Escena 30

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NIKEL: ¿Cómo de productivo ha sido el día hoy, queridos? Eirian llega tarde por segunda vez, así que podemos empezar sin él.

KHARA: La cierto es que nada interesante. Todos parecen muy recelosos a decir nada.

DARREN: Los Iridie traman algo, lo sé, se les nota en las formas hoscas. Pero no consigo averiguar qué.

N: Entonces, Eirian irrumpió alborotado, entrado a toda prisa mientras se colocaba la ropa correctamente.

EIRIAN: Ruego disculpéis mis formas.

EZÈBERT: ¿Dónde estabas? ¿Y por qué vienes en esas condiciones? *Inquirió.*

KHARA: *Lo miró extrañada.*

EIRIAN: Estaba ocupado con unos asuntos que nos han proporcionado buenas nuevas. ¿Alguien ha conseguido información de utilidad?

NIKEL: No mucha. ¿Y vos? ¿Cuáles son esos asuntos?

EIRIAN: Supongo que recondarán la discusión que tuvimos sobre Herve... *Sugirió orgulloso y peinó su pelo hacia detrás con los dedos, pues estaba algo alborotado.*

EZÈBERT: Sí. ¿Habéis conseguido algo?

EIRIAN: He mantenido largas discusiones con la familia y han accedido a firmar los pactos dobles de los que hablamos, rechazando así su ayuda a cualquier casa enemiga. *Sonrió con satisfacción.*

SISLA: Imposible... ¿En dos días?

NIKEL: Se han negado a firmar con nadie durante más de una década.

KHARA: ¿Cómo habéis obtenido el trato? *Sabía que Eirian era bueno en su trabajo, pero aun así era muy extraño.*

EIRIAN: Los medios no importan, sino la seguridad que este trato nos brinda. *Su gesto pícaro no traía nada bueno.* Además, Maer Herve ha sido tan amable de poner a nuestro servicio a sus nativos extranjeros para su aprendizaje y el de su hermana. Estos trucos, de los que nadie más podrá gozar, serán una ventaja delante de los Sabios.

NIKEL: Cuando digo que sois el ejemplo que siempre he querido para mis hijos, realmente me quedo corto.

EZÈBERT: Querido, estoy tan agradecida de teneros...

SISLA: Me sorprende sobremanera; yo intenté acercarme a ella y no funcionó. *Bajó el tono abuno más sugerente.* !¿Seguro que han sido lícitos los medios? Podéis contárnoslo.

DARREN: Debes contarlo. *Apostilló.*

EIRIAN: Aquí donde me veis, soy de lo más transparente. Digamos que la Maer requería unos servicios que tan sólo alguien sin nobleza podría ofrecerle, ya que no estoy ligado a ningún matrimonio. Sin embargo, como es lógico, a ella no le gustaría que se extendiese ningún rumor, pues aún busca pretendiente. Y ya que es nuestra beneficiaria, debemos contribuir a ello.

NIKEL: Sin duda, así será.

KHARA: *Jadeò ante la noticia. Observó a su consejero confusa y decepcionada; unas náuseas horribles le recorrieron el cuerpo.*

DARREN: Al final resulta que sois muy inteligente.

EZÈBERT: No cabe duda de que sabéis cómo usar vuestra posición.

SISLA: No es de extrañar que tengáis tantos nombres. *Añadió. A ella no le importaría recibir atenciones así de su parte, aunque jamás lo haría ni pondría en duda su honra.*

NIKEL: Quiero ver esos papeles sobre mi mesa mañana para firmarlos.

EIRIAN: Ahí estarán. *Inclinó la cabeza algo sonriente, orgulloso de su victoria (la única que habían conseguido).*

KHARA: *Se levantó de sopetón y arrastró de forma desagradable la silla.* No entiendo como podéis aprobar medios tan bajos para conseguir vuestros propósitos. Es vergonzoso. *Espetó.*

EIRIAN: Cuando vuestro nombre no tiene poder y no tenéis una adinerada familia detrás de vuestras espaldas, aprendes a encontrar medios alternativos.

KHARA: Ni viviendo en el fango. *Replicó.* Si me disculpais, me retiro. Que os vaya bien con vuestros planes.

EIRIAN: *Se acercó un par de pasos a ella.* Antes de marcharos, mi señora, debéis prometer que no diréis palabra de esto para que el trato pueda seguir en pie.

KHARA: Tranquilo, «Eirian Or Harve», no caería tan bajo.

EIRIAN: Sed comprensiva; he hecho esto es por vos y vuestra hermana.

KHARA: *Khara lo miró dolida y le cruzó la cara en un guantazo.* ¡Jamás volváis a decir que habéis hecho algo de tan baja calaña por mí!

PADRES AL UNISONO: ¡KHARAA!

EIRIAN: *Permaneció unos segundos mirando hacia un lado debido al golpe, con semblante serio, mientras ella se esfumaba del comedor. Después, se llevó la mano a la mejilla y sonrió.* No os preocupéis, mis señores, marchos a descansar; aún nos queda una larga semana. Yo iré a hablar con ella y comprenderá lo importante que es este movimiento para los Dahl. *Inclinó la cabeza.* Con vuestro permiso.

Memorias de HesperiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora