Sin Pecado Concebido

El Accidente

Capitulo1.-

 

El accidente

Eran las 3 de la mañana, Draco Malfoy se dirigía a su mansión en compañía de su joven esposa, con la cual habían acudido a la reunión que año tras año se celebraba en los jardines de la gran Escuela de Magia y Hechicería,  Hogwarts.

Los tiempos eran mucho más fáciles que antaño y habían estado rememorando los años que pasaron bajo el cobijo de aquellas paredes de piedra, que fue su hogar por tanto tiempo. Entre copa y copa hablaron de su vidas, de la vivencias que tuvieron, compartiendo reconfortables risas llenas de nostalgia.

Astoria Greengrass ahora Malfoy le había dado la sorpresa a su esposo de estar embarazada, ya se había confirmado la buena noticia, por medio de los medios convencionales mágicos, además de los más sofisticados aparatos muggles que el dinero puede pagar; que estaba esperando dos bebes, mellizos. Tenía muy poco tiempo de gestación, apenas 4 semanas, estaban muy contentos y ambos habían decidido que querían tener lo mejor de los dos mundos, el mágico y el muggle dejando atrás los viejos prejuicios del linaje y la sangre, razón por la cual se atendía de manera simultánea con un sanador de San Mungo y un reconocido ginecólogo del mejor hospital en Londres.

Las diferencias entre casa habían desaparecido. Ahora todos en la fiesta disfrutaban de encontrarse con sus viejos amigos y compañeros los cuales después de años de no verse platicaban sobre los distintos rumbos que habían tomado, vaya que las cosas habían cambiado, bastaba ver las parejas que se encontraban disfrutando de tan ameno momento; a Blaise y Ginny Zabini, Theo Nott y Luna Lovegood, Hermione Granger a la cual vio con sorpresa muy cambiada, a Harry Potter y Ron Weasley. Poniéndose al día,  se enteró también que Pansy Parkinson ahora era Medimaga y que trabajaba en San Mungo además de ser la prometida del niño que vivió.

Cuando termino la fiesta todos habían pasado una velada agradable, se despidieron  prometiendo verse con más frecuencia, además quería compartir con sus amigos más cercanos la felicidad que suponía el próximo nacimiento de sus hijos.

Salieron sonrientes del Hogwarts, el futuro lucia brillante para ambos, sin saber que un accidente les cambiaría la vida.

Transitaban por la carretera, cuando de repente un venado cruzo repentinamente justo frente a su vehículo, haciendo que Draco perdiera el control al tratar de esquivarlo, las llantas patinaron provocando que dieran varias vueltas antes de estrellarse de lleno en uno de los árboles que se encontraban a los laterales de carretera.

Con la fuerza del impacto y a pesar de ir asegurados con los cinturones, ambos salieron muy mal heridos, el lado más dañado era el del copiloto, que era la parte que se había impactado contra el tronco del árbol, por tanto la más perjudicada por el choque fue Astoria. La pelinegra tenía un golpe muy  fuerte en la cabeza y parte de la estructura del mismo auto, incrustados en su cuerpo; Draco por su parte tenía cortes profundos en la cabeza así como su brazo y una pierna fracturados.

El accidente había paralizado el tráfico, y muchos conductores habían parado para ver lo ocurrido y a ayudar a los heridos. Hermione que iba transitando por esa misma carretera y vio lo sucedido, asustada no había dudado ni un momento en detenerse para ayudar en lo que fuera posible, sin saber que los accidentados eran Draco y Astoria. Su sorpresa fue grande cuando  descubrió quiénes eran los implicados en aquel aparatoso choque.

La castaña pidió ayuda inmediata y fueron trasladados al hospital más cercano, en el trayecto Draco había tenido que ser sedado por la contusión que tenía en la cabeza, los paramédicos temían que debido al golpe tuviera una hemorragia interna que le provocara alguna secuela importante. En cambio Astoria debido a su estado estaba consciente, no había podido ser sedada temiendo por el bienestar de sus pequeños, por esa misma razón Hermione se había ido con ella en la ambulancia, tratando de tranquilizarla. No contaba con que la joven Señora Malfoy utilizaría ese tiempo para hablar con ella a pesar del gran esfuerzo que eso suponía, sabiendo que su tiempo se estaba acabando.