❤ Small details ❤

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Género: Romance | Fluff
Palabras: 1.1K
Sinopsis: Luhan tenía al hombre perfecto. No por su físico sino por todos esos pequeños detalles que habían conseguido que le robara el corazón.
❤ Esta viñeta tiene doble inspiración y es que, acababa de encontrar el fanart cuando escuchaba 'Nadie como tú' de la Oreja de Van Gogh, así que se las dejo acá abajito para no chocar con la multimedia. Espero que puedan escucharla mientras leen esto y que se sientan tan enamoradas como yo cuando lo escribí.

Acababa de despertar cuando los primeros rayos de luz se colaron a través de las rendijas de las persianas a medio cerrar. Para esos momentos del día, el cielo aún se encontraba teñido de colores muy suaves — que oscilaban entre el rosado y el lila — mientras la temperatura invitaba a permanecer cinco minutos más tumbado en la cama.

Luhan podría haberse tomado exactamente cinco minutos, pero esa mañana en especial, creía merecer al menos diez para disfrutar por completo de un dulce amanecer que no podría haber sido especial, de no haber estado esa persona tendida junto a él. Compuso una sonrisa y se removió suavemente sin ánimos de importunarlo y hacerlo despertar. Tuvo que hacer un poco de esfuerzo para conseguir echarse encima de él y ganarse la mejor vista de un Sehun dormido tras una noche de sexo.

Recordaba haber aparecido de improvisto en la pieza de su novio y la larga charla que mantuvo con él mientras Luhan lloriqueaba y se quejaba porque nuevamente, había discutido con su padrastro. Sehun le había escuchado todo el rato sin dar muestras de enfado — aunque realmente estuviera sintiéndose explotar en el interior — y lo había abrazado con fuerza, hasta que su chico se calmó. Le había llenado el rostro de besos para subirle el ánimo y regalado aquella sexy sonrisa torcida cuando le pidió que le hiciera el amor.

No recordaba alguna cosa que el mayor hubiera pedido y Sehun le hubiera negado y es que, sus amigos solían decir que el de procedencia china lo tenía bien controlado. Luhan no se mostraba de acuerdo por más que los otros insistieran que era un juego, pero ya Sehun le había dejado claro que hacer hasta lo imposible por verlo feliz era lo que sus amigos no mandilones denominaban como haber sido domado. Y Sehun hacía realmente muchas cosas por verlo sonreír.

Repasando con cuidado los detalles de su rostro, desde su frente descubierta cuando el cabello oscuro le caía hacia atrás y el puente recto de su nariz hasta la forma afilada de sus mejillas, el grosor apenas notable de sus labios y esa impresionante línea que describía su mandíbula; Luhan era capaz de advertir lo que Baekhyun le había señalado el día que lo conoció.

«Fue tallado en mármol por los mismos griegos» recordó. Siempre había sabido que su novio era un sueño pero verlo ahí, tan vulnerable y tan descubierto, hacía que corroborara lo que el mundo pensaba cuando miraba a Sehun. Que suerte que sólo Luhan pudiera tenerlo para él solo.

— Nadie como tú, Sehun — murmuró, al cabo de un rato de estar pasando su dedo por los contornos de su rostro.

Incluso si había intentado mantener el pensamiento alejado, Luhan podía escuchar las palabras de su padrastro. El asco con que se había referido al hablar de su orientación sexual y la mierda que había escupido cuando llevó a su novio a colación. Lo había insultado hasta el cansancio, pero nunca sintió sus palabras tan dolorosas como cuando las dedicó hacia Sehun.

«¿A dónde crees que te llevará un muchacho sin visión? Ese marica de mierda nunca llegará a madurar y tú serás el que cargue con toda su mierda cuando se vuelva a mirarte y descubra que no cumplió ningún sueño por tontear contigo. Hay cientos más putos como tú y no pudiste lamerle los pies a uno mejor que ese»

Su madre le había pedido que se fuera antes de atinar un puñetazo al rostro de aquel idiota. Y Luhan se había ido, tomando su mochila y cerrando de un portazo. Ni siquiera le había gritado de vuelta o había prometido que no volvería, porque podía más su ansía por dejar ese lugar y darle la espalda a la mirada despectiva de aquel bruto ignorante.

Detuvo el dedo sobre la punta de su nariz y lo observó largamente, sintiendo el llanto acumularse en sus ojos. No iba a llorar más. Le había prometido a Sehun no llorar más un ser tan despreciable y pensaba cumplirlo como el otro cumplía todas esas cosas que le pedía. Dejó un beso en su barbilla y se apartó a tiempo para verlo componer una sonrisa.

Por un breve momento, Luhan creyó que acababa de despertar, pero su respiración acompasada le dejaba muy claro que Sehun dormía. Repasó sus cejas pobladas con el mismo dedo que había estado usando y se aprovechó de su posición para acariciar también la mata tupida que eran sus pestañas negras. No podía creer que la suerte que tenía al haber encontrado un chico como él y el honor que este le daba amándolo como lo hacía.

No podría decírselo y echárselo en cara pero su padrastro se equivocaba. Luhan había encontrado al hombre perfecto en Sehun no porque fuera un dios griego de carne y hueso sino más bien por esos pequeños detalles que muy poco veían al mirar a su novio. Y es que, Sehun era sueños y era metas. Era determinación por licenciarse como Abogado e ímpetu para costearse una vida sin el apoyo de su madre.

Era visitas al hospital donde la señora Oh yacía en estado vegetativo después de un duro accidente y poemas susurrados tras cambiarle las flores que adornaban la habitación. Era besos desesperados cuando creía flaquear y Luhan lo abrazaba como queriendo contener sus preocupaciones y sus miedos entre sus brazos para que estos no desbordaran y se abalanzaran contra el amor de su vida.

Sehun era palabras no dichas que no necesitaban ser expresadas porque su chico era capaz de comprender lo que decía incluso en el silencio más sepulcral. Era manos unidas cuando andaban por el campus y se dejaban caer en los jardines para ponerse a estudiar. Era todo espalda ancha y brazos fuertes para levantarlo del césped y llevarlo cual mochila hasta su habitación en la residencia y abrazos cálidos cuando decidía terminar sus deberes mientras acunaba a Luhan entre sus brazos, solo para asegurarle el más reconfortante de todos los sueños.

— ¿Por qué tú? — Luhan era bastante consciente que Sehun no le escuchaba pero él mismo le había dicho que incluso dormido, las personas eran capaces de procesar lo que ocurría a su alrededor así que esperaba, realmente lo hacía, que en medio de toda su nube de sueños su chico estuviera prestándole aunque fuera una poquita de su atención.

— Es porque tú sabes hacerme sentir en paz conmigo mismo y con el mundo. Porque me haces olvidar el miedo que me da mirar la oscuridad. Porque solo tú lo puedes entender y solamente tú lo podrías creer —

— También eres tú. Solamente tú, Luhan — Sehun suspiró. Tenía los ojos cerrados como si continuara soñando, pero sus manos se habían levantado para aferrar a Luhan entre sus brazos.

Percibió su sonrisa cuando dejó un beso sobre sus labios y escuchó el latir de su corazón cuando se acomodó sobre su pecho y se abrazó a su cuerpo. No sabía si Sehun había despertado solo para hacerlo sentir mejor, pero sabía, que eran esos detalles los que hacían que Luhan lo amara con todo su corazón. 

Nubes de Athúcar || HunHan ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora