Capítulo 44.

94 10 1
                                    

Permanecía sentada en mi cama cuando escuché la puerta, miré el reloj y marcaban las 6:43 pm. Supuse quien era. Dejé que pasasen unos cinco minutos y salí al salón.

Se quedó sin habla, sin aliento y sin todo lo que tenía en ese momento creo yo.

- ¿Que... que haces aquí?

- ¿No me vas a abrazar o qué? - sus lágrimas casi caían y cedió a abrazarme. Ahí volví a sentir a mi madre.

- En quince minutos te lo explico todo, no es como crees... Espero que no estés tan enfadada conmigo como parecías.

- A ver Alejandra es que, Bea se puso a llorar, era todo muy creíble.

- No pasa nada... ahora hablamos todos.

No quería oír ni una palabra mas sobre el tema de aquí a unos 10 minutos. Me fui a mi cuarto y me puse unos leggins y una camisa corta, me dejé el pelo suelto y mientras recogía la ropa que me acababa de quitar, la puerta sonó. Una sonrisa se dibujo en mi cara, miré el sobre de Cam, le mandé un mensaje "It's time", y me senté en el sofá de mi salón a recibirlos. "Mátalos con amabilidad, Alex, di la verdad, y punto".

Pasaron al salón y la cara de Bea al verme fue mítica, fue una mezcla de miedo y nervios porque sabia todo lo que iba a pasar que se descompuso al momento. Ni siquiera nos saludamos. En cambio sus padres, con toda la tranquilidad del mundo. Dos besos a cada uno y nos sentamos.

Después de hablar un poco sobre como me había ido y que mi madre trajese algo para picar en la mesa, decidí sacar el tema.

- Creo que es hora de que se sepa la verdad. - mis padres me miraron sabiendo a lo que me refería y los padres de Bea todo lo contrario.

- ¿A que te refieres, Alejandra?

- Muy fácil Marta, - madre de Bea - os voy a contar todo al detalle.

- No se a que te refieres.

- Escuchad... - les conté todo al ojo, hasta que nos quedamos unos días en su casa después del partido de fútbol. - ... Y maldito día, por una parte, en los que conocimos a los ídolos o lo que fuesen de su hija.

- Eso no es así. - interrumpió Bea.

- ¿Entonces? - saqué mi móvil y enseñé las fotos que se hizo con ellos cual fan. - Ahora voy a contar yo mi versión, que no es otra que la verdadera.

- Cuando llevábamos conviviendo con ellos no más de una semana, no sabía nada de ella, quedábamos y no aparecía, me daba largas, a penas comía en casa o me cogía el móvil, y eso me empezó a molestar. Así que a la tercera vez que me dejó tirada, decidí irme. Y Nash se vino conmigo.

Después de contarle como nos fuimos y el tiempo que pasamos en Carolina los dos solos, llegué a la parte en la que Bea y Cam vuelven.

- Cameron me llamó un día diciéndome que quería "devolverme" a vuestra hija, que ella estaba enfadada conmigo por dejarla tirada ya que no era así y que solo le quería al chico para... - intenté buscar modales para decirlo - para tirarselo vamos.

Le conté todo lo que pasó en aquella cena hasta que a ella se le ocurrió la magnífica idea de volver a España.

- Y lo demás lo podréis imaginar, ya que os lo contó como quiso ella.

- B...bueno yo no sé que decir, no me esperaba esto.

- ¡Que vas a decir! ¡Todo esto es mentira!

- Te noto tensa, Bea.

- ¡Tenso el guantazo que te voy a meter! - reí irónicamente.

- Beatriz. Relájate.

- ¡Papá está mintiendo!

- Mirad, ¿sabes qué? Ahora podéis creer a quien queráis. Es muy fácil ponerse a llorar y engañar cuando la otra persona no sabe nada.

- Todo lo que conté no era mentira.

- A ver, ¿que era verdad?

- ¿No es verdad que estuviste con Matt y después con Nash?

- Punto uno, cierto.

- ¿No es verdad que te tiraste a los dos?

- Punto dos, falso. Ni si quiera me había acostado con Nash cuando decidiste venirte.

- ¡Mentira!

- Sabrás tú.

Y con eso sentí que terminé de dejarlo todo claro, por mi parte.

- Y con esto, creo que ya he dicho todo lo que tenía que decir. Así que si me permitís, en cuatro días vuelvo tengo cosas que hacer.

- ¿Como que vuelves? - cedí a contar lo ocurrido en las últimas dos semanas sin poder evitar las lágrimas - ¡Madre mía! ¿Pero está bien?

- Está estable dentro de la gravedad...

- Sabía que ese cabrón te pondría los cuernos tarde o temprano.

- ¡Beatriz! - se levantó su padre.

- TE VOY A PONER YO LA CARA DEL REVÉS. - y mi madre me sujetó al sillón.

- Mirad, es mejor que nos calmemos...

- Mirad, Marta, Jose, no tengo nada en contra de vosotros, ni siquiera rencor por haberla creído a ella antes que a mi, es normal, es vuestra hija, pero a pesar de haber sido mejores amigas, yo no puedo seguir con ella como antes. Lo siento.

21:00h. Mi madre me llamó para cenar. Me costaba acostumbrarme al horario, cosa que no quería porque en cuatro días estaría allí por no se cuanto tiempo. Después de cenar como una familia normal volví a mi cuarto y me sonaba el móvil. Una sonrisa apareció en mi cara y al pulsar el botón verde en la pantalla táctil apareció la cara de Cameron.

//
- Holaaaaaa. - susurrando.
- Holaaa... - susurré también no se el por qué.
- Está dormido, y tiene que descansar así que no quiero despertarle.
- ¡Dejame ver! - le puse cara de cachorrito y me lo enseñó. Mis ojos se iluminaron y se pusieron llorosos. Tenía ganas de volver a verle bien.
- No llores, se está recuperando. - asentí - Bueno cuentame.
- He estado a punto de pegarle... - reímos.
- ¡¿Qué!? - dijo entre risas.
- Sí. - reímos y se lo conté.
- Mentirosa compulsiva...
- Quien sabe, puede tener un problema grave.
- Seguro... - aclaró su garganta - Ha estado Chad aquí hoy.
- ¿Y bien?
- Se siente culpable por no haber venido antes, no podía. Quiere hablar contigo.
- ¿Conmigo?
- Aja...
- Joder.
- Es un buen hombre, no te va a decir nada, ya te conoce.
- Eso espero.
- Bueno, te veo en poquito, le toca a otro estar aquí.
- Cam.
- Dime.
- Cuídamelo, ¿vale?
- Hecho... - sonreímos.

//

Extraños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora