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Pili's POV.

Ya estábamos completos, todos los que pertenecían (o pertenecen) a nuestro grupo habían accedido y yo solo pensaba en dos posibilidades; que no falte nadie o que falten todos.

Era sábado, el día del partido y el día de mi segunda presentación como porrista, en nuestra escuela organizaban los partidos los fines de semana y por lo tanto, nuestra maestra debía evaluarnos uno o dos días después de salir de vacaciones; Eran las 4 de la tarde y nuestra presentación era a las 6, Ana Paula se había ofrecido a maquillarnos así que en esté preciso momento lo estaba haciendo con mi rostro.

— Deja de moverte, Pascual.— Ana me reclama a lo cual reacciono con un gruñido, me estaba poniendo brillantina lo cual requería de muchísima concentración y yo no la ayudaba con nada.— Eres un desastre.

— Por suerte me amas.— Murmuro y ella se ríe, al igual que yo.

Después de un rato terminó de arreglarme, yo me levante de inmediato y salí del camerino para dirigirme a las gradas en dónde me vería con Carmela pero justo antes de pisar la puerta, Renata se interpuso en mi camino.

— ¿Hora? — Cuestiona cruzándose de brazos mientras me mira con insistencia, yo sonrío cortamente y saco mi celular para responderle.

Ella se retiró poco después de haber recibido su respuesta y debía admitirlo, estaba emocionada por lo que podía pasar mañana.

Antes de presentarnos Ethan pasó a verme y me deseó la suerte, simplemente no podía creer que era mi novio y la misma persona arrogante que conocí aquel día, sin duda alguna debías ser muy cercano a él para conocerlo de verdad. Yo no lo merecía ni un poquito, ni a él ni a su amor, porque aún pudiendo intentar quererlo yo no hacía ni el mayor intento ya que tenía a otra persona en mi mente las 24 horas del día y ahí no tenía ni voz ni voto, simplemente estaba jodida.

(. . .)

Era domingo, un nuevo día y una nueva reunión.

Mi padre estaba en un viaje de negocios y regresaba mañana por lo cual yo tenía casa sola, debía admitir que estaba nerviosa. Me había despertado temprano para poder organizar todo, terminé de pedir pizza y la comida que solíamos siempre digerir en nuestras reuniones, Carmela y Caro estaban de camino, ellas decidieron llegar más temprano para ayudarme a organizar y a bajar mis ansias.

También tuve que cancelar mis planes con Ethan, me sentí mal al principio pero él entendió y decidió darme mi espacio, él sabía que esto era más importante para mí que cualquier otra cosa.

¡HOLA! ¡LLEGAMOS! — Carolina y Carmela acababan de pasar por la puerta, yo rápidamente me levanté del sofá y fuí a recibirlas.— Casi olvidaba lo grande que era esto.

— Bienvenidas otra vez, chicas.— Les sonrío a ambas.

Las tres caminamos al jardín, fue el lugar que organicé para que nos reuniéramos, yo me senté sobre una de las mesas mientras ellas se acomodaron en la pequeña hamaca que mi padre había puesto muchísimos años atrás, recordé todas las veces que me quedé dormida con Purre ahí.

— ¿Ahora vas a vivir acá? — Caro me pregunta mientras se quitaba sus lentes de sol, yo asentí.

— Solo por un año.— Respondo dando un largo suspiro antes de que todo quedara en completo silencio que decidí romper minutos después.— ¿Creen que fue una buena idea? — Digo en voz baja refiriéndome a la reunión porque sí, empezaba a arrepentirme.

— Sin duda alguna.— Carme asintió mientras Caro la apoyaba.

Terminé tranquilizándome mientras las tres charlábamos y bromeábamos para matar el tiempo, después de un rato el timbre sonó. De inmediato caminé hasta la puerta y con las manos sudándome giré el pomo de la misma, detrás del marco estaba Purre, con su tan estupida y perfecta sonrisa.

— ¿Me vas a dejar pasar o la reunión es afuera? — Alza sus cejas a mi dirección haciéndome reír, yo me hago a un lado mordiendo mi labio inferior y lo dejo pasar, él traía dos botellas de vodka en sus manos que quise ignorar tan pronto las ví.

— ¿Sabes que esto es una reunión y no una fiesta, verdad? — Me cruzo de brazos mientras caminábamos a la cocina, él suelta una carcajada.

— Tan ingenua como siempre, ¿desde cuándo nuestras reuniones son sin alcohol? — Me pasa por el lado, su aroma penetraba a la perfección mis fosas nasales, eso me hizo querer desaparecer porque era la debilidad más fuerte que tenía.

— Bien, no quiero desastres.— Ruedo solos ojos y él asiente sin dejar de caminar hasta el jardín en donde estaban las chicas.

Al cabo de los minutos terminaron de llegar los chicos, todos trajeron algo de alcohol lo cual me dio la impresión de que todo se iba a descontrolar feamente, también nos sentamos todos en el césped y nos miramos a la cara por varios minutos mientras el silencio incomodo reinaba en aquel momento, Santiago fue el primero en romperlo.

— ¿Qué nos pasó? — Dice en voz baja captando la atención de todos, nos miramos entre sí con cara de tragedia y yo suspiré muy lentamente antes de responder con mis ojos cristalizados.

— Supongo que cambiamos.— Murmuré y ahí empezó todo.

Empezamos a hablar de la vida y de todo lo que nos había pasado en los últimos meses, estábamos riendo y compartiendo entre nos. Recordamos momentos de cuando éramos chicos, cuando yo vivía acá y todos los fines de semana hacíamos pijamadas con la desaprobación de nuestros padres, volvimos a ser el grupo que tanto cuidamos por todos esos años, nos extrañábamos mutuamente y fue así como pasamos la tarde.

Al caer la noche empezamos a tomar, como si fuera poco todos empezaron a pasarse de alcohol e incluso yo, tuve que levantarme para ir a buscar hielo pero el mareo no me dejó localizarlo, también se me hizo difícil alcanzar el refrigerador pero por arte de magia Purre apareció, estallándose a risas cuando me vio batallando por alcanzar el refrigerador.

— Te odio tanto.— Gruñí haciéndome al lado para que él pasara, tomó el cubo de hielo de la manera más fácil y rápida, luego me miró con suficiencia.

— Sabes que no es cierto.— Niega pasándome el cubo, yo lo tomé de mala gana.— Tampoco es mi culpa que seas una Oompa Loompa.

— ¡SILENCIO, JOSÉ! — Golpeo su hombro y él se ríe con fuerza otra vez.— ¿En serio te aguanté tantos años, cómo lo hice?

— Porque me amas.— Se encogió de hombros, yo me crucé de brazos.— ¿Y sabes algo?

— ¿Qué? — Lo miro.

— Yo también te amo a ti, mucho más de lo que te puedes imaginar.

Entonces ahí, dejé de respirar.








N/A:

Novela en edición.

— Lía. 🤍

Del odio al amor ; Pilurre [RENOVANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora