Parte 9

1.1K 49 23
                                    

Sabía que Raquel era un tanto paranóica para ese tipo de cosas así que prefirió no decirle nada. Por supuesto que él no lo dejaría pasar por alto, era obvio que alguien había osado en espiarla en su propia casa y para hacerlo peor, estando ella semidesnuda. Sentía como toda la sangre que circulaba por su cuerpo se concentraba por completo en sus puños, jurando encontrar al desgraciado que se había atrevido a degradar a Raquel de ese modo. No sabía si los restos de droga que había encontrado fueron dejados por motivos de despiste o a propósito, pero lo que sí afirmaba era que ese sería su pista inicial. Guardó la pequeña bolsa en uno de sus bolsillos y regresó a la casa como si nada.

- Cariño - Se sobresaltó acercándose a él. - Y bien..¿has visto algo? - Le dijo poniendo ambas manos a los costados de su rostro apremiándolo con esa mirada dudosa pero tierna a la vez, que tanto lo derretía.
- No, no he visto nada. Ya te lo he dicho mi amor, te has de haber hecho la idea, porque allá afuera no hay nada que no hayamos visto antes.-
Ella frunció el ceño no convenciéndose de sus palabras. Sabía lo que había escuchado, y aunque quería convencerse de que había sido todo un mal entendido algo en su interior la hacía dudar.
- No sé Sergio, creo que hay que tener cuidado.
- Créeme todo está bien. Confías en mí ¿no? - Le acarició la mejilla repasando con un dedo su labio inferior.
- Sabes que sí. - La tomó del mentón y le dio un beso húmedo en los labios. Confiaba en él, claro que lo hacía, pero aún así eso no la tranquilizaba.

***********

Llegó al bar del centro donde se reunía cada sábado en las noches. Ahí en la mesa del fondo, estaban como de costumbre, el reducido círculo de amigos con el que siempre quedaba para jugar póker, embriagarse hasta el cerebro y poco más. Apenas si se acercaba a la mesa y ya no se respiraba más que intensas bocanadas de humo tóxico, que hacían perfecto juego con el desorden de alcohol y dinero que había sobre la mesa. Se unió a la festiva reunión saludando en ademán rápido a todos.
- ¡Joder macho!, ¡qué este sí es mi día! - Alardeaba el barbudo canoso que portaba una cantidad obscena de tatuajes en la largaría de sus brazos, mientras arrojaba con seguridad una carta y hacía tambalear la madera. A su lado estaba sentado su amigo más cercano, el mismo que lo jodía tanto cuando quería algo. Su mirada previamente parecía estar totalmente enfocalizada en la hilera de cartas que tenía ante sus ojos, pero su vista se desvió cuando vio entrar a Mario por la puerta. Ahora sólo tenía una cosa en mente, y era sacarse de una vez aquella duda que lo carcomía desde hace rato.
- Mario, ¿podemos hablar un momento?. - Dijo removiendo el tabaco en su boca mientras el humo opacaba su rostro.
- Claro. - Bebió de la botella y se levantaron ambos de la mesa acercándose y recostándose a la barra. - ¿Qué ocurre?
- Ese tipo...el que saludaste en el bar, ¿de dónde lo conoces?
- ¿Te acuerdas de esa tía tan guapa que te dije que conocí en el aeropuerto?
- ¿A la que por poco te follas con la mirada? Claro que me acuerdo, si no haces más que decir cuánto te pone.
- Pues él es amigo suyo. Se llama Oscar. Pero por qué lo dices.
- Porque yo también lo conozco y no creo que sepas con exactitud quien es.
- ¿A qué te refieres? Juntó las cejas notando una sensación extraña en su interior.
- Pues para empezar no se llama Oscar sino Sergio.
- ¿Sergio? ¿Qué dices? Creo que te estás confundiendo.
- Que no, que sé lo que digo. Le he estado dando vueltas y al fin me acordé. Mi primo, el de Rusia, el de la barba y ojos claros ¿te acuerdas? Trabajó con él. Es uno de los criminales fugitivos más buscados en España, búscalo en internet y verás como sale.
- ¿Estás seguro, Alfonso? Esto es muy serio.
- ¡Qué sí te digo!, podré ser un borracho atónito, pero no soy idiota ni tengo alzheimer.
Notó una furia que lo invadió de imendiato. Si había algo que no le gustaba a un pillo como él era que le tomasen así el pelo. Aún así no sabía qué pasaba con él, pero aquel comentario hizo que su exitación por Raquel no hiciera más que crecer. Se sentía un obseso en potencia y no sabía cuándo parar. Odiaba la idea de que ella pudiera estar con ese hombre, ese que le pareció tan inocente y gentil al principio. No le importaba en lo más mínimo su identidad o pasado pero como se pusiera en medio de su plan de "conquista" entonces no habría mas opción que tener que eliminarlo del juego.
- ¿Será que Raquel también lo sabe?
- No lo dudo. Amigo, lamento decirte esto pero...la tía buena y el gafitas te han visto la cara de idiota.
Eso nunca, pensaba. Había ido a espiarla unas horas atrás y se había extasiado hasta la punta con la exquisita vista de su cuerpo que había tenido la oportunidad de presenciar. Pero a pesar de estar prácticamente desnuda en una casa totalmente ajena nunca supo rastro de él. Era obvio que le había mentido con eso de despejar la mente y pasar unas vacaciones, ella había ido a Palawan para ver a alguien en especial, y él se encargaría de averiguarlo.

**********

Se había quedado hipnotizado viendo aquel placer empolvado entre sus dedos. A pesar de no haber hecho en toda la noche ningún comentario al respecto, no había podido sacarse eso de la cabeza, a aquel hijo de puta cuya identidad desconocía pero aún así no había dejado de atormentarlo. Veía como Raquel a su lado se retorcía sobre las sábanas, ladeando la cabeza y volteando una y otra vez como si algo la incomodase. Hacía rato que estaba haciendo eso y él lo había ignorado, pero ya era demasiado y sentía curiosidad por saber qué le pasaba. Le acarició el brazo y besó su hombro haciéndola abrir los ojos al fin.
- ¿Te he despertado? - Le preguntó ella sentándose y poniéndose a su altura.
- Ya estaba despierto. ¿Qué te pasa? ¿Por qué no duermes?
- No es nada, de verdad. Es que he tenido una pesadilla. Ha debido de ser eso.- Sabía que mentía, pero no quería decirle que seguía preocupada por lo de antes, estaba segura de que Sergio se lo negaría todo y la trataría de loca, y eso en esos momentos era lo último que necesitaba. Se pegó más a él dibujando con sus dedos una fina línea en su pecho y besándolo con ternura. Quería aliviar un poco el ambiente entre ambos.
- Raquel, el tal Mario ese, me estuvo hablando de un supuesto negocio de dulces que tenía. ¿Tú sabes algo de eso?
A ella le extrañó un poco la pregunta. No entendía a qué venía ahora ese comentario tan fuera de contexto. Enrolló un poco los ojos tratando de acordarse.
- Um...sí él me contó algo, pero no hizo mucho énfasis.
-

Pero te dijo al menos qué productos vendía
- No, solo me habló del éxito que tenía y así. Pero nada más. ¿Por qué lo preguntas?
En su mente estaba maquinando un poco las cosas. Era el tipo de persona que nunca se deshacía de un pensamiento una vez que le entraba en la cabeza, y tenía una habilidad increíble para atar cabos sueltos. No podía negar que al principio no le dio ningún tipo de importancia, ni siquiera le había prestado demasiada atención cuando él le habló del tal negocio. Pero ahora dudaba de todo, sobre todo porque nunca había oído hablar de ninguna empresa que se dedicara a eso en toda la ciudad. Hasta donde sabía todos los productos referentes a dulces, pasteles y ese tipo de cosas eran importados de otros lugares del país. Odiaba tener que mentirle a Raquel en la cara pero no podía permitir que ella se viera involucrada en todo esto, además no quería asustarla.
- No, por nada, es solo algo que se me vino a la mente y me dio curiosidad.
- Ah bueno...¿A dónde vas? - Se apresuró en preguntarle cuando vio que él se levantaba de la cama y se dirigía hacia la puerta.
- Voy a por un vaso de agua. Intenta volver a dormir, yo vengo en un momento. - Cerró la puerta viendo como última imagen de la habitación como ella le daba la espalda y volvía a cubrirse con la manta recostándose sobre la almohada.

-

Se dirigió hacia la cocina, efectivamente, pero no a tomar agua sino a realizar una llamada. Marcó el número en pantalla, colocó el móvil en su oído y esperó unos segundos.
-...¿Sí?
- Javier, hola soy yo, Salvador. ¿Te acuerdas de mí?
- ¡Ah! ¡Salva tío!. ¡Cuánto tiempo! No nos vemos desde hace como seis meses. ¿Está todo en órden?
- Sí, sí, todo bien, pero necesito pedirte un favor.
- Lo que sea. Dime, ¿qué necesitas?
- ¿Estás trabajando ahora?
- Sí, estoy aquí en la comisaría.
- Ah vale. Necesito preguntarte algo. Tú sabes por casualidad si hay alguien aquí en la ciudad que sea dueño de una empresa de dulces, o que se dedique a algo parecido.
- No que yo sepa, hasta donde sé ese tipo de mercancía es sólo importada. No obstante puedo buscarte información si quieres.
- Te lo agradecería mucho.
- Vale, ¿algo más?
- No, es todo.
- Muy bien entonces te llamaré sin consigo algo. Nos vemos.
- Adiós y gracias otra vez.

Colgó la llamada creyendo cada vez más cierta aquella teoría que tenía. Si era verdad, y ese tipo tenía algo que ver con todo eso, juraría por su hermano que iba a matarlo.

***********

Y ESTE FUE EL 9no CAPÍTULO.
COMO SIEMPRE ESPERO HABER LLENADO SUS ESPECTATIVAS Y TENER EL PRIVILEGIO DE CONOCER SUS OPINIONES AL RESPECTO.
ME ENCANTARÍA QUE ME CONTINUASEN ACOMPAÑANDO EN ESTA PEQUEÑA AVENTURA.

MUY PRONTO EL PRÓXIMO CAPÍTULO

💖❤GRACIAS POR LEERME❤💖

❤C. O. N. T. I. G. O.//serquel_time // La Casa de Papel_fanfic❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora