Sesenta y uno

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Había terminado de desayunar, y seguía escribiendo en aquel diario de investigaciones.

Aquel que tenía escrito: Freddy Hydru, en la pasta de enfrente.

Ya había pasado tanto tiempo tiempo desde que habían hecho el descubrimiento, y desde aquel día no hacían más que surgir le dudas.

Y temores, le surgía de pronto el temor de qué pudiera perder a Freddy.

Aunque más que perderlo, retenerlo en la tierra, quitarle poco a poco la vida a ese ser de luz interna y externa, le asqueaba.

Debería dejarlo libre, sacarlo de las instalaciones sin que nadie se diera cuenta. Y dejarlo que se fuera.

Que regresara de dónde venía.
Que no muriera.

Pero también quería ser egoísta, y dejarlo un poco más de tiempo, sólo hasta dejar de sentirse sólo, y encontrar otra razón para sentir esa extraña emoción.

Sólo espera un poco más.

Hydru (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora