse al menor y poner una mano en su hombro —A-Yang, Zichen dice que les dará su cama. Estoy seguro de que será más cómoda y grande que esta ¿qué dices?

Xue Yang bajó la cabeza y se frotó el brazo derecho con aprehensión.

—¿Está seguro? —preguntó el menor y Zinchen asintió desde donde estaba. XingChen asintió también y acarició la cabeza del menor para consolarlo —. Nosotros... No, yo en verdad estoy siendo una molestia ¿verdad? ¿No sería mejor si A-Qing y yo volvemos aquí? Así XingChen-gege ya no tendría que preocuparse...

El niño al que le gustaban los caramelos.Where stories live. Discover now