Capítulo 10: Torbellino De Desconcierto.

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El tren avanzaba rápido por los rieles, de vez en cuando habían pequeñas sacudidas. Todo era nervios en ese lugar, algunos soldados rezaban para que pudieran regresar a salvo con sus familias, otros que ya estaban más acostumbrados a pelear solamente miraban el cielo nocturno por la ventana con la mirada perdida.

Edward y Alphonse no eran la excepción. Si, era cierto que habían sido entrenados por su padre para la guerra, pero era la primera vez que iban a una. A pesar de ser tan de madrugada, no tenían nada de sueño.

-Y bien... ¿Estas nervioso?.- Alphonse intento romper la atmósfera tan pesada. Edward le dedico una mirada nerviosa.

-Si...

-Es la primera vez que te veo así.

-¿Y cuando me case?

-Aaah cierto, ibas a hacer un hoyo en el piso por tanta vuelta que dabas.

-Jajajaja cierto, cierto.

Pero eso no fue suficiente para calmarlos un poco.

-¿Y Mei? ¿Ya hablaste con ella?

-No hemos vuelto a hablar desde que regresé de Xing.

-¿Y piensas salir con ella pronto?

-Supongo que cuando regresemos la invitaré...

-Sabes que Winry y yo te estaremos apoyando.

-Si lo se...

-Tenemos muchas cosas que hacer cuando regresemos a Ciudad Central.

-Si, yo tengo que rehacer las relaciones diplomáticas con Docma y de seguro me espera un cerro de informes.

-Pues, yo no tengo gran cosa que hacer, además, creo que me quedaré una temporada hasta que Winry tenga al bebé. Puede que te ayude en ese tiempo. Ya sabes que no puedo estar sentado sin hacer nada.

-Si, tienes razón. Oye ¿Como llamaran a su hijo?

-Bueno, si es niña, espero que Winry me deje llamarlo como nuestra madre. Si es niño, no tengo un nombre en mente.

La pequeña conversación estaba comenzando a hacerse más casual y los estaba relajando, hasta que el tren dio otra sacudida y alguien abrió la puerta con fuerza haciendo que los dos hermanos se pusieran alerta.

-Bien chicos, vamos a repasar la estrategia.- les interrumpió Mustang. Puso un par de papeles en la mesa frente a ellos. Vio de reojo la cara que tenían ambos chicos.- saben que no tuvieron que haber hecho esto, podríamos hacerlo todo nosotros solos.

-Era mi obligación como Alquimista Estatal.- dijo Edward con voz firme.

-Que clase de gobernante soy si no estoy en el campo de batalla ni en una sola ocasión.- contestó Alphonse con determinación.

-Aaah mierda, ambos son muy tercos. Bueno en fin, ustedes son novatos en esto así que puede que estorben así que se encargarán de dar fuego de cobertura y de ser necesario crear fortificaciones o aberturas que nos permitan retirarnos en caso que nos veamos rodeados.

-¿Y que hay de los rehenes?

-... No sabemos en qué posición están.

-... ¿Tienen los lugares estratégicos de donde pueden estar?

-Seguramente siguen en el monte de Briggs, el clima a estado terrible como para regresar a Docma, además, si quieren intercambiarlos, ese es el sitio más cercano.

-¿No los llevarán con ellos?

-Es poco probable, puede que haya una bala perdida que los alcance, eso significa menos posibilidades de negociar. Saben que nunca dejaríamos a alguno de nuestros militares a su suerte, se aprovecharon de eso.

Polos Opuestos II: El Fuhrer y el Alquimista (FINALIZADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora