Capítulo 23: El campeonato

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Sara Oldstone no recordó absolutamente nada de aquella noche. Despertó el domingo por la tarde, después de que le limpiara el resto de la sangre por la noche, y el sueño parecía haberla regenerado por completo. Parecía animada y fuerte una vez más, y no solo por haber descansado: la energía demoníaca de Whitehowl creció de nuevo en su hombro, por más empeño que le puse en quitársela. La energía Lunar sencillamente se acumulaba en su cicatriz.

Nuestra relación siguió como hasta entonces, aunque eso significaba que casi no hacíamos ya nada... Aunque no porque ella lo intentara. Yo me sentía mal por mentirla, pero no me atrevía a decirle la verdad, así que le ponía excusas si ella parecía con ganas de..., bueno, de cariño.

—¿Quieres venir a mi cuarto esta noche? —me sugirió en secreto.

—Aún tengo la regla... —mentía, con mi cuerpo nuevo no, tenía los ritmos hormonales distintos, pero temía que descubriera que no era el mismo cuerpo... Y es que parecía más pálido y hermoso, carente de imperfecciones—, me quedan un par de días.

—Pobre —lamentaba.

Luego la tenía ella. Luego había entrenamiento, luego exámenes, luego estábamos cansadas. Una noche me animé a quedarme con ella, ya que ya no entrenaba con Grace, pero no podíamos hacer ruido y fue muy incomodo. Y luego ella se quiso ir a patrullar.

—No lo hagas más —le pedí sujetándola—. Es absurdo, nadie va a venir a secuestrar a nadie...

—Pero a ti te...

—Mi abuelo es mejor de lo que creía al principio —le aseguré—. Cree en mí, es muy sabio y fuerte, e inteligente, y no quiere hacernos daño. Solo quiere conocimiento, creo —confesé, pues le había dado muchas vueltas a las palabras de mi abuelo en su despacho de NeoTech.

—¿Vamos a hablar de todo esto algún día? —me sorprendió directa al grano—. ¿O seguiremos fingiendo que somos normales y que no sabemos la verdad de la otra? —tragué saliva y bajé la cabeza. No sabía por donde empezar—. Esto es ridículo, lo ha sido desde el primer momento y no lo aguanto más —admitió de pronto, sin más miramientos. Le mantuve la mirada conteniendo el aliento—. No sé si me recuerdas, o a lo mejor me equivoco, porque entonces encontrarnos aquí fue una coincidencia matemáticamente imposible, pero sé que hace 8 años conocí a un par de gemelas en un lugar conocido como el Valle de la Luna. Se llamaban Yolanda y Tamara. Y se parecían mucho a ti.

Las lágrimas manaron de mis ojos sin que pudiera evitarlo, me tapé la boca para contener el llanto. Ella lo había sabido desde el principio y yo me había callado como una estúpida todo aquel tiempo.

—Eras tú, ¿verdad? —comprendió exaltada—. Lo sabía, lo sospechaba, pero era tan absurdo e imposible... ¿Cómo acabaste aquí? ¿Venías buscándome? —cabeceé—. ¿Fue casualidad?

No pude responder, la abracé y  ahogué el llanto en su pecho. Ella me abrazó y acarició la cabeza. Y nos besamos y fundimos una vez más. Así conseguí que dejara de salir de noche. Y que me dijera la verdad:

—A principio de curso recibí una llamada de mi hermano. Seguía vivo y estaba en el Valle de la Luna. Iba a hacer algo muy malo...

—Matar a mi padre... —completé yo con un susurro.

—Intentó matarme a mí también... —se tocó el hombro.

—Pero el cazador lo mató —terminé.

—Era una chica —confesó pensativa. La miré de hito en hito—. De nuestra edad. Increíblemente poderosa. Una cazadora de demonios...

No me atreví a preguntarle por ella, sentí que no lo soportaría. Sin embargo, ya tenía detalles de su descripción: alta, pelirroja, fuerte...

Astral Arcana II - GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora