Parte 6

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Abrió la puerta de la habitación donde se había hospedado, arrepintiéndose de tener que estar lejos de Sergio. No hubiesen querido separarse, pero ella tenía que ducharse y cambiarse de ropa. No dejaba de pensar en el viaje que harían ese día, y por qué le hacía tanta ilusión a Sergio que fuesen a ese sitio en especial. Estaba sumamente feliz, y le encantaba saber que él disfrutaba tanto de su compañía como ella de la de él. Dejó el abrigo y el bolso sobre la cama y sin percatarse de nada a su alrededor se despojó de su vestido y se metió a la ducha.

El silencio arrinconaba las corrientes airosas de la habitación, mientras los fuertes sonidos de las gotas de agua irrumpiendo en el suelo tensaban todo el ambiente. Después de 15 minutos ella salió envuelta en una toalla, anudada sobre sus senos. El frío desconsolado hacía que su piel se erizara y su cuerpo se apresurara por buscar abrigo. Se acercó un minuto a la cama para buscar su móvil, y entonces vio el flamante ramo de rosas sobre una mesa al costado. Aquello la extrañó. Las tomó en sus manos, casi que con trabajo. Era un ramo extremadamente grande y hermoso, las rosas en su totalidad, parecían querer burlar el color de la sangre. En el inferior de este, se notaba una pequeña nota, tenía un número telefónico y abajo la escritura de una frase:

"Esclavo quedo, en la lumbre de tus ojos"

Su semblante mostraba más incertidumbre que gusto. Aunque le había agradado el regalo, tenía la sospecha de que aquellas flores fueran de Mario, y eso no le hacía mucha gracia. Volvió a leer el número y se cersioró de que no fuera el de Sergio. Desilusionándose un poco de esto, pues sabía que no había sido él, pero no negaba que le encantaría que la sorprendiese con un regalo así. Cerró la nota y la tiró a un lado, haciéndole caso omiso al regalo. Le había parecido un detalle bonito, pero no la había impactado, sobre todo porque las rosas rojas nunca fueron mucho de su tipo. Eran la clase de flores que a toda mujer enloquecía y por eso a ella no le llamaban la atención. Terminó de arreglarse y bajó pidiendo un taxi.

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Hacía ya rato que estaban caminando abrazados, disfrutando del hermoso paisaje que tenían a su alrededor. Sergio la había llevado al corazón de un hermoso pueblo turístico, poblado de museos, tiendas y construcciones antiguas. Todo aquel lugar parecía de cuento, y recostada a sus brazos mientras se deleitaba con la vista de los más hermosos lugares, la hacía creerse dentro de un sueño, uno del que nunca quisiera despertar. Almorzaron en un restaurante exótico con vistas al mar, en el que les atendió una gentil mujer, de la cual ambos se hicieron muy amigos. Esta, entre pedido y pedido, les fue contando un breve relato acerca de la importancia de aquel pueblo en la isla, y el por qué se conservaba tanto su historia.

Tras varias horas de recorrido, de visitar monumemtos, hacer amistades y mimarse mucho, por fin llegarían a la joya del viaje. Se dirigieron hacia un pequeño bar, que quedaba justo en frente de un puerto marítimo, donde habían a la venta gran cantidad de barcos lujosos. Ambos fijaron hacia ahí la vista y él se apegó a su espalda y la abrazó por la cintura. Estaban felices, apreciando juntos aquel estético paisaje.
- Es esto lo que tanto querías que viera - Preguntó ladeando la cabeza y desviando la mirada hacia su boca.
- Sé que no parece gran cosa, pero para mí es importante.
- ¿Por qué?
- Porque me trae recuerdos. Cuando vine por primera vez aquí, me quedé tan fascinado con la estructura de muchos de los barcos, que incluso me  planteé comprarme uno.
- ¿Y por qué no lo hiciste?
- Porque fue la primera cosa que decidí que íbamos a hacer juntos cuando nos volviésemos a ver. Quería que fuese decisión de los dos.
- ¿Cómo estabas tan seguro de que nos volveríamos a ver?
- No lo estaba, pero lo esperaba, o más bien lo necesitaba. Te necesito Raquel, y no lo hice solamente este año, te he necesitado toda una vida.
Él mismo se estaba sorprendiendo con la fluidez con la que brotaban las palabras de su boca. Nunca había sido muy expresivo respecto a sus sentimientos, pero con ella estaba aprendiendo rápido. Con cada palabra la enamoraba más, y ella no pudo hacer otra cosa que corresponder a esa frase con un beso desgarrador que por más que quisiese no podía expresar todo lo que sentía en ese momento.
- Entonces vamos a hacerlo, vamos a comprar uno. Que sea como nuestro pequeño refugio dónde podamos escondernos solo nosostros dos. - Dijo ella respirando sobre sus labios.
- Vale, uno será nuestro entonces. - La giró hacia él y se pegó a sus labios, bañándose con la fría brisa del mar que despeinaba sus cabellos y golpeaba sus cuerpos.

❤C. O. N. T. I. G. O.//serquel_time // La Casa de Papel_fanfic❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora