Capítulo 27.

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Me llevó a comer a su casa con su familia y pasamos un muy buen rato. Despues volvimos a casa de la mano y esperamos a Cam y Bea que estarían al llegar. Cuando llegaron cogí el movil y me tumbé en el sofa, Nash detras mia y yo echada en su tripa.

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- ¿Mama?

- ¡Hola! ¿Que pasa?

- Es Bea, se quiere ir.

- ¿Que? ¿Le ha pasado algo?

- ¡No! Nada que ver, le ha dado la vena, he suspuesto que estais con sus padres como es sabado...

- Si si, estoy con ellos. Pues... no se...

- Está buscando vuelos para salir cuando sea, pero ni idea.

- ¿Lleva dinero? - le pregunté y me dijo que no.

- No, pero yo se lo compro.

- Le va a salir caro, a penas te va a quedar dinero.

- Ya mama, pero se quiere ir. - "Se lo pagamos nosotros, eso es lo de menos." Dijo Nash detrás mia y yo le dije que no con el dedo.

- ¿Y ese quien es?

- Unos amigos, estamos con ellos, le conocimos la segunda semana de estar aqui.

- Ten cuidado...

- Siiiii.

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Después de no haber aclarado nada en unos 35 minutos de conversación colgué.

- ¿Has encontrado algo? - le dije seca a Bea.

- Sale uno esta noche y otro mañana por la mañana.

- ¿Cuanto?

- 500$.

- Perfecto, me dejas seca.- se limitó a encogerse de hombros. - ¿Por que no pruebas a quedarte? - negó. - Muy bien.

Me levanté a coger el dinero y se lo puse en la mesa, cogí las llaves del coche y me puse los zapatos.

- Vamos. - Cam me miró.

- ¿Donde?

- A comprarle el billete, a ver si se calla ya.

Y despues de comprarle el billete, recoger sus cosas y llamar a respectivos padres, aquella noche se irá.

- Yo no queria que llegaseis a esto... - le miré.

- No ha sido culpa tuya Cameron... - nos encontrabamos sentados en mi casa, solos. Nash hablaba por telefono en el salon y Bea preparandolo todo.

- Por h o por b me siento culpable. Algo me dice que hice algo mal.

- Para nada... - le cogí la mano y le guiñé - ¿Sabes? Estamos juntos... - sonrio.

- ¿¡En serio!?

- Sí.... - me salió la tipica sonrisilla tonta.

- Cuenta.

- No no... - reí. - Ayer cuando nos subimos al coche hablamos y ya está, paso.

- Pero paso... - me miró con cara de pillo.

- ¡Cameron! - le solté la mano. - ¡Ya!

- Es broma. - reía a carcajadas y me abrazó cayendo hacia atras. Nos tumbamos hacia arriba los dos.

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