Capítulo 45.

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¡Hola! No me gusta escribir encabezados pero sé que llevo mucho sin subir capítulo y es que con clases y tal es imposible :( Intentaré subir más a menudo, ¡compartid y comentad por

favor! - @neeilanatafresh

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Estos cuatro días en casa me habían venido muy bien, y sobretodo, para estrechar la relación con mi familia. Es cierto eso de que la familia es lo primero que hay que tener delante.

Llevaba media hora en el avión dirección a Los Ángeles, tenía tantas ganas de verlo, tantas ganas de mirarle a los ojos y de decirle lo mucho que lo sentía y le quería. Quién sabe, quizás llegaba y todo era distinto. Pero no me lo imaginaba todo distinto.

Decidí pagar por el wifi en el avión ya que se me haría interminable tantas horas de viaje, era insano. Una llamada intervino mi música en los auriculares y mis pensamientos.

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- Supppppppp. - sonreímos contentos.
- Tengo ganas de verte.
- ¿Te queda mucho? - reí irónicamente - ¿Acabas de subir? - asentí - Damn.
- Creo que es mejor que descanses... - negó - ¿Por qué?
- Aquí es imposible descansar...
- Normal.
- Hoy ha dado su primer paseo en silla de ruedas por el hospital. - sonreí mordiendome el labio inferior.
- ¿En serio?
- Sí, se le ve mejor.
- Gracias por estar ahí todos los días...
- ¿Que voy ha hacer, sino?
- Tengo ganas de llegar... ¡Madre mia!
- Descansa, nos vemos en unas cuantas horas.
- Vale, te quiero feo.
- Yo también.

//

¿Cuanto le podía agradecer todo lo que Cameron estaba haciendo por ambos? Si no fuese por él, quizá yo hoy no hubiese estado aquí sentada volviendo.
* 8 horas mas tarde*

Me estiraba observando el reloj y una sonrisa se dibujó en mi. Solo cuatro horas y le veré. Pasó por mi cabeza.

"Señoras y señores, le rogamos que se abrochen los cinturones para aterrizar. Primera escala en Nueva York. Estén a salvo. Gracias."

Los nervios se apoderaban de mi. ¡Ya estaba en América! No había nada negativo a mis alrededores ahora mismo. Una vez aterrizados cogí mis dos maletas pesadas y entré en el aeropuerto para coger el siguiente avión hacia LA. Cualquiera que me mirase en aquel momento pensaría que estaba loca, no paraba de sonreír.

Me quité mi chaqueta y me puse las gafas de sol, demasiado calor. Me senté allí dentro para unos 15 minutos de espera y al cabo de un par de minutos vi que un grupo de chicas me miraban comentando algo. No les hice caso y volví a mi móvil para comunicar a Cameron que ya había pisado tierras americanas.

- ¿Hola? - alzé mi vista y vi a una chica bastante mona de unos 14 o 15 años delante mía.

- ¿Si? - sonreí.

- ¿Eres Alex?

- ¿Me conoces? - me quité las gafas.

- Tienes algo que ver con Nash, ¿no? - reí.

- ¿Sois fans? - asintieron - ¿Queréis algo?

- ¿Te puedes hacer una foto con nosotras? - me quedé paralizada. ¿Me estaba pasando esto en serio? No me consideraba famosa para hacerme fotos con las fans de él. Era raro y nuevo para mi.

- Em... ¿claro? - me levanté y cedí. Después de bastantes fotos me preguntaron varias cosas.

- Oye ¿y él? Hace semanas que no sabemos nada de él.

- Lo siento chicas yo no puedo decir nada. - cogí mis maletas.

- Pero, ¿esta bien?

- Eh, ¡claro! Os lo contará cuando esté de vuelta. Me tengo que ir, adiós guapas.

Y fui directa al avión. Me dieron pena en cierto lugar, ya que sería duro no saber nada de él durante semanas como es él con sus fans. Largo suspiro y de nuevo a pegar mi culo a un sillón de avión.

Corría. Corría y me enganchaba en sus brazos. En ese momento era como una niña pequeña cuando su padre volvía a casa después de trabajar todo el día. Que bien olía y que guapo estaba.

- ¡Cuanto te he echado de menos! - reímos los dos.

- Me alegro de que estés de vuelta... - me sonrió.

- Quiero verlo... - me ayudó con las maletas.

- Con un poco de suerte llegamos y le pillamos comiendo, vamos, ¡lo tenemos todo planeado! - me guiñó y entré al coche más feliz que nunca.

Una vez aparcado el coche los nervios se empezaron a apoderar de mi, ya veía a Matt y Aaron en la puerta del hospital. Les saludé bastante bien y subimos.

Allí estaban todos, es raro que se alegrasen tanto de verme.

- No ha parado de preguntar por ti, ¡por favor entra ya!

- Eso quiero. - cogí aire y lo solté.

Giré el pomo y allí estaba. El tenedor cayó a la bandeja y yo sonreí haciendo que dos lágrimas cayeran por mi mejilla.
- ¿A que estás esperando? - corrí y le abracé como nunca delante de Elizabeth.
- Te he echado muchísimo de menos.
- Te quiero. - apretó. No me sentía mejor en otros brazos que en los suyos. Estaba tan feliz de que me volviese a mirar y decirme eso.

- Escucha... - le miré - Lo siento. - negó - Déjame hablar.

- No voy a permitir que me digas lo siento.

- Shh... Lo siento, te quiero ¿vale? - cogió mi cabeza con sus manos a ambos lados y me besó. Sonreímos entre el beso y volvimos a juntarnos.

Al separarnos miró a su madre y nos dimos cuenta de que todos estaban en la puerta, reímos y su madre salió dejándonos solos.
- La última vez que estuve en esta habitación a penas respirabas... - dije mirándolo todo paseando. - Y ahora mírate. - nos sonreímos.

- He pensado mucho en ti.

- Se me vino el mundo encima cuando me enteré, y tuve que irme. - me acerqué y entrelazamos nuestros dedos.

- ¿Y bien?

- Lo he arreglado todo... - sonreí - Mírate tío, - le acaricié el moflete - No deberías estar aquí.

- No te preocupes... ya me queda poco aquí.

- Por fin... ¿Necesitas algo?

- Sí.

- ¿El qué?

- Ven... - me acerqué sentándome al lado suya, me miró y juntamos nuestras bocas hasta jugar con su lengua. Echaba de menos todo esto.

- He pensado algo...

- Sorpréndeme.

- Voy a perderme este año de instituto para poder pasarlo contigo.

- ¿Qué? De ninguna manera, necesitas eso.

- ¡Tú ni si quiera lo tienes! - rió.

- Bueno bueno, hagamos un trato - resoplé - Te quedas si te lo sacas aquí conmigo. - miré al frente y sonreí. Buena idea. - Esa cara me suena.

- ¡Ay si es que cuando piensas pareces listo y todo!

- ¡Oye! - reí y le regalé un beso.
Por fín todo volvió a ser como antes.

Extraños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora