El tiempo no se detiene.
Los miedos siguen.
Recuerdos hermosos quedan.
Los sueños pasan.
El tiempo se refleja en la piel.
Las esperanzas quedan en el olvido.
No es cuestión de poder, si no de querer.
...
“La vida llama, no le cierres la puerta a una oportunidad”
° ° °
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Pov. Levi [...]
Corría lo más rápido que podía, la lluvia cada vez mojaba más mi ropa.
Sabía que no era una buena idea salir para poder tener un mejor panorama e inspiración. Fue una mala idea.
Mientras corría me mantenía sosteniendo y cubriendo una hoja en la cual estaba trabajando. Para ser más exactos quería pintar un paisaje con óleo, con personas incluidas pero el clima me engañó.
De la prisa por esconderme y no mojarme olvide algunas cosas en el parque.
La lluvia empezó con más fuerza, corrí más rápido y casi me resbaló.
Pude observar una tienda de aspecto descuidado y viejo. No lo pensé dos veces y entre a ese lugar.
Al entrar a la tienda una campanita sonó y observé a dos personas ancianas, ellos también me vieron.
- Buenas tardes - dije casi en un susurro. Ellos me respondieron gentilmente el saludo.
El lugar era pequeño, pero acogedor. Era agradable.
Caminé un poco y me quedé sentado en una silla junto a una mesita que quedaba cerca a una ventana.
Era una vista hermosa.
Podía escuchar la lluvia y persibir como caían las gotas y algunas que se resbalaban en la ventana. Era una sensación cómoda, me traía nostalgia.
Me recordé de mi hoja y rápidamente la vi.
Estaba toda mojada, rota y arrugada, fue una lastima.
Una mujer mayor se acercó y me pregunto si quería ordenar algo.
Pedí un té verde junto a unas galletitas en forma de animalitos.
Sentía demasiado frío y la lluvia cada vez aumentaba más de intensidad.
Me quedé observando por la ventana a las personas y autos que pasaban enfrente de la tienda.
Me llevaron lo que había pedido anteriormente, probé el té y estaba excelente.
Sonó la campanita y observé a la persona que había entrado.
Se notaba que era un chico joven, de cabellera castaña, era un poco alto, no pude ver su rostro, estaba completamente mojado por la lluvia y también estaba agitado.
Quizás corrió como lo hice yo.
Se sentó cerca de la mesa de donde yo estaba.
Note y logré escuchar que malidijo por lo bajo cuando vio su libreta empapada.
Él volteó, me vio y en sus labios se formó una sonrisa.
Una sonrisa sincera que logró remover mis sentimientos y provocó una emoción extraña en mi ser.
Logré ver sus ojos.
Eran distintos, una combinación de dos colores. El ojo derecho era ámbar y el izquierdo un tono suave de violeta
Eran hermosos. Una combinación extraña, pero bella.
De la nada sentí que mi pulso se aceleró y descaradamente le devolví la sonrisa.
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Nota
Si tienen dudas las responderé en los comentarios.
