c a p n u e v e

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Me quedé viendo sorprendida al libro. Dios mío. O la señora Brinley tiene mucho tiempo libre, o en verdad son complicados estos niños.

—______, estamos listos—dijo Sadie trayendo a Kira en un carrito para bebés. Detrás de ellas estaban el
resto de los Brinley.

—Hagamos esto—sonreí triunfadora y me coloqué unas gafas de sol negras. Esperé cinco segundos
más para hablar—¿Y? ¿Qué les parece? ¿Se parece
a lo de las películas? —pregunté quitándome los lentes.
Ellos me miraron aturdidos y negaron con la
cabeza, hasta Kira se largó a llorar—ok, no lo haré
más—dije dándole su chupete a la bebé.

Salimos de la casa exactamente a las 11:34 a.m., llevamos comida (mucha), agua, una pelota de
fútbol, unos jueguitos para Kira, un libro para mí
y creo que nada más. Oh, por si acaso el manual
aquel... a veces que lo pienso de a ratos, me da
miedo salir con estos chicos. Son como perros rabiosos que si les sueltas la correa pueden hacer
de todo.
Pero unos perros rabiosos tiernos, eso si.

—Buenos días, señorita—me dijo un chico que
no conozco apareciéndose frente a mí mientras caminábamos por el parque buscando un lugar para sentarnos, con sombra. Los chicos pararon detrás
de mí.

—Hola—contesté simplemente.

—¿Esta bella dama tiene un nombre?
—preguntó coqueto.

—Sí, se llama “esta comprometida”. Vamos amor.
—contestó Jaeden tomándome suavemente del brazo, y los chicos nos siguieron. El tipo se quedó parado
allí sin entender mucho. Oh sí, sí entendió... creo
que entendió que estoy comprometida, y talvez de Jaeden.

—Oh, shit, ¿y eso fue? —pregunté volteándome y caminando de espalda.

—Te salvé de aquel patán. Hermano de un “amigo”
de Sadie—contestó sentándose debajo de un árbol.

—¿Ese es hermano de Kyle? —preguntó Sadie.

—Ajá.

—Yoo... sólo digo que la hermana melliza está
sexy—dijo tirándose al césped Noah.

—Ay Dios Noah. —rodó los ojos Sadie.

—Gracias—le dije a Jaeden.

—De nada—contestó seriamente.

—Noah, ¿jugamos al fútbol? —preguntó Jack, Noah
lo miró algo perdido y proceso las palabras, ya que estaba metido en su celular.

—Claro—contestó él y ambos tomaron la pelota y se fueron a jugar.

Jaeden tomó un libro de su mochila y se apartó,
para comenzar a leer.

—Yo iré a hacerles de porrista—dijo Sadie sonriente, salió en dirección a los chicos.

—Y nosotras que haremos? —le pregunté a Kira agachándome para estar a su altura, ella seguía metida en el cochecito. Kira río y yo sonreí jugando con su manita. —Vamos a ver cómo juegan estos perdedores—le guiñé el ojo y saqué una manta.

Tomé a la bebé en brazos y nos colocamos a un
lado de la cancha de fútbol (soccer) que habían armado los chicos. Nos sentamos sobre la manta
y veíamos el uno contra uno que hacían sus
hermanos.
Nos reímos bastante, porque después de todo Jack
le sacaba ventaja jugando a Noah, e iba ganando
por un punto.

—¡VAMOS JACK! —grité.

—Oh, gracias ______ por el apoyo—dijo Noah ya algo
agitado de correr por casi veinte minutos ya.

—¡Hasta que no aprendas a no hacer lo que ya
sabes no te alentaré! —exclamé y me sacó la
lengua.

Sadie estaba al otro lado de la cancha haciendo
piruetas y “alentando”. Me contó que es porrista, y
a decir verdad es muy buena. Sabe cómo moverse.
También le gusta mucho bailar.
En un descuido de Jack, Noah le empató el partido y
ahora iban 2-2. Ambos se miraron y cayeron al suelo cansados.

—¡Vamos chicos! ¡Son unos debiluchos! —grité.

—¡Ven a correr tu! —gritó Noah.
Yo levanté una ceja y escuché un “Oh oh” de alguien.

—Ok, Jack ven a cuidar a tu hermana. Esto es
entré el debilucho número uno y yo—dije poniéndome de pie. Jack río y le entregué a Kira.
Me puse de pie y Noah me miró expectativo,
también poniéndose de pie.

—¡Y que comience el juego! —gritó Sadie y le quite la pelota a Noah.
(...)

—Tres a cero, ¡vamos chico! ¡Sé que tienes más para dar! —exclamé riendo.

—No puedo más, me quedo sin aire—contestó sentándose al lado de Jack.

—Oush. Yo que quiero seguir jugando—dije haciendo puchero.

—¿De dónde sabes jugar tan bien? —preguntó Noah.

—Estuve en verano entero en Argentina, allí conocí más el fútbol y me gustó, así que lo práctico mucho. —asentí.

—¡Que Jaeden juegue contra _______! ¡Él también sabe jugar al soccer! —exclamó Sadie saltando feliz.

Miré a Jaeden y el levantó la cabeza del libro y miró nervioso.

—Estoy ocupado monita, leyendo este libro—sonrió él.

—¡Bien que veías el partido recién! —lo dejó en evidencia ella. Lo tomó de la mano y lo
jaló—Vamos—dijo haciendo fuerza y el se levantó.

—Ok. Pero uno corto—contestó serio.

Se puso frente a mí y me vió fijamente a los ojos.

Que juego lindo va a ser este.

Cᥙιdᥲᥒdo ᥲ ᥣos Brιᥒᥣᥱყ 『 ᴶᵃᵉᵈᵉᶰ ᴹᵃʳᵗᵉˡˡ 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora