❄️ Cold CEO ❄️

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❄️ Género: Romance | Fluff
❄️ Palabras: 1.2K
❄️ Sinopsis: De un CEO frío y la única debilidad existente en su vida.

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El sonido de la puerta siendo cerrada, seguida de un suspiro que denota cansancio, provocan sin quererlo que una dulce sonrisa se dibuje en sus labios, al tiempo que el capítulo de su novela llega al final y el separador se desliza dividiendo la historia en un desigual reparto de hojas que expresan cuanto ha avanzado en la lectura desde que comenzara, tres días atrás.

Más allá, todavía tumbado en su habitual silla de cuero negro, apostada detrás de aquel inmenso escritorio de caoba, Sehun permanece con el semblante alicaído que ha dominado su cuerpo desde el momento en que el último empleado abandonó la oficina. Luce atractivo, sin embargo, con aquel traje negro que ha combinado con una camisa de igual color y que ha dejado suelta en el primer botón debido a la ausencia de corbata en su atuendo del día.

Desde donde se encuentra, sus danzarines ojos marrones se toman un minuto para apreciar la imagen impoluta que ofrece el CEO de OS Technologies y la sonrisa que antes se ha dibujado en sus labios, se ensancha notoriamente a cada lado de su boca. Por una fracción de tiempo que casi parece transcurrir en la más baja velocidad, Luhan se dedica a contemplar al hombre que continua haciendo esfuerzos por no permitir que el mal carácter lo haga cometer alguna clase de estupidez.

Recorre limpiamente su cabello azabache echado hacia atrás y aquella nívea piel que parece echa de nieve. Se toma un segundo más largo de lo debido para detener su escaneo en la línea tan marcada que traza su mandíbula y el deseo por besar los diminutos lunares que decoran sus mejillas lo asalta como reflejo de un acto que acostumbra realizar. No se detiene en aquel punto y sigue observando desde sus labios delgados y subiendo a su afilada nariz.

Piensa en lo suave que es sentir aquella nariz recorriendo su cuello y las cosquillas que le produce cuando se frota tiernamente contra su oreja. Imagina sus labios siguiendo a la caricia y depositando un tierno beso a la altura de su mejilla, debe permanecer mucho rato sumido en aquella invención porque cuando levanta la mirada y se propone continuar repasando al hombre frente a sí, Luhan termina por encontrarse con aquel par de ojos negros que lo observan fijamente.

Ha escuchado muchas historias sobre aquel par de orbes. Oscuros, fríos, sin sentimiento alguno tatuado en su interior. Las personas que los describen suelen referirse a aquella mirada como un balde de agua helada echado sobre la nuca y un estremecimiento escalofriante recorriéndolos más tarde por todo el largo de la columna vertebral. «Otra forma de conocer el infierno» si no mal recuerda haber escuchado, cierto día que subía a la oficina y se había apretujado al fondo del elevador atestado.

— ¿Listo para irnos, Luhan? — pregunta Sehun desde su lugar, con aquella voz grave que antes ha hecho temblar a su empleado sin elevarse ni una octava y provocando el mismo sentimiento en el castaño que permanece tumbado en el sofá de la salita sosteniendo el último libro que recibió en Navidad.

Con un movimiento afirmativo y una sonrisa apenas pronunciada, Luhan desliza el tomo entre sus manos sobre la mesita frente a él. Volverá luego y entonces querrá tener algo que seguir leyendo mientras espera a que Sehun termine su trabajo. Empieza a andar y siente una especie extraña de tranquilidad cuando el más alto de ambos se inclina para abrir la puerta y dejarlo pasar.

Afuera, el pasillo ha quedado desierto y en la mesa junto a la puerta sólo se encuentra Soo-Young, la asistente de Sehun, quien luce bastante nerviosa cuando su jefe cruza una mirada con ella y extiende una serie de indicaciones relacionadas a la agenda programada para el día siguiente. Manteniéndose al margen del trato entre patrón y empleada, Luhan aguarda lo suficiente hasta que siente la mano de Sehun apoyarse en su espalda baja y un quedo «Vamos» ser murmurado.

Ocupan el elevador que no demora en detenerse e ingresan en la jaula metálica vacía dando media vuelta antes que las puertas se cierren de par en par. Luhan alcanza a encontrar los ojos de Soo-Young puestos en su figura y sus labios rojos comprimidos en un puchero lastimero que refleja el sentimiento que ella siente por él, el chico condenado a pasar sus días unido a una pareja fría y déspota, irascible e indiferente, como Oh Sehun.

O eso es lo que ella — como muchos otros — cree.

— Lamento que hayas presenciado aquello, simplemente no podía dejar que el chico siguiera cometiendo los mismos errores — Sehun dice, con una voz que dista mucho de la frialdad anterior y asciendo un poco más el suave agarre que ejerce sobre su cuerpo. Luhan sonríe.

— Está bien, Hun. No me debes explicaciones sobre cómo haces tú trabajo — responde.

— Seguro, sólo no quiero que creas que todo lo que dicen de mí es verdad — continúa el pelinegro, esta vez con un tono que deja al descubierto la mota de vergüenza que le provoca pensar que el más bajito pudiera pensar que los rumores de pasillo sobre su horrible personalidad, son verdad.

— ¿Por qué haría eso? — Luhan se gira apenas unos centímetros y eleva la mirada para encontrar la de él. La misma sonrisa que ha llevado grabada en los labios desde que lo escuchó suspirar, se ensancha en sus belfos — No es que seas un monstruo, simplemente te gusta torturar a tus empleados, ¿verdad? — bromea.

A su lado, Sehun lo contempla. Observa su cabello cayendo sobre su frente y lo bien que le sienta aquel traje negro. Se toma un corto segundo para admirar su piel tersa y los detalles tan finos que componen sus rostro. El brillo incandescente que ilumina sus ojos y el color rosado suave que da textura a sus labios. Sonríe y cuando lo hace es como si todas las murallas de helada indiferencia cayeran a sus pies y aquellos comentarios que aseguran es un demonio, carecieran completamente de veracidad.

— Claro que sí, Lu. Mi pasatiempo favorito es molestar criaturas inocentes — espeta, divertido y se acerca un poco al contrario, elevando su agarre de su espalda a sus hombros e inclinándose ligeramente para besar su mejilla — Gracias por esperar a que terminara, mi amor —

— No es nada, Hunnie. Todo sea porque cocines la cena — Luhan dice con una sonrisa, apegando lo más que puede la mejilla contra los labios de su novio y pasando un brazo alrededor de su cintura porque le agrada la idea de sentirse muy, muy cerca de Sehun.

Faltan varios pisos para que las puertas se abran y den paso al aparcamiento bajo el edificio, así que Luhan aprovecha y deja la cabeza reposar contra el pecho de Sehun que se asegura de colocarse bien erguido para dejarle el más amplio espacio contra su cuerpo. Porque Sehun tiene un carácter de mierda y es grosero, déspota e irascible con la mitad del mundo. Nunca ha sido un jefe agradable y sabe que sus empleados mezclan el respeto con el miedo que infunde cuando está de mal humor.

Pero Oh Sehun es un hombre como cualquier otro y encontró la fractura en su mundo de hielo cuando compartió el desayuno con el hijo de un importante socio y cayó enamorado de su ternura y las exageradamente descomunales dosis de ternura. Aprendió a mantener la fachada de CEO respetable y ser un turrón de azúcar cuando está con Luhan porque por él, incluso sería capaz de ver el mundo color de rosa. 

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Nubes de Athúcar || HunHan ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora