[26.] Doctor doctor!

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Smut
Omegaverse.
cambio de edades
(MinGi mayor.)

—Su hija es una beta muy sana, no tiene por qué preocuparse de absolutamente nada.

—Muchísimas gracias, doctor.— Agradeció la madre llevando una de sus manos a la de su malhumorada hija, quien la apartó al notar la ajena, bufando ante la actitud sobreprotectora de su madre.

—No tiene por qué darlas.— Dijo MinGi, forzando su sonrisa al ver la actitud de la adolescente. Las despidió una última vez antes de volver a entrar en su consulta, revisando el papeleo.

Song MinGi, carrera universitaria ejercida en medicina y especialista en presentaciones. Su consulta iba dirigida a observaciones para omegas, alfas y betas que recién se habían presentado como tales.

Adoraba su trabajo, tenía suerte de poder ejercer de lo que le gustaba pero había algo que detestaba con toda su alma, que no le gustaba absolutamente nada: que pasara más de un minuto y que nadie entrara por la puerta.

MinGi podía llegar a ser un poquito impaciente.

—WooYoung ¿Quién es el siguiente?— Preguntó saliendo de su consulta para cuestionarle al nombrado.

El secretario hizo una mueca, harto de su trabajo. No había estudiado cuatro años de literatura para eso. Miró un momento la pantalla de su computadora.

—Kim HongJoong, Doctor Song.

—¿Y es..?

—Recién presentado como omega, Doctor.

MinGi miró el reloj que colgaba en la pared de su oficina.

—¿No llega tarde?

—Sí, doctor, lleva dos minutos de retraso...

—¡Disculpen!— la dulce voz de un adolescente peliblanco se hizo presente, entraba en la oficina de forma veloz, corriendo.

Casi cae debido a la alfombra decorativa que había en el medio, y como consecuencia de la pérdida de equilibrio, tropezó contra el cuerpo del doctor, logrando que su rostro se estrompase contra el abdomen ajeno. MinGi alzó las cejas, sorprendido, WooYoung abrió los ojos como platos.

Era un torpe omega con olor a vainilla y caramelo.

—Apártate del doctor.— Ordenó WooYoung. MinGi era su alfa, no debía de tener tantas confianzas con él, menos siendo un omega recién presentado.

Pero al contrario de lo que WooYoung pensaba que estaba bien, a MinGi le habría encantado tener al dulce omega más pegado a él.

Su corazón había comenzado a latir con fuerza, golpeando su pecho intensamente. Sus pupilas se habían dilatado al ver a aquel delicado muchacho; sus ojitos risueños, su nariz puntiaguda, su cabello blanquecino, algo desgastado y despeinado debido al recorrido, sus mejillas color carmín debido a la vergüenza que sentía. Su alfa rugía dentro de su pecho, lo arañaba queriendo escapar, dominar al humano, necesitaba proclamar al pequeño como suyo.

Porque era suyo.

—D-Disculpe la tardanza y... el escándalo que he causado.— Se disculpó el menor, apartándose con rapidez para hacer luego una perfecta reverencia de noventa grados exactos.

MinGi salió de la ensoñación en la cual el cuello del pequeño quedaba marcado por sus dientes.

—No tiene importancia. Pase, por favor.

WooYoung miró sorprendido al doctor, el cual le dedicó una sonrisa al omega quien pasó al consultorio cuando el alfa se lo hubo permitido. MinGi detestaba a las personas inpuntuales, y que le dejara entrar sin un regaño pasajero o una mirada condescendiente era algo nuevo.

𝐍𝐄𝐕𝐄𝐑𝐋𝐀𝐍𝐃 ๛ MinJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora