Escena 29

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ESPÍA: *A pesar de que se encontraban a plena luz del día, se coló entre las ramas de los jardines más profundos y privados de la familia, donde nadie tenía permitido entrar, y dejó que Cyril lo viese a propósito.*

CYRIL: De nuevo nos encontramos. ¿Casualidad? *Preguntó en tono elevado, ya que estaban a cierta distancia. Tuvo que disimular la satisfacción que le había dado verle después de que Khara le informara que no le había sonsacado nada a ninguno de los consejeros. Había estado al borde de un ataque de nervios.*

ESPÍA: *Continuó andentrándose por los jardines prohibidos sin volverse.* ¿Qué creéis vos? *Dicho eso, se perdió de su vista. Pero había algo en el tono de sus palabras que lo invitaban a seguirlo y no quedarse atrás.*

N: Después de todo, Cyril había entrado alguna vez en los jardines prohibidos con Khara. Así que lo siguió sin pensarlo y a través de los matorrales.
Aunque llegó un momento en el que las pisadas desaparecieron. El camino detrás de sí era muy confuso como para volver y el barro de los zapatos del espía se perdía por las ramas de los árboles, como si se hubiese subido a ellos.

CYRIL: Esperad. *Jadeó.* ¿Os parece divertido?

ESPÍA: En efecto. *Saltó de un árbol justo tras su espalda.* ¿A vos no?

CYRIL: *Se sobresaltó y dió la vuelta para encararlo.* No.

ESPÍA: *Unas carcajadas escaparon desde detrás del pañuelo.* ¿Tenéis siquiera permitido pasearos por aquí?

CYRIL: Sabéis que no. *Gruñó y lo fulminó sus gélidos ojos azules.* ¿Qué queréis de mí? Dijisteis que solo vendríais si lo pedía a alguno de los consejeros, y aquí estáis.

ESPÍA: Este es mi trabajo, señorito. ¿Acaso creéis que un espía se perdería tan jugosa fiesta? Os sorprendería saber cuántos secretos he desentrañado en estos acontecimientos. Sin embargo, parece que el espía está siento espiado. *Le dio un toquecito con el dedo en la nariz y sus ojos relucieron con picardía. Como siempre, no tenía miedo a tocarlo, como si no se tratase de un noble.* Sois muy inocente.

CYRIL: Lo seré si vos lo creéis así. *Emprendió la marcha sin mirar atrás.* ¿Como puedo llamaros? ¿Tenéis algún nombre por el que os conozcan?

ESPÍA: *Sus ojos reflejaron un atisbo de duda por un momento pero, afortunadamente, Cyril no lo estaba contemplando durante aquel instante. El noble no dejaba de sorprenderlo.* Poseo tantos nombres fuera de la muralla que ni siquiera podría recordarlos. Aquí dentro tengo los convenientes. Y estoy personalizado para cada amo informado.

CYRIL: *Enarcó una ceja.* ¿Y cómo queréis que os llame yo?

ESPÍA: El nombre es a vuestra elección. ¿Cómo queréis llamarme?

CYRIL: Así que mi elección...

ESPÍA: Pero debéis saber algo más. Si os convertís en mi amo informado y me elegís un nombre, yo también debo elegiros uno.

CYRIL: *Se paró en seco, miró hacia atrás y le dedicó una sonrisa pícara.* Como deseéis, Sar.

ESPÍA: Sar... ¿Es alguna lengua antigua?

CYRIL: Así es, Kaixana, la antigua lengua de mi pueblo. ¿Sabéis lo que significa?

ESPÍA: ¿Cómo podría? Después de todo soy extranjero.

CYRIL: Misterioso. *Tradujo.*

ESPÍA: *Sus ojos sonrieron.* Muy original. Yo también tengo uno para vos. Dorlem.

Memorias de HesperiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora