Cᥙιdᥲᥒdo ᥲ ᥣos Brιᥒᥣᥱყ 『 ᴶᵃᵉᵈᵉᶰ ᴹᵃʳᵗᵉˡˡ 』

c a p t r e c e [1/5]

Narra Jaeden.

―Bueeeeenoooos días―saludó Noah, recién levantado.

―Son las 11 am, dormilón ―contesté.

―Estoy de vacaciones y con un trasero adolorido, no molestes―me sacó la lengua como buen macho que es. Fue hacia la cocina y abrió la puerta, al ver quien estaba, me miro sorprendido y divertido, con un toque de burlón. Yo le saqué mi dedo de en medio y él entró riendo.

―Hola―escuché que saludó.

―Hola, haz dormido demasiado el día de hoy―escuche la dulce voz de _____.
Esperen, ¿Qué?

―Lo sé, es que anoche me quedé hablando hasta tarde con Jaeden, sobre unos temas―habló con un tono más alto como para que yo lo escuche. Porque sabía que yo estaba escuchando.

―Oh, ¿se puede saber de qué? ―preguntó ella. Dios, Noah no hables o te saco los sesos.

―Del amor―contestó con el mismo tono algo más alto.

―¿El amor? ―preguntó sorprendido Wyatt.

―Aja―contestó mi hermano―Al parecer se está enamorando―rió.

―_____, ¿sabes donde quedó la remera rosa de Lea? ¿Esa que le gusta much...? ―entré antes de que Noah haga algo que no tenga que hacer―Oh, hola―fingí una sonrisa, saludando a Wyatt. ―Buenos días hermanito―saludé a mi hermano, tratando de matarlo.

―Hola―saludó Wyatt.

―Noah, te busca una chica en la puerta... por cierto―dije mirando a mi hermano.

―¿Quién? ―preguntó él interesado.

―Una rubia―conteste desinterado.

―¿Sandy? ―preguntó con una mirada picara.

―Tiene cara de Sandy―asentí y el salió corriendo, pero inmediatamente se quejó del dolor.

―¡NOAH! ―gritó ____ y él volvió.

―¿Sí? ―preguntó él impaciente.

―No hagas lo que ya hemos hablado―lo señaló con el dedo ella.

―¿Viste esta almohada? ―preguntó mostrando su trasero y a él agarrada una almohada. ―No puedo hacer nada, así que no te preocupes. ―guiñó el ojo y salió de nuevo. Yo reí nervioso.

―Bueno, me voy―dije escapando y sin decir más me fui.

Narra _____.

―Todos aquí son raros―murmuró Wyatt a mi lado.

―No sabes cuanto―reí.

―¿Quieres salir o lavar ropa? ―preguntó él.

―La verdad? Salir. Pero debo lavar. Aunque contigo será divertido―lo miré y reí.

―A lavar ropa se ha dicho! Soy el mejor lavando ropa―dijo con un tono heroico.

―Corrección. Eres el mejor lavando ropa y teñiendola de rosa―le guiñé el ojo y tomé la cesta con ropa, y él me siguió al pequeño lavadero que tenía la casa.
(...)
―Menos mal que todo quedó como estaba porque sino me mataban―le dije peinándole el cabello a Sadie. Lo tenía muy enredado.

―No es nuestra culpa de que Jack haya comenzado una guerra de agua en medio lavadero, y en la casa―contestó Noah en el sillón, con una toalla en los hombros.

―Fue divertido―dijo Wyatt riendo.

―Segundo día que termino totalmente empapada, pequeños demonios―murmuró Sadie.

―Monita, todos son mayores que tú aquí, menos yo―dijo Jack.

―No me digas Monita, Teletubbie―espetó ella.

―Monita y Teletubbie son los mejores apodos que pude haber puesto en la vida―dijo Noah.

―Callate, Bebé―dijo Jack-

―Chicos... no peleen―sonreí de lado.

―¿Y Jaeden? ―preguntó Wyatt.

―Se fue a lo de un primo―contestó desinteresado Noah.

Y lo que ocurrió fue que de la nada Jack llegó con pistolas de aguas, bombitas de agua y más al lavadero, siendo perseguido por todos los demás. Tiró agua a todos lados y con Wyatt comenzamos tirar agua que sacamos del lavadero. Todo paso a la casa y empapamos toda la casa. ¿Quién tuvo que secar todo? Sí, Wyatt. Lo obligué por haberme tirado una cubeta de agua llena a mi cabeza. Tonto.

―Oigan, ¿y kira? ―pregunté. Todos nos miramos y encogieron los hombros. No otra vez, porfavor.

Corrí a su cuarto dejándole el peine a Sadie y ví que no estaba. Dios, soy una pésima niñera. Por si no lo sabían.
Ví que había una nota pegada a la cuna.

"Me llevé a Kira a lo de un primo, no se preocupen. –Jaeden".

Solté todo el aire reprimido que estaba en mis pulmones y bajé ya más tranquila.

―Se la llevó Jaeden―anuncié.

―Ya lo sabíamos, te queríamos asustar―dijo Noah riendo.

―¿Ah sí? Okay, cocínense ustedes entonces―dije.

―No no! Te amamos _____! ¡PERDÓN! ―gritó Jack tomandome las piernas.

―¿Tantas ganas de no cocinar tienen? ―pregunté sorprendida.

―No, es que la que cocina es Sadie y cocina pésimo. Lo único rico que hace son los postres―dijo Jack.

―Bien que comes todo―espetó Sadie y le dio un zape, yendose.