5.

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Pili's POV.

La semana pasó volando y las cocas no han sido fáciles, compartir set con mi ex mejor amigo ha sido lo más incómodo que me ha tocado en la vida sin intención de exagerar. Teníamos ensayos todos los días después de la escuela y tenía por seguro que Shakespeare no estaba orgulloso de mi interpretación como Julieta por dos simplemente razones; no había química ni interés hacía mi Romeo. Por otro lado estaba estresada, hoy era el partido amistoso de apertura y con las porristas también debimos ensayar toda la semana en nuestras horas libres, la emoción y la euforia envolvía todo el lugar, habían carteles por todos lados y los "vendedores" ambulantes estaban desde la mañana aprovechando la situación para vender pancartas, camisetas, gorras y banderas de nuestro equipo y el equipo rival.

— ¡PILAR, NO TENEMOS TODO EL DÍA! — Carolina tocó impaciente la puerta del cubículo, casi olvidaba que estaba allí hace más de 15 minutos luego de haberme vestido con el uniforme de las porristas, sentía náuseas y una ansiedad horrible, era la primera vez que me presentaba frente a un montón de adolescentes hormonales con un uniforme tan provocativo.

— Lo siento, ya estoy. — Me disculpo haciendo una mueca mientras dejaba que Caro pasara, los cubículos estaban ocupados por otras chicas del equipo por lo cual Carolina no tuvo acceso a ningún otro que no sea el mío.— Iré al gimnasio, ¿necesitas algo?

Hubo un pequeño silencio.

— Sí de hecho, mis medias están en mi locker y está abierto, ¿sabes cuál es mi locker verdad? — Cuestiona y asiento, pero me abofeteo mentalmente luego de acordarme que no podía verme.

— Sí, sí. Ahora vuelvo.— Me despido y salgo del baño tan pronto como puedo, sentía que me ahogaba ahí dentro.

Caminé por el largo pasillo que separaba el baño del gimnasio mientras jugaba con mis manos aún más nerviosa, se acercaba el momento y mi ansiedad era peor con cada segundo que pasaba. La escuela ya estaba desierta, todos se encontraban en la cancha y podía escuchar con claridad el bullicio de los silbidos y el sonido de la música ambiental que se ponía en esa clase de eventos, en cualquier momento se me saldría el corazón.

Me distraigo tanto que no me doy cuenta que estoy cerca del gimnasio, la puerta está abierta y agradezco mentalmente para luego entrar despacio, no habían rastros de las chicas pero si se escuchaban ruidos. Alcé mis cejas con confusión y tomó las medias de Carolina junto a mi bolso para luego seguir aquel ruido, lo dudé por un minuto pero la curiosidad me mató. Caminé despacio por los rincones del gimnasio y me detengo cuando mis ojos aprecian aquel momento, mi corazón se parte en mil pedazos. Purre y Antonella estaban comiéndose sentados en una de las bancas, muerdo mis labios intentando no balbucear y decido ignóralos aprovechando que ninguno me había visto.

Salí del gimnasio disparada y vuelvo al baño en donde me encuentro a Carolina ya lista, solo le faltaban las medias por lo cual me agradeció infinitamente una vez se las entregué.

— ¿Qué pasó? — Me mira preocupada y solo niego con mi cabeza, ella asintió después de haber captado que "no" había pasado nada.

Vi a mi ex mejor amigo comiéndose con su novia en el gimnasio lo cual no debería afectarme pero sí lo hace, estoy más rota de lo que debería pero no ha pasado nada Carolina, estoy completamente bien.

(...)

— Lo harás bien, solo confía en ti, a final de cuentas solo estarás haciendo lo que te gusta.— Me dice Paulo mientras me daba ánimos, yo asentí nerviosa y moví mis manos en el aire mientras Carmela se encargaba de arreglar las mechas de pelo que sobresalían de mi coleta alta.

— Estás perfecta, si en algún momento te pierdes solo búscame con la mirada y allí estaré para animarte nuevamente, no tienes por qué estar nerviosa. La cancha es tuya, hazla tuya.— Me dice Carmela y asiento una vez más, los abrazo ambos lo más rápido que puedo y me separo a los segundos.

— Los quiero muchísimo, gracias por estar acá, debo irme.— Ellos asienten y me dan una sonrisa.

Corrí hacía el camerino y busco lo más rápido que puedo los pompones, el equipo estaba a punto de hacer su entrada y nosotras íbamos después de ellos. Los había tirado en en algún lugar pero se me hacía difícil encontrarlos con tantas emociones de por medio, me detengo por unos segundos y me recuesto de la puerta, me recargó  y doy un largo suspiro antes de susurrar para mi misma con intención de calmarme.

Lo estoy logrando...

En ese momento la puerta se abre haciendo que por obligación me separe bruscamente, tan pronto como puedo me repongo y me doy vuelta para chocar con el definido cuerpo de una persona que conocía a la perfección, Purre.

— No inventes.— Me reí sarcásticamente, él se cruza de brazos. — ¿Acaso no sabes leer? Dice NO chicos en el letrero de afuera.

Mi corazón empieza a revolotearse, no quería enfrentarlo una vez más.

— ¿En serio ahora eres porrista, Pilar? — Cuestiona con toque de ironía que me hace alzar las cejas con confusión.— ¿En serio vamos a hacer esto?

— A ver, espera, no te estoy entend...

— ¿De verdad vas a castigarme de esta forma? Esté es mi espacio, no quiero saber por qué te empeñas en sabotearlo pero no puedo creer que por tus estupidos celos de "mejor amiga" te hayan traído hasta acá cuando sabes a la perfección lo incómodo que es para ambos, luego de que TÚ me dejaras las cosas en claro.— Las palabras salen de su boca y ahí lo comprendo, mis ojos se cierran al instante y me muerdo los labios antes de decir cualquier cosa incoherente que me haga perder la discusión, porque la tendríamos.

No podía creer que lo que mis oídos escuchaban, tenía ganas de golpearlo y hacerlo mierda, sus palabras me dolían más que cualquier cosa, él sabía cómo hacerme sentir mal pero no le iba a dar el gusto de verme caer frente a él ni un maldito segundo.

— Discúlpame, ¿acaso crees que todo el puto mundo gira a tu alrededor? Esto no se trata de ti, si tanto te molesta te invito a salirte del equipo pero conmigo no te metas ni te atrevas a subestimarme, no eres el centro del universo y me importa un carajo lo que pienses de mí. Solo no voy a permitirte venir aquí e humillarme solo porque te crees el rey de todo esté maldito lugar.— Vociferé sin darme cuenta de todas las groserías que salieron de mi boca, hasta yo me sorprendí pero entonces pasa.

Pasa.

La distancia entre ambos se acorta y sus manos aprietan mi muñeca para luego halarme, nuestros rostros rozan y con claridad escucho los latidos de su corazón retumbar sobre su pecho, intento tomar distancia pero ya no hay escapatoria, la puerta se cierra y yo quedo pegada a ella. Purre sigue acortando los centímetros que nos separan y sus ojos se posan en mis labios haciendo que tiemble todo dentro de mí.

¿Qué mierda estaba pasando y por qué no lo detengo?

— ¿Y esperas que te crea? — Se reí sarcásticamente para luego relamer sus labios, se acerca mucho más y ladeo mi rostro evitando cualquier contacto con mi contrario, mis piernas estaban temblando.— ¿Esperas que crea que esto no se trata de mi?

Susurra aquello y toma mi rostro entre sus manos, me voltea la cara con firmeza y lo siguiente que hago es cerrar mis ojos intentando contener las ganas que tenía de besarlo en ese preciso momento, mi mundo se paraliza.

¿en realidad iba a besarme?







N/A:

Novela en edición.

— Lía. 🤍

Del odio al amor ; Pilurre [RENOVANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora