Escena 2

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Castillo Valeryan

N: Daven Gallaher se encontraba esperando impaciente a la reacción de Maer Cyril, quién aún leía la carta con atención. Debido a que se había encontrado fuera del castillo practicando con la espada, como solía hacer rutinariamente, no había podido acudir a la reunión donde el señor de la casa, su padre, anunció la noticia a todos sus hermanos. La Casa Valeryan era un caos cuando el segundo de los hermanos apareció, de modo que el Maer ordenó a Daven anunciarle las nuevas noticias.

DAVEN: *Habló solo después de comprobar que Maer Cyril bajaba la carta en señal de haber terminado y retirarla de su mano, pues la carta debía permanecer en perfecto estado.* Mi señor. *Esperaba impaciente, sin a penas poder contener el nerviosismo en sus talones. Cyril no era muy dado a ataques de agresividad pero, después de ver la reacción del primogénito de la Casa Valeryan, se preparaba para lo peor.*

N:Cyril no respondió, sino que en silencio le volvió a entregar la carta.

CYRYL: ¿Mis hermanos ya lo saben? *Preguntó con un hilo de voz, mientras se apoyaba en una columna.*

DAVEN: Mi señor, ¿os encontráis indispuesto? *Ignoró la pregunta a propósito.*

CYRIL: Os he hecho una pregunta, Daven. *Insistió y rechazó su ayuda con el brazo*.

DAVEN: *Agachó la cabeza sumiso retirándose un poco* Se realizó una reunión para tratar el tema mientras vos os encontrábais fuera, mi señor. Pero es por todos sabido que vuestro padre no permitiría que estuviéseis desinformado. Puedo indicaros todo lo hablado en la reunión si lo deseáis.

CYRIL: Debo hacerlo, ¿verdad? *Dedujo, con un hilo de voz, tras saber las noticias.* ¿Soy yo quien debe competir por el trono? *Aquella noticia repentina, lo hizo hiperventilar y sollozar, asustado. Se dejó caer por la columna hasta acabar en el suelo.*

DAVEN: Puesto que cumplís con la edad reglamentaria, debéis hacerlo. Al igual que vuestra hermana Aeryn. *Asintió.* Y sé que mi opinión aquí no es deseada pero, si el tema en cuestión os asusta hasta el punto de haceros estar por los suelos sollozando, me temo que no tendréis que preocuparos por el trono. *Terminó algo mordaz. *

CYRIL: Nadie os ha pedido opinión, Daven. *Corrigió bruscamente mientras se incorporaba de la columna, avergonzado por su reacción.* Solo le he hecho una sencilla pregunta de sí o no. *Se agachó y recogió la espada que había dejado caer al suelo.* ¿Donde está mi padre?

DAVEN: Su padre se encuentra muy ocupado en estos momentos. Cualquier preocupación puede serme comunicada, yo me aseguraré de transmitírsela.

CYRIL: Mis hermanos, llévame con ellos *Ordenó* ¿Han llegado noticias sobre los Dahl?

DAVEN: Sin duda, vais un paso por delante de mis palabras, mi señor. *Comenzó a caminar para guiar a Cyril* En efecto, nuestra mayor preocupación en el momento es el famoso baile de los Dahl. Sin embargo, aún no hemos recibido noticias de ellos. Esperamos una carta o mensajero en los próximos dos días, de lo contrario, yo mismo viajaré hasta allí como emisario.

CYRIL: Daven, debo pediros un favor.

DAVEN: Sabéis que haría cualquier cosa que me pidiéseis, mi señor.

CYRIL: Manténgame informado en todo momento de la situación. *Pidió mientras cruzaban los jardines*. No me oculte nada por orden de mi padre.

DAVEN: Semejante traición jamás podría cruzar mi mente, mi señor. Aún así, debe recordar que no os sirvo sólo a vos sino a la familia Valeryan al completo. *Llegaron hasta la torre principal, donde el resto de sus hermanos se encontraban. Daven continuaba hablando mientras seleccionaba la llave entre tantas que tenía.* En este instante, las órdenes son continuar con los preparativos para el baile hasta nueva noticia. Además, esta noche debéis vestiros de blanco, pues habrá una cena de luto por el difunto Rey.

N: El joven asintió y entró en la sala. Sus dos hermanas se encotraban en la sala, pero no había rastro de su hermano mayor. Se acercó a los sillones donde estaban.

CYRYL: Aeryn, ¿donde está Vorek? *Preguntó a la mayor de ellas. Agnés era tan pequeña aún que ni siquiera entendía la magnitud de aquello.*

DAVEN: *Lo recorrió un escalofrío, lo último que necesitaba era extender pánico entre la familia.* Será mejor que subamos a su aposento, mi señor. Vuestra tía Zómer tiene planes sobre las prendas de esta noche... *Trató de mantener la calma y hacer como que no oía su pregunta, intentando guiarlo.*

CYRIL: ¿Donde está? *Reiteró crispado. Él sabía que la noticia no habría tenido buena reacción sobre su hermano.*

DAVEN: *Prácticamente, arrastró a su señor hasta uno de los aposentos, empujándolo por delante de sí de la forma más respetuosa que pudo. Aunque sabía que esto lo haría enloquecer.* Mi señor, vuestro hermano no se encuentra es disposición de hablar... *Comenzó a decir con la cabeza baja cuando su señor lo interrumpió.*

CYRIL: Mi hermano no se encuentra en el castillo, no sabéis ni siquiera dónde se encuentra *Gruñó y le dio un empujón a Daven para deshacerse de él. No era estúpido. Estaba seguro de que Vorek andaría en cualquier tugurio del pueblo bebiendo y pagando por mujeres.*

DAVEN: Es cierto. Pero por ese motivo más que ninguno debéis controlaros. *Daven jadeaba algo asustado* ¿Es ese el violento ejemplo que queréis dar a vuestras hermanas? Ya se encuentran asustadas debido a su hermano. Lo mejor que podéis hacer es conservar la calma por el bien de todos. ¿Acaso no os dais cuenta de cuánto os admiran ellas? *Sin haberse percatado, había colocado las manos suspendidas delante de su pecho, como para protegerse de algún modo. Desde su llegada a la casa de los Valaryan, no lo habían golpeado tanto como en su casa de origen, pero tan sólo dos años de paz no podrían eliminar los reflejos adquiridos durante años.*

CYRIL: *Suspiró mirando a Daven.*. Decidle a mi padre que he salido.

DAVEN: Mi señor *Salió acelerando el paso detrás de él, sin llegar a alcanzarlo completamente.* Mi señor, sea prudente por favor. Mi Dios sabe que gran pérdida sería para esta Casa si le ocurriese algo... *Hizo una pausa para respirar, deteniendo también sus pasos.* o a cualquiera de sus hermanos.

N: Pero ya era demasiado tarde, Cyril ya había traspasado la puerta haciéndole caso omiso.

Memorias de HesperiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora