Capítulo 8: Un Pequeño Paso

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-¿Cuantos... Muertos a dejado la guerra?.- Edward hizo la pregunta que más le daba miedo hacer. Roy Mustang bajo la mirada y dijo en un susurro.

-Aún no sabemos los datos exactos, pero se piensa que diariamente son 250 bajas o más.

-¿Ya se les informó a las familias?

-Su padre y su hermano están haciendo un gran trabajo en ese aspecto.

-Es bueno escuchar eso, al menos hay que ofrecerles una sepultura digna.

Llegaron a la Cuartel General, Edward bajo del vehículo y comenzó a caminar para entrar por la gran puerta. Los guardias que estaban en la puerta no se molestaron en pedirle alguna identificación, se limitaron a abrir la puerta. Conforme iba avanzando por el pasillo, todos lo miraban asombrados por la visita... En especial una persona que había solicitado su muerte, este último se limito a chasquear los dientes.

-Viejo, Alphonse.- entró como siempre a la oficina principal.

-¡Edward!.- dijeron ambos al mismo tiempo.

-El mismo que viste y calza.- les dedico una sonrisa confiada.- Mierda si que esto se está poniendo muy feo.

-Hermano, ¿Qué haces aquí?

-Vengo a ayudarlos. Escuché de Roy que van a usar a los alquimistas estatales para retener en el norte a Docma.

-Pues si...

-Yo soy un alquimista después de todo. Estoy dispuesto a ir al frente.

-¡Ed no puedes ir! ¿Que le pasara a Winry?

-Yo se que tu la cuidarás en caso de que me pase algo.- le dijo con firmeza.- ella esta conciente del peligro que eso implica, pero esta segura que regresaré.

-... Estás loco hermano. En ese caso, iré contigo.

-Están locos los dos. Ninguno irá.

-Dicen que hierba mala no muere. Iremos los dos, después de todo, ambos podemos hacer estragos en el ejercito enemigo.- dijo Edward con aires de grandeza.

-Nuestros hombres necesitaran una figura para que hagan su mejor esfuerzo. Al tener al Fuhrer peleando junto a ellos, les hará sentir un gran optimismo.

-... Aaaahhhh, quiero arrepentirme de esto, pero tienen razón. Ambos son los mejores alquimistas que tenemos y ¡aaaaaagh! Solamente no se separen mucho de Roy Mustang y del alcance del rifle de Riza Haweye.

-¡A la orden!.- dijo Alphonse con felicidad.

-Ja, no necesito niñeras.- dijo Edward de manera altanera.

Hohenheim se acercó a sus hijos y los abrazo.

-Prometanme que regresarán sanos y salvos.

-Si, padre.- dijeron ambos y le regresaron el abrazo.

-Saldran mañana por la mañana, junto con los demás refuerzos. Se anexaran al pelotón comandado por Roy Mustang, también ahí están nuestros compañeros de Xing.

A Alphonse se le ilumino la mirada.

-Mei...

-Así es, Mei aún se encuentra aquí, solamente que no has tenido tiempo para poder disfrutar con ella de una velada romántica y esas cosas.

-¡¡!!.- los colores se le subieron a la cabeza y siento que le iba a estallar.

-¿Eeehhhh? Así que la linda novia de mi hermanito aun sigue aquí.- le dijo Edward a Alphonse rodeando sus hombros con su brazo y dándole pequeños puñetazos en un costado.- ¡Vamos! Quiero conocerla.

Polos Opuestos II: El Fuhrer y el Alquimista (FINALIZADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora