c a p t r e i n t a

3.1K 263 168
                                    

Narra ____.

―¡No! ―grité pegándole coscorrones a Noah. Él trataba de quitarme un  chocolate que había comprado en la tienda del hotel. Ambos estábamos en  la piscina, sentados en una de esas sillas grandes. Los demás tenían que  bajar.

―¡Pero dame un pedacito! ―gritó . Todos nos miraban.

―¿Qué? ¿Nunca pelearon por chocolate? ―grité para todos. ―Vuelvan a lo suyo―me quejé y todos avergonzados siguieron con sus cosas.

―Que atrevida―comentó sarcásticamente Noah.

―Sí, ¿viste? ―le contesté enojada. Ví como Jaeden entró a la parte de la  piscina, cruzando por la puerta, sin camisa. Oh gosh. Que lindos  chocolates que tenía él. Esperen, ¿yo dije eso?

―Hola―saludó sentándose a mi lado.
 
Yo inconscientemente tomé como el vestidito que llevaba y me lo puse,  ya que no lo tenía puesto cuando estaba con Noah. No sé porque me da  vergüenza o que se yo.

―¡Ajá! ―gritó Noah sacándome el chocolate. ―le voy a alardear a Sadie―dijo yéndose.

―Le va a pegar en la parte que no hay que pegarle a los hombres, te apuesto lo que quieras―comentó Jaeden.

―Espero, me robó mi chocolate. Y a mi nadie me roba chocolates―me crucé de brazos haciendo un pequeño puchero. Él rió.

―Toma―metió la mano en su mochila que traía y sacó un chocolate―te lo regalo―me lo entrego. Ains.

Esperen, decía "te quiero". Son de esos chocolates Milka que vienen  como con notas en ellos y dicen "Feliz cumpleaños" "feliz día" y así...  este decía "Te quiero". Él se dio cuenta de que me quedé mirando la  inscripción.

―Tomé cualquiera, no es nada―aclaró, yo lo miré sonriendo.

―Gracias―asentí lentamente y el sonrió. Es tan lindo cuando sonríe. Y  se le forma esos hoyuelos que dan ganas de mordérselos y... ay no sé, es  hermoso.

Narra Jaeden.

―Le va a pegar en la parte que no hay que pegarle a los hombres, te apuesto lo que quieras―comenté riendo.

―Espero, me robó mi chocolate, y a mi nadie me roba chocolates―dijo  ella y se cruzó de brazos. Yo no pude evitar como sus pechos se juntaban  aun más y... ¿qué? Soy hombre. Aunque me encante todo de ella no puedo  evitar mirar esos detalles. Lo que si me pareció tierno es que cuando  llegué ella se colocó su vestido, ya que estaba en una linda bikini  negra. Y se sonrojó es tan linda.
Luego le dí un chocolate y ella se  lo comió, mientras yo me recosté para tomar sol. Ella estaba indecisa  de sacarse o no el vestido y se lo termino sacándose, yo aunque este con  los ojos cerrados noté que estaba avergonzada (en realidad tenía uno  solo abierto, pero ella no se dio cuenta). Es tan tierna. Y sí, ya lo  dije más de dos veces. Es que es tierna, es perfecta. Y lo mejor de  todo, es que mis padres ni mi familia llegaban. Estábamos solos.
Ella se recostó también para tomar sol. Y debo admitir, que ese bikini le favorece y mucho.

―¿Te puedo hacer una pregunta? ―preguntó de la nada, reincorporándose.  Yo me saqué mis lentes de sol, me acomoda apoyando mi peso sobre un  codo.

―Dime―sonreí.

―¿Qué es lo que supuestamente te atrae de mi? ―preguntó ella sentándose bien, frente a mí.

―No lo sé. Tal vez tu forma de ser. Además de que eres realmente bella.  Pero tu personalidad me llama mucho la atención... y no lo sé. ―me encogí  de hombros.

―No entiendo, o sea... no entiendo―negó con la cabeza.

―¿Qué no entiendes? ―pregunté incrédulo.

―Que... ―vaciló―no, no es nada. Sigue con lo tuyo, gracias por el chocolate. Estaba delicioso―dijo.

―Estaba demasiado derretido―reí.

―Chocolate es chocolate. ―me guiñó el ojo y volvió a recostarse, pero  esta vez colocándose unos auriculares y prendiendo la música en su iPod.
Yo sonreí y también me volví a recostar. El sol de todas formas ya se  estaba ocultando en nuestro segundo día aquí, asi que mucho sol no  íbamos a tomar... pero el estar con ella me bastaba.

―¿Ahora yo puedo hacerte una pregunta? ―dije sin abrir mis ojos.

―Claro―contestó. Justo escuchó, tiene la música muy baja o directamente  no escuchaba nada. Una de esas tres eran como para contestarme tan  rápidamente.

―¿Crees que soy bueno? ―pregunté.

―¿Para que?

―Como persona.

―Una de las mejores que he conocido en mi vida―contestó. Y eso como a una niña adolescente me hizo derretirme todo.
Esta chica era realmente genial.

―¿Puedo hacerte otra pregunta?

―Sí―contestó―pero directamente pregúntame, no preguntes si puedes preguntar.

―Tú comenzaste con esto. Y... ¿Cuál es tu apodo? ―pregunté.

―NUNCA lo sabrás―se levantó y yo abrí los ojos, imitándola.

―¿Por qué?

―Porque no. Nunca lo sabrás. Eso tenlo por seguro.

―¿Tan vergonzoso es?

―Sí. ―asintió repetidamente.

―Entonces... lo averiguaré―la reté con la mirada.

―Nunca.

―Nunca digas nunca―le guiñé el ojo.

―¿Quién te crees? ¿Justin Bieber?

―Puede ser―me encogí de hombros―solo que Justin Bieber no sabrá nunca tu apodo, y yo sí.

―No.

―Sí.

―No.

―Sí.

―Cállate.

―Cállame. ―dicho esto me besó. Así es. Me besó. Esperen... ¡ME BESÓ! ¡OH  POR DIOS! ¡ESTOY PEOR QUE UNA ADOLESCENTE CON HORMONAS ALBOROTADAS!  ¡____ ME ESTABA BESANDO! ¡Y ELLA A MÍ! Sus labios son tan  suaves, como siempre supuse que eran. Y tenía un sabor a chocolate,  obviamente porque había comido anteriormente. Y a vainilla. Creo que es  por el brillo labial que llevaba puesto. Al separarnos ella mi vió  avergonzada y sorprendida de sí misma

―Y esto tampoco Justin Bieber lo  obtendrá―asentí embobado.

―No―negó ella también embobada.

Cᥙιdᥲᥒdo ᥲ ᥣos Brιᥒᥣᥱყ 『 ᴶᵃᵉᵈᵉᶰ ᴹᵃʳᵗᵉˡˡ 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora