Capítulo seis
En cuanto estuvieron en la habitación, con la pequeña; Katherine puso a la niña sobre la cama y procedió a atenderla; le gustaba encargarse ella misma de su aseo personal y sus cuidados. Mauricio las observó complacido, sintiéndose afortunado por la suerte que tuvo su hija, al ser encontrada por una mujer como la que ahora era su madre. Entre más las veía y lo pensaba, más se decía que debía conquistar el corazón de Katherine; debía lograr que su matrimonio, fuera más que un convenio por la seguridad de la niña; después de todo, a él ella le gustaba, más de lo que recordaba que otra lo hubiera hecho antes.
-necesito aprender todo lo que tu ya sabes; me llevas cerca de dos meses de práctica – le dijo a ella, viéndola con atención
- te confieso que aún me pongo nerviosa al hacerlo; es tan pequeña y tan suave, siempre temo lastimarla – terminó de ponerle ropa seca y limpia y luego de envolverla en sus mantas, la puso en los brazos de su padre; la pequeña estaba tan despierta y emitía pequeños gorjeos que a Mauricio le llegaron al corazón produciendo dentro de él, una ternura muy grande; jamás antes de ese día, creyó que algo así pudiera suceder
- tienes razón; es difícil no pensar en que se puede romper en algún momento – la sostuvo contra su pecho y la pequeña que había guardado silencio al oír la grave voz de su padre, volvió a balbucear; entonces Mauricio le habló – así es pequeña, soy tu padre y me siento el más afortunado de los hombres por tener en mi vida a las dos mujeres más hermosas de toda la región – la pequeña parecía estar muy interesada en lo que su padre decía; Katherine por su parte, observaba a su esposo y no podía dejar de pensar en lo guapo que era y al oír el cumplido, una pequeña sonrisa ilusionada, hizo su aparición
- ¿crees que estarás bien mientras me doy un baño – él solo levantó la vista un par de segundos y luego la regresó a su hija
- lo intentaré; ve tranquila – ella se metió al cuarto de baño y Mauricio se quedó conversando con su pequeña. Media hora después Katherine regresó y encontró a Mauricio sentado en la cama, recargado en el cabecero, sosteniendo a la pequeña contra su pecho – esta hermosa damisela tiene mucho que decir; no ha parado de hablarme, creo que ya me tiene en sus manos – dijo evitando ver mucho a su esposa, quien estaba cubierta por una bata de seda color marfil, que le daba cerca de la rodilla – creo que es mi turno de tomar un baño ¿crees que aún esté despierta cuando salga?
- es posible; algunas veces elige la noche para permanecer despierta por algunas horas – respondió; luego agregó – no tienes nada en casa...
- no te preocupes, Alejo pensó en eso y me ha traído algunas cosas – le entregó la niña y él fue al cuarto de baño. Cuando regreso minutos más tarde, usaba un pantalón de pijama y todo su torso estaba desnudo; tenía un cuerpo que dejó sin respiración a Katherine, quien logró mantener sus ojos en la bebita, apartándolos del bien trabajado cuerpo de su esposo – ¿pensaste en dónde voy a dormir esta noche? – ella levantó la vista solo un momento, pero de verdad le era difícil concentrarse viendo a Mauricio de esa guisa; jamás había visto tan de cerca a un hombre como él; los de la televisión no contaban para nada; esto era reala, él era real y estaba demasiado cerca para su cordura; sus sentidos parecían querer enloquecer; cuando consiguió su voz para responder, se escuchó un tanto extraña
- creo que debemos dormir en la misma cama, imagino que no ha de ser difícil; sin embargo pondremos un muro de almohadas entre nosotros ¿Qué te parece? – él la estaba viendo, se había dado de cuenta que ella evitaba verle demasiado
- ¿ocurre algo?
- ¿a que te refieres? – levantó la vista y lo descubrió observándola con algo de picardía, entonces supo a que se refería él
ESTÁS LEYENDO
DESDE SIEMPRE EN MI HISTORIA...
RomanceKatherine Lancaster regresa a casa, en medio de una gran tristeza a causa de la muerte de sus padres; ella estaba culminando sus estudios en un cantón de Suiza, y recibió la noticia, cuando ya el deceso había ocurrido; por más que lo intentó, no...