Capitulo 15 La hora de la comida Drama en casa de los Malfoy

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La hora de la comida es para muchos padres uno de los peores momentos del día. Algunos niños se niegan a comer sin motivo, tal y como le ocurre a Anthares, que es capaz de eternizar la hora de la cena. La pequeña les planta cara a sus padres, que desesperados no saben cómo conseguir que su hija coma. Ni los castigos ni los gritos surten efecto y lo único que consiguen es que la cena se convierta en uno de los momentos más desagradables del día.

Hermione y Draco no saben lo que es disfrutar de una cena en familia. Su hija se niega a comer y les desespera convirtiendo la cena en una guerra entre padres e hija, lo más curioso del caso es que Scorpius solo ve y ríe....

- Por Merlín Draco enserio tuvieron que hacer tanto mugrero?, solo les pedí una cosa, que no fueran a entrar en la cocina – decía una Hermione totalmente histérica a voz de grito

- Amor, no fue culpa mía enserio, Blaise fue el que ocasionó que toda la comida saliera disparada de la liscuadora esa – decía mirando a Blaise con los ojos como hielo, en cambio Blaise lo que estaba mirando era a su esposa la cual no estaba de tan buen humor

- Es licuadora Draco LICUADORAAA...-Gritaba Hermione con los dientes apretados

La casi nueva señora Malfoy aunque aún no se casaban se encontraba tan enojada que tampoco se dio cuenta de que sus hijos nuevamente hacían magia, ya que sus primeros brotes estaban algo descontrolados, habían pasado ya aproximadamente dos horas en los que solamente se oían los gritos de Hermione en la cocina, hasta que el ruido del agua salía por los grifo

Acababan de presenciar según las palabras de la castaña, el primer brote de magia de sus bebes, según pensamientos del Rubio y su compinche (Blaise) era la segunda vez que sucedía, eso mato por completo cualquier discusión que la casi Sra. Malfoy tuviera, al menos frente a sus hijos.

POV Hermione

Desde que fui madre por primera vez son muchos los artículos especializados en crianza y educación que me he echado al coleto. Con algunos estoy de acuerdo y otros me parecen un montón de despropósitos unidos por puntos y comas. Y no siempre.

Casi todos tienen algo en común, el niño como centro indiscutible de todo, como principio y fin de la historia, motivo de desvelo, orgullo y existencia. "No debes", "Nunca hagas", "El niño necesita", "El niño espera de ti", un sinfín de imposiciones, juicios y órdenes que asfixian a la madre reciente, y a la experimentada también, y las dejan solas a merced de la estrechura cada vez más grande entre dos losas: sus deberes como las hijas que siempre han sido y sus obligaciones como las madres que ahora son.

Como intuyo que ya hay pensadores que velan por los derechos de los más pequeños para evitarles el desamparo producido por una madre que no piensa en ellos las 24 horas del día sin interrupción, yo hoy defiendo los derechos de la madre, esa señora joven aunque no lo parezca y traslúcida porque nadie la ve, que acompaña al menor a cada sitio a donde va.

Una madre debería poder acostarse la primera y levantarse la última. Y luego llamar a su madre o suegra para contárselo sin temor a las críticas. Ahí, con orgullo, sin temor al qué dirán ni pánico por no llegar a la nota de corte.

Debería poder decir NO, no te lo doy, ahora no, porque es mi comida, mi tiempo, mi paraguas, mi ahora, mi vida. Te quiero, pero no te lo doy. Ni siquiera de escudo. Hoy no.

Una madre debería poder coger la puerta e irse, siempre que quiera y necesite respirar. Y al hacerlo tener la seguridad de que deja a sus hijos bien cuidados, con algún miembro de la familiar que decida ejercer por unas horas y por iniciativa propia, sin sables de por medio, no con un padre que desconoce el mundo muggle y un padrino que se cree conocedor de todo lo desconocido por magos. La paternidad no es una condena, es un auténtico privilegio.

Una madre debería poder irse a la cama sin lavarse los dientes, comer porquerías y extasiarse de carbohidratos, cenar viendo la tele con los pies sobre la mesa y sentir por unas horas la placidez que da no ser un ejemplo para nadie.

Una madre debería olvidarse de la perfección, de la aprobación, de llegar a ser, debería olvidarse de los consejos pero sobre todo, debería olvidarse de los "debería".

Con estos hombres que se dicen que ellos pueden cuidar a dos niños, deberían de dejarlos mejor algún lugar lejos del cuidado de niños, aunque es gracioso en su momento, después las consecuencias son aterradoras para mí, pero en fin al mal tiempo buena cara.

- Ginny, crees que Blaise enserio está capacitado para cuidar de mis hijos – decía la castaña ya en plan medio dramático, ya que se encontraban limpiando al modo muggle, todo el mugrero que Blaise había ocasionado.

- Tranquila Hermy, es normal que Blaise se comporte asi, desde que fuimos la primera vez, se volvió loco para empezar en el metro, después no lo sacaba de la tienda de tecnología, al graden que hasta su computadora muggle tiene

- Es enserio, no te lo puedo creer y quien se supone que le enseño, porque no es cualquier cosa, mira que sentirse conocedor de todo?, sabes se me está ocurriendo algo – ya empezaba a reírse ella sola de lo que acababa de pensar

- Hay Hermy me da miedo, pero presiento que me voy a divertir correcto?, y eso involucra a dos serpientes verdad?, muero por saber

- Oh créeme que si los involucra, y van a conocer más de los muggles.

Y así la castaña empezó a maquinar el mejor día de adultos en la historia del mundo, esas dos serpientes iban a conocer que era un día en el mundo muggle.



Nota de autora

Hola a los que me leer, gracias por seguir esta historia

Quiero comentarles que debido a que en mi país se acerca el dia del niño y que trabajo en un kínder, ya empiezo a hacer los dulceros (300) desde pintar latas y todo eso, así que empezare a actualizar entre semana, igual y puede ser hasta dos veces por semana, no se me desesperen y en pocos capis ya habrá algunos saltos en el tiempo, pero ates habrá dramione al mil porciento (muy hot), esperamos ya la boda, el primer año y mucho drama

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