Capítulo veintiuno
Katherine y su esposo recibieron a su bebita de regreso, la misma tarde de la audiencia, y con ella en brazos, y en compañía de Harry Dogherty, partieron sin más demora hacia su rancho.
Llegaron ya entrada la noche, en medio de la alegría de todas las personas que les colaboraban, que quisieron celebrar la feliz liberación y retorno de la patrona; Katherine se sentía inmensamente feliz; después de la pérdida de sus padres, había sido su hija y después Mauricio, quienes le habían devuelto la alegría; alegría que luego vio amenazada, a causa de Tanner y Lourdes Dogherty. Esta última ya estaba dónde merecía estar; ahora solo restaba que Tanner fuera atrapado.
-Stone, cuéntame ¿ha ocurrido algo nuevo? – Mauricio aprovechó que su esposa estaba distraída en medio de la gente que la quería, y fue con el capataz un momento al despacho - ¿se sabe algo de Tanner?
- nada patrón; los hombres se han turnado la vigilancia desde que usted marchó el día de ayer; a excepción de un jinete que vieron en la distancia, no se ha observado nada extraño
- ¿comprobaron al jinete?
- fueron tres de los vaqueros, pero no dieron con él
- bien; no hay que descuidar la vigilancia – se levantó y fue hacia la puerta – voy con mi esposa, en cuanto cenemos la llevaré a descansar; fueron dos días complicados
A la mañana siguiente, Katherine despertó sintiéndose renovada, había cenado la noche anterior junto a su esposo y a Harry, y luego se habían ido a descansar; Mauricio se había portado muy bien, la había bañado con cuidado y la había mimado hasta que ella se quedó profundamente dormida; cada día que pasaba, se sentía más enamorada de su esposo; lo consideraba por mucho, el mejor hombre sobre la tierra.
Se levantó para ir por un baño, y fue entonces que se percató de que ya era bien entrado el día; se dijo que debía estar muy cansada para haber dormido tanto; se acercó a la ventana para descorrer las cortinas, y entonces descubrió en el jardín, a Paget sosteniendo una conversación con Harry; se dijo que había algo interesante entre esos dos, tal como se había dado cuenta el día anterior en el tribunal.
Se lavó y se preparó para salir; entonces escuchó golpes en la puerta; fue hacia allí sin demora, solo para encontrarse con Helen que venía por la bebita
-mi niña, la señorita Miranda ha llegado en compañía del señor Alejandro, se ven bien juntos – Katherine no quiso preguntar sobre ese particular
- ahí te la encargo Helen, no te separes de ella – le recomendaba a Anna Victoria
- descuida mi niña; no dejaré sola a esta preciosidad – Katherine corrió para ver si su deseos sobre Alejandro y Miranda se habían hecho realidad
- hola Alejo – dijo saludando con un beso en la mejilla a su cuñado – Miranda, que bueno que estén aquí
- yo las dejo, debo hablar con mi hermano – dijo Alejandro después de los saludos; besó a Miranda en la boca y se alejó
- ¿ustedes dos...? – Katherine veía a la otra chica con picardía pero también muy a favor de lo que sucedía entre ella y su cuñado
- nos hicimos novios ayer; luego te cuento el asunto de la joven que lo besó en el tribunal ¿dónde está Paget? Quiero hacerme también amiga de ella; estos días anteriores en que la traté, me dio una buena impresión
- vamos a buscarla; podemos ir a cabalgar. Es una excelente mujer, en lo particular, la considero mi amiga – salieron las dos hacia los jardines, dónde Katherine había visto a Paget hacía un tiempo.
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DESDE SIEMPRE EN MI HISTORIA...
RomanceKatherine Lancaster regresa a casa, en medio de una gran tristeza a causa de la muerte de sus padres; ella estaba culminando sus estudios en un cantón de Suiza, y recibió la noticia, cuando ya el deceso había ocurrido; por más que lo intentó, no...